The Magic World

37: Bibi

Flashback de Bibi:

—Yo me encargaré de acabarlas. —declara el hombre, alzando un poco las dagas mientras se acerca.

—Bien, haz el trabajo fácil, uno que sea acto para un hombre. —acepta de esa manera la mujer, y saca un cigarro para luego fumarlo. El tipo le pone mala cara por el comentario.

—No entiendo cómo no podemos encontrar a esa niña. Esto debería ser muy sencillo, pero no resulta serlo. —confiesa y opina el tipo.

—Alto. —ordena repentinamente un hombre, parándose delante de nosotras frente a ellos—. Estas niñas no tienen nada que ver con el objetivo que tienen. Déjenlas ir.

—Sucio, Kayn, apareces de repente interponiéndote en nuestro trabajo. —se queja la mujer con molestia—. ¿Acaso quieres meter la pata en un asunto del gobierno?

—Somos aliados después de todo. —recalca Kayn con seriedad—. El objetivo no se encuentra aquí. Si lo estuviera, nos habríamos enterado. Que maten a estas niñas o no, simplemente no cambia nada en esta misión.

—Malditos miembros del Ministerio de Defensa. —dice el asesino, dándose la vuelta—. Supongo que ya es hora de retirarse.

—Niñas, vayan al puente que está allá y refúgiense debajo del mismo. —nos indica y señala Kayn cuando lo malos están lejos—. Pero prométanme que no intentarán pasar por la salida del pueblo.

Ambas asentimos mientras la casa de mi nueva amiga se desmorona por completo. Ella rompe en llanto por recordar que allí estaba su abuela. Yo tomo su muñeca, y la llevo conmigo hasta el puente que está un poco cerca de acá. Kayn se fue en otra dirección sin soltar ni una sola palabra más.

Llegamos al puente. Dejo que la niña comience a bajar primero para poder revisar mi entorno. Quiero procurar que no venga nadie más que sea peligroso. En ese momento miro hacia la salida del pueblo que se encuentra no muy lejos de donde estamos. Varias personas andan avanzando para poder salir. No se tomó más de 10 segundos para dispararles a todos con pequeños rayos luminosos. Están siendo atacados por más gente mala que usa varitas mágicas. Disparan una y otra vez esos rayos hasta dejarlos inmóviles o muertos, no puedo saberlo con exactitud.

Bajo rápidamente hasta la zona inferior del puente, y sigo a la niña. Aquí están varias personas siendo refugiadas, las cuales nos dejan un espacio. Ambas quedamos sentadas y descansamos por unos minutos. El humo y las heridas nos han dejado bastante agotadas. Aún estoy pensando en si mi padre volverá, aunque lo veo menos seguro tomando en cuenta lo que pasa alrededor. Eso me pone bastante triste y preocupada. Tomo mi cabello con las dos manos y jalo con fuerza. Luego me rasco la cabeza, teniendo los ojos llenos de lágrimas de nuevo. Todo esto por la tristeza que siento ahora mismo, está llena de sentimientos negativos y agobiantes.

—Tranquila, tú lo dijiste, todo estará bien. —me recuerda la niña, sobando dulcemente mi cabeza—. Soy Agnes, y tengo ocho años. —confiesa. En seguida le muestro una sonrisa inconscientemente.

—Soy Bibi, y tengo nueve años. —le confieso, cerrando ambos ojos y mostrando aún más la sonrisa.

—Yo creo que eres una niña valiente y fuerte. —opina, y seca las lágrimas de mis ojos.

—¿Eso crees?

—Sí, fuiste capaz de salvarme, y no te hiciste pipí cuando vimos a esos tipos malos. Yo sí me hice un poco.

—Uagh, bueno, ya veremos qué hacer con eso. —le digo, reposando mi cabeza y espalda en el muro de rocas.

Observo el atardecer mientras escucho los disparos de varitas, gritos desgarradores de las personas y otras bombas estallando a lo lejos. Agnes se acuesta, reposando su cabeza en mi pecho y su mano en mi abdomen. Al cabo de unos pocos minutos, se adormece rápidamente a pesar de escuchar tantos sonidos desagradables. Todas las personas refugiadas conversan en voz muy baja y mantienen mucho el silencio. Hay de todas las edades a mi parecer.

—Eres muy buena chica. —opina Agnes, quedándose dormida.

«No te preocupes, yo siempre cuidaré de tí».

En el presente...

Drake:

«Ese impacto fue bastante bueno. Ha conseguido aumentar su fuerza» pienso mientras me despego del muro y toco mi pecho por el dolor que me ha generado. Bibi sostiene bien su bate, y lo tira hacia mí, liberando la cadena para sujetar el otro extremo. Esquivo el ataque, y así como hizo antes, lo hala con fuerza para ser atraída a una muy buena velocidad. Veo que prepara un puñetazo en la trayectoria, y lo lanza impactando en la pared, ya que evité el golpe.

Su don se basa en el aumento de potencia de ataque por cada golpe que conecte a lo que sea. Mientras más puñetazos, patadas y batazos puede meter, más incrementará la potencia de sus golpes. Esto lo he deducido en el transcurso de la pelea, sobre todo cuando golpeó el suelo con su bate varias veces. A pesar de haber tardado tanto en saberlo, al menos he podido darme cuenta. Sin embargo, esa es una habilidad muy peligrosa al pasar mucho tiempo combatiendo.

«Creo que ya se dió cuenta del don que tengo» piensa Bibi mientras saca el bate del muro. Luego bloquea con el mismo varios puñetazos encendidos en llamas por mí. Uno de estos se le escapa y conecta en su mejilla. Sin darme más chance, se gira y me da un golpe fuerte en un lado de mi rostro. Soy impulsado y arrastrado por el impacto, pero me levanto con algo de rapidez. Ambos gritamos por las ganas que tenemos de vencer al otro y, a la vez, intercambiamos ataques uno con el otro, esquivando y bloqueándolos.



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En el texto hay: personajes variados, combates epicos, lugares magicos

Editado: 27.10.2022

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