C71: Flashback de Collette Parte 1

Collette:

Yo era una tierna cosita bien mosha (hermosa) cuando nací. Aún no tenía los rasgos de vampira, era una humana cualquiera. Pero de este mundo mágico, más concretamente de Blood Sacred, mi isla natal. Alex ya había entrado en la adolescencia vampiresca en aquél tiempo. Mi papá, Kyriel, era un gran empresario exitoso y reconocido que estaba subiendo rápidamente a la cima con la venta de un nuevo producto. Mi madre, Samantha, no trabajaba y nunca lo tuvo que hacer, fue el amor querido de papá desde que eran vampiros jóvenes.

Tenía apenas 3 años cuando debí realizar mi iniciación como vampira. Desde mi nacimiento ya lo era, llevaba sangre de dos y podía despertar mi nueva forma. Aunque todo eso tiene un proceso, no creces siendo un vampiro de una vez. Entonces ahí fue cuando desgarré, chupé la sangre y asesiné a un humano. Esto fue preparado para que ocurriera en la celebración de mi inicio como vampira.

—¡Exelente! Ahora formas parte de la familia de forma oficial.

—¡Felicidades a la familia Miracle!

A pesar de que fue un momento especial para amigos y familiares, se terminó tornando como una noche incómoda para Alex y mis padres. Después de haber devorado en parte al hombre, mis colmillos aparecieron, generando dolor infernal que increíblemente puedo recordar. Se había notado la grandísima sed de sangre, adrenalina y placer que me dió ese momento. No sabía bien lo que hacía, todo fue mero instinto. Pero es normal, nada fuera de lo común.

—¡Tiene ojos morados! ¡Puede que esté maldita!

—Mierda, tal vez la familia Miracle esté condenada a una maldición.

Era cierto, mi color de ojos pasaron de grises a morados. Esto no debió pasar así, tenían que volverse rojos como todos los vampiros. Claro, yo apenas me había enterado de que satisfací mi hambre y deseo de alimentarme con sangre, además del dolor tan jodidamente fuerte en mi dentadura; eso me hacía llorar hasta no parar.

—¡Cá-cálmense! De seguro esto tendrá alguna explicación que no sabemos a primera vista. —dijo mi padre.

—¿Mi... hermana es de ojos morados? —se preguntó a sí mismo Alex.

Mi familia no tuvo explicación alguna para lo que sucedió, así que trataron de calmar a los demás, pero todos se fueron en plena celebración. Nadie quiso quedarse en una fiesta donde la vampira recién llegada fuera maldita. Al hacerme investigaciones y análisis durante una década, no se pudo tener explicación sobre mis ojos morados. Era una niña vampira pequeña, común y corriente. No tenía rabia, tampoco alucinaciones ni comportamientos extraños o alarmantes. Mis pensamientos y personalidad estaban bien dentro de lo ordinario. Fue un caso que confundió a muchos científicos.

Aun así, nadie aceptaba mis resultados como vampira normal con cierta particularidad. Los otros vampiros solo se alejaban de mí y trataban de tener el menos contacto físico y visual conmigo. Me tenían miedo. Los hombres lobos pueden ser un ejemplo claro de cuando alguien es hechizado y convertido en una criatura. Ellos tienen los ojos morados al igual de cuando alguien está maldito, exceptuando los fantasmas.

—Lo siento, no puedo trabajar contigo. —le dijo un compañero de clases a Alex.

—¿Es por mi hermana?

—Sí, estando maldita podría dar mala suerte a sus seres más cercanos. Otra vez, lo siento. —contestó, y se retiró, dejando a Alex solo.

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—Deben tener cuidado, ya que aún no sabemos de qué se originó esa particularidad. —le advirtió mi abuela a Samantha.

—Bueno, es un caso perdido, madre. No entiendo por qué nos tuvo que llegar una hija así.

—Ay, pero no tienes que decir eso, mija. Deberías agradecer por tener dos criaturitas sanas, porque Collette no es considerada, de momento, con alguna enfermedad, condición o maldición.

—Ya me vale, esa niña no tiene remedio. Está afectando la vida social de cada uno de nosotros, sobre todo la de Alex que se estaba convirtiendo en un niño popular y querido.

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—Es lo que nos ha dado la vida, padre. Qué bueno tener a Alex, él será ejemplar para nuestra familia. —le dijo Kyriel a mi abuelo.

—Me sorprende que ni siquiera científicos expertos y calificados no consigan el origen de ese color de ojos. —confiesa.

—Lo único que sabemos es que no proviene de una maldición. Aun así, la gente cree que lo está, y eso marca una mala reputación para los Miracles.

Papá se volvió exitoso y consiguió muchas más ventas en el mercado. Al pasar las décadas fue mandando a construir la enorme mansión donde viviríamos. Alex se convirtió en un gran deportista, habilidoso en el arte de la esgrima. Su mejor técnica era correr entre las paredes y techos ágilmente para desconcertar al enemigo. Por mi parte, entre los 13 y 70 años, fui creciendo junto a todos los nuevos comportamientos, destrezas y habilidades de una vampira.

Se agudizaban los sentidos, aunque siempre he sido bastante lenta para eso.

—¡Hey, Collette! ¡Ten cuidado! —me advirtió Oghma a gritos, preocupada, mientras yo corría por los pasillos, persiguiendo una rata y esquivando inconscientemente los objetos que tumbaba.

—¡Esta niña nos terminará dando un infarto! —exclamó mamá al lado de Oghma—. ¡Mira todo lo que ha roto en la casa!