Drake:
En esa misma mañana luego de esperar hasta el mediodía en la enfermería para poder ver a Lucy; por fin me permiten hacerlo poco después de que se haya despertado. Me acerco a su camilla, y allí se encuentra con Kevin a su lado conversando con ella.
—¿Tampoco fuiste a clases? —le pregunto al llegar a donde están.
—Estás en lo correcto, estuve esperando por los pasillos de la enfermería. —responde, y sigue viendo a Lucy. Yo también lo hago.
—Después de todo, has sido muy valiente y fuerte. —le digo cuando tenemos contacto visual—. Es cierto que fue una idea descabellada, pero nos salvó de unos cuantos años de Ameba y sus métodos para cuidarnos. —muestro una expresión en el rostro chistosa, y consigo hacerla reír.
—Algo que nunca viste es que, cuando estábamos afuera, Leo y Boonie estaban discutiendo por creer que habían derrotado a un enemigo más fuerte. —cuenta Kevin, y los tres nos reímos—. Esos dos jamás habían tenido tanta rivalidad.
—Jajajajaja, ciertamente, en eso estaban. Apenas podía verlos. —confiesa Lucy, tapando su boca con la mano mientras ríe—. Pero no me hagan reír, aún me duele la herida.
—Me sorprende que Lizz no pudiera curarte rápidamente, tardó horas. —comento extrañado mientras me siento en una silla al lado de la camilla.
—El veneno ya había durado mucho tiempo afectándome al igual que la herida. Si se hubiese tratado al instante, hubiera sido muchísimo más rápido. —me explica Lucy, y los tres notamos que está entrando Prometheus a la enfermería, y que se dirige hacia nosotros.
—Señorita Burmeister, ¿cómo se encuentra? —le pregunta a ella al pararse en frente de la camilla.
—Si continúo descansando, de aquí a mañana o en dos días podré volver a clases sin pro-ble-mas. —responde con una linda sonrisa en su rostro.
—Me alegra saberlo. —confiesa, y le devuelve la sonrisa amablemente—. Quisiera informarles algo importante que deben saber, y que puedan hacerle llegar esto a sus otros dos compañeros. —agrega, y saca una hoja carta doblada de su bolsillo.
—Vale, se lo diremos cuando salgamos de la enfermería. —le informa Kevin con expresión seria, ya que así como nosotros dos, él tampoco sabe de qué será lo que nos hablará.
—Los magos novatos de la escuela Bextruz han roto las reglas de la institución por el bien común, poniendo en riesgo la seguridad del mundo entero. —lee la hoja—. Fue un acto inresponsable, descuidado y peligroso hecho por cinco estudiantes del primer año.
—Rayos. —dice Lucy en voz baja con expresión que muestra preocupación.
—Este es un pequeño resumen de un informe que ha sacado la organización de Los Magos Santos con respecto a lo acontecido. —explica, mostrándonos la hoja que contiene más información de la que leyó—. Como castigo, tienen prohibido usar magia fuera de las horas de clase y entrenamiento; eso cuenta en partes externas a la misma. Además, tendrán un strike.
—Me parece un castigo más que aceptable por lo que hicimos. —opnina Kevin, sentándose en una silla al otro lado de la camilla.
—Además de eso, Boonie Jewall, Leo Dimond, Kevin Vinslake y Lucy Burmeister, a partir de hoy, serán considerados magos de clase G. —informa, volviendo a leer la hoja—. Mientras que Drake Sanderict será de clase F.
—Ahm, no entiendo bien a lo que se refiere. —confiesa Kevin confundido al igual que nosotros.
—El poder de los magos es dividido por clases que representan niveles. Ustedes han derrotado a enemigos que no tienen alguna recompensa por su cabeza. Sin embargo, son criminales con un poder considerable. Al haberlos vencido, ustedes serán categorizados como magos de clase G y Drake de la clase F.
—¿Y en qué orden va eso? —le pregunto.
—La clase G es la más baja, donde se encuentran magos novatos. Comúnmente los del segundo año se están aquí. —nos explica mientras guarda la hoja en su bolsillo—. La clase F es que sigue. La mayoría de tercer año se encuentran allí. Después continúan las clases E, D, C, B, A y S.
—Así que ninguno de primer año, además de nosotros, tiene una clase siquiera. —dice Kevin , realizando gestos con una mano.
—Exactamente, ustedes han podido llegar a este punto. —responde Prometheus, frotándose las manos—. Existen estudiantes que han pasado por situaciones semejantes así como estas, pero no les recomiendo buscar más. —agrega, y nos ve detenidamente a cada uno de nosotros.
Después de eso, él le da buenos deseos y apoyo a Lucy, lo cual parece que le ha caído bastante bien eso por su expresión relajada. Luego, se retira, dejándonos la advertencia de tener cuidado con nuestras decisiones.
Por esa parte, a pesar de sentirnos genial debido al gran logro que hemos tenido, también es cierto que era posible perder ante ellos. Lo que implicaría perder la vida de cada uno al igual que mi don, y un futuro gran peligro que se acrecentaría al paso del tiempo. Algo que tengo claro es que no puedo dejarle mi don en bandeja a ninguna persona, si quiero demostrar que no soy como mi supuesto padre. Puedo confiar en mis amigos, pero es cierto que hay fuerzas más atroces en este mundo que no podemos enfrentar.
—Oigan. —los llamo, y ellos me prestan atención—. ¿Cuál es su más grande deseo?