C33: Dos nuevos compañeros de viaje

Lucy:

Estoy paseando por el área comercial del pueblo junto a Kevin. Aquí se encuentran muchos objetos interesantes y curiosos. Él está fascinado por eso tanto como yo. Leo estaba con nosotros, pero siguió hasta el final donde está el restaurante de Rometheus. Según expresó que no podía soportar el hambre, así que se dirigió rápido para allá.

Una vez que estamos cerca de la tienda donde  Drake consiguió el libro parlante. Le pedí a Kevin que me acompañara para volver a verlo. Sin duda alguna es interesante, y ese día no pude conocerlo a detalle. Él acepta y entra conmigo para buscarlo. El vendedor nos saluda y da la bienvenida a su negocio amablemente mientras limpia una de las repisas. Guío a Kevin hasta el libro, el cual parece dormido. De hecho, se encuentra roncando.

—¿En verdad está dormido? —pregunta Kevin, acercando su oído para escuchar mejor.

—¡BAAAH! —grita el libro al despertarse.

—¡AAAH! —grita inmediatamente Kevin, asustándose y apartándose—. Qué horror. —agrega muy agitado.

—Tranquilo, así me dicen en mis buenos días. —confiesa, y luego bosteza, mostrando algunas de sus páginas al abrirse.

—Hola, mi querido Boky. —le saludo, apoyando las manos en mis rodillas y mostrando una expresión amable.

—Muy buenas tardes, mi dulce reina del pequeño mundo fantasioso que vive en mi mente. —me saluda con un tono de voz muy caballeroso y cortéz.

—Es cierto que habla. —confirma Kevin con una mano en el pecho aún impactado por el susto.

—¡Claro que hablo, idiota! —exclama muy ofensivo, moviéndose ligeramente para estar de frente a Kevin—. ¿Acaso no me estás escuchando?

—Y ofende. —agrega con cara de disgusto.

—Él es un Talking Book, objeto mágico de gran valor. Puede darte información de temas que se encuentren dentro del mismo. También es capaz guardar información nueva y valiosa que necesites como si fuera un blog de notas. —explica el vendedor con su tono amable mientras sigue limpiando.

—Eso me gusta bastante. —confieso con una ligera sonrisa—. ¿Qué contenido traes?

—Tengo información acerca de las razas a nivel mundial mágico. —responde con seriedad. Kevin escucha atento.

—¡Eso es genial! —opino con satisfacción, cerrando y apretando mis ojos y puños—. ¿Tienes algo acerca de medicina?

—No, de eso lo tiene mi compañero allá en la otra esquina. —responde, y se gira para señalarme dónde.

—La parte buena es que no me encuentras durmiendo. —dice el otro libro parlante al escucharnos.

—¡Vaya chismoso que eres! —exclama el otro con el que estábamos conversando.

—Si quieres llevarte ambos, jovencita, podría hacerte un rebaja. —negocia el vendedor conmigo mientras camina hacia su caja registradora en el mostrador—. Por cierto, ellos actúan como cualquier otro ser vivo. Tienen sentimientos, emociones y pueden recibir daño y dolor tanto mental como físico.

—Wow, eso sí que es increíble. —opina Kevin asombrado.

—Trato hecho, me iré con ambos. —acepto y Kevin saca mi billetera de su bolsillo para pagar.

—Por cierto, puedes darles nombres si quieres, te recomiendo hacerlo para que tengas una mejor conexión con ellos.

Mientras Kevin paga con mi dinero el descuento que me ofreció el vendedor, tomo ambos libros y los meto con cuidado en una bolsa gruesa que me da el comerciante. En Bextruz, cambian las monedas del Mundo Humano para convertirlas en la moneda única y universal del Mundo Mágico. En mi caso, como no vengo de allá, antes de siquiera llegar a la escuela ya tenía bastantes de estas monedas. Al guardar los libros, me fijo en el diseño. Se ven como cualquier otro pesado, didáctico y grande, solo que estos hablan demasiado.

—¡Así que tú serás nuestra dueña! —declara con emoción el segundo que conocí.

—Prefiero que me vean como una compañera de viaje. —confieso mientras Kevin termina de pagar.

—¡Gracias por la recomendación, la rebaja y el buen trato! —dice Kevin saliendo junto a mí de la tienda.

Pocos minutos después...

—Espera, ¿compañera de viaje? —pregunta confundido el primer libro que conocí.

—Si, ya que pienso recorrer este mundo por completo, cada rincón que exista. —les explico con determinación mientras caminamos por el mercado.

—Wuouo, eso suena bastante bien. —opina, estando en la bolsa—. Sería grandioso conocer el mundo entero.

—¿Verdad que sí? Es totalmente asombroso. —opino con ánimo y emoción, dibujándose una ligera sonrisa en mi rostro—. Entonces, estoy pensando en el nombre de ambos. El que tiene información acerca de las razas se llamará Boky.

—¡Boky! Mm, me gusta. —confiesa.

—Y...al segundo... le pondré Bookie, con su pronunciación en inglés.

—¡Bookie! Me gusta mucho más ese nombre. —cofiesa con satisfacción.

—¿Bookie? Ya va, ya va, ¿solo nos diferenciará la pronunciación de la O y la U? —pregunta el otro con algo de disgusto.

—De momento no tengo más claro algún nombre que pueda darle a un libro.