—Es un patético idiota.
—No valdría la pena ser novia de este niño.
—Inútil, solo sirves para lloriquear.
El niño, cansado de tanto acoso durante semanas, se arma de valor y les tira un balde de pescado a los tres. Luego, al notar lo furiosos que se habían puesto, comenzó a correr.
—¡Ya verás, mocoso!
—¡Qué asco! ¡Ahora estaré oliendo a pescado podrido!
Lo persiguen. El niño intenta escapar por medio del puerto, entre tantos barcos de distintos tamaños. Ve al cielo por un momento y le pide al sol que lo ayude a salvarse de esta. Desgraciadamente se resbala, recibe un buen golpe en la retaguardia y sus tres perseguidores se acercan. No le dió tiempo de huir. Está acorralado frente a una niña y dos niños.
Preparan con ansias sus puños para golpearlo fuerte. Es tomado y levantado por la camisa. No hay salida ni nadie a la vista para pedir ayuda. Al estar a punto de recibir el primer puñetazo, un tritón de buen tamaño sale del agua y se monta en el suelo de madera al lado de ellos.
El agua rebasa todo su cuerpo delgado con poca musculatura, 1,92 de altura, carne de azul más claro que el mar junto a un tatuaje en el pectoral izquierdo. Es una llamarada roja. La ropa que lleva puesta se ve sencilla: short, camiseta, sandalias y un reloj en su muñeca, además de la colita para recojer ese largo cabello castaño oscuro que tiene. Sus ojos azules, achinados, plenamente intimidan a los tres niños acosadores. Tiemblan de miedo y luego se retiran rápido, dejando al inocente frente a tal monstruo marino.
—¿Qui- quién eres...? —ha sido lo único que se atrevió a preguntar, y lo primero que pensó.
Él es Tristán, rey de los mares, el más fuerte tritón jamás visto, guerrero intergaláctico, supremo dios del agua, monstruo marino, gobernante de todo el océano, emperador poderosísimo tristano. El intocable, imbatible y más fortalecido ser del universo... o al menos así es en su mente.
—Yo soy... —comienza a decir con su voz ligeramente gruesa y varonil. Está a punto de dar su presentación como rey de los mares... pero un barco escandaloso se acerca hacia ellos.
El niño abre los ojos en grande. Tristán hace lo mismo al voltearse y un grito de niña indefensa sale de él mientras que su cuerpo tiembla del susto que se está llevando. Es un barco a toda vela dirigiéndose rápidamente al puerto sin cuidado. Parece que chocará y podría llevárselos por encima. Lo que también les atemoriza es ver a Leo y Boonie pelear con llamas de fuego elevados en lo alto. Él lanza varios ataques que ella absorbe con su habilidad, y continuamente esquivan y se atacan entre sí. Ambos se encuentran molestos uno con el otro.
—¡¿Cuándo dejarás de ser tan irritante?! —pregunta Boonie, y evade dos bolas de fuego mientras se mantiene en el aire, copiando la habilidad de Leo.
—¡¿Y tú cuándo dejarás de tomarte todo a pecho?! ¡Eres demasiado sensible! —le dice, y recibe una bola de fuego en todo el cuerpo.
Alator salta al agua y detiene el barco lentamente con su increíble fuerza, estando debajo del mismo. Estuvieron cerca de sufrir daño al casi impactar con varios barcos de madera y el pequeño pasillo. Tristán se tiró al agua antes de que llegaran. El niño también pudo retirarse. Boonie cae al lado de Alator, en la punta del pasillo. Él la nota bastante agotada.
—¿Cómo te encuentras?
—La verdad... —Jadea un poco, apoyándose de sus rodillas y continúa—: Absorber energía mágica me fortalece, pero usar las habilidades de otros me agota como no tienes idea.
—Te desgasta.
—Sí... cuesta mucho mantenerme en pie... al atacar varias veces con el poder de alguien más.
—Buenos días, queridísimos magos de Bextruz. —saluda el hombre que dará los detalles de la misión.
«¿Magos de Bextruz?», se pregunta Tristán. Los observa detenidamente, asombrado y maravillado, desde el agua.
La misión se basa en la búsqueda y detención de Gibson, capitán de una tripulación pirata muy reconocida llamada "Slams". Ellos están aventurándose por los mares para encontrar la fuente de la vida eterna. Resulta que no implica solamente vivir para siempre, con eso podría tener un ejército temible, abominable e invencible. Sería capaz de poseer un poder más peligroso de lo que se imagina. Ahora mismo se dirige a la gran caverna de Lady Death, pero antes ha tenido que abastecerse. No queda mucho tiempo para atraparlos, solo unos días.
—Creí que esa fuente era un mito. —confiesa Lucy mientras suben de nuevo al barco para zarpar—. Era tan desconocida la causa del peligro allá que se volvía imposible encontrarla frente a tanto mar y riesgos que tomar.
—¿Por qué el hombre no quería decir su nombre? —pregunta Collette—. Qué persona tan misteriosa, jujuju.
—No debe darnos información suya, o podría estar en riesgo. Gibson es un pirata muy reconocido, pero consigue información con facilidad. —responde Alator.
—La mejor parte es que nos entregó un mapa y específicó la ruta. Pero necesitaremos a alguien que nos lleve, un timonel. Somos un completo desastre para navegar. —comenta Drake, preocupado.
Tristán sale del agua con un buen impulso y cae detrás de él. Kevin saca de su bolsita mágica una pistola. Lucy abre sus alas de fénix. Boonie se pone en guardia al lado de él. Alator retrocede para no interferir. Collette libera de sus manos masa oscura y las mantiene como guantes. Leo enciende los brazos y piernas en llamas. El tritón muestra tener un gran valor como para no intimidarse.