The Magic World

C95: Leo vs. Saoco

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Una bola de fuego que es esquivada por Saoco. Otra que fue lanzada con mejor precisión, pero no consiguió impactarle. Así que este saca su espada y ataca a su enemigo. Sin embargo, Leo se eleva bien alto, usando su don, y evita el corte. Luego se deja caer mientras prepara un puñetazo de fuego. Las llamas sobresalen de su cuerpo, iluminan parte de la caverna y atraen la atención de los piratas alrededor. Bien incandescente, conecta en los brazos del segundo al mando de la tripulación. Se cubre y resiste tanto como puede. Sin embargo, es empujado por el ataque e impacta contra una pila de rocas.

—¡Señor Saoco! —exclama un compañero al verlo.

—¡No puedo creerlo! ¿Cómo fue capaz de derribarlo tan pronto?

—¿De qué mierda hablan? —pregunta Leo, fastidiado—. Sé que aún no ha dado todo de sí. Que haya podido levantarse después de ese ataque, significa que no debo tomarlo a juego.

Saoco está de pie nuevamente. Observa a su enemigo durante unos segundos, sin decir ni una palabra, y se desplaza a un lado para acercarse. Leo libera una buena cantidad de llamas a su dirección, pero son evadidas por él. Consigue llegar hasta donde se encuentra, sorprendiéndolo, y lo casca contra el suelo. Usó su brazo para tomarlo del cuello y ejecutar el movimiento. Pequeños trozos del piso son desprendidos. Leo está quejándose de dolor. A pesar de haberlo recibido, toma a Saoco con ambas piernas, sujeta el brazo y extiende la mano que le ha quedado libre. Está apuntando directo al rostro de él. Por lo que este aprieta los dientes con una mirada molesta y nerviosa. Sabe que no podrá evitar el próximo ataque.

Leo, con mirada determinante y decidida, libera una fuerte cantidad de fuego por la mano. Saoco lo recibe completamente en su rostro, sin conseguir zafarse. Luego es soltado y cae al piso de espaldas, pareciendo estar noqueado. Aún tiene llamas en la cabeza. Ha extendido los brazos como, tal vez, alguna forma de rendición. Así que Leo aprovecha el momento para tomar cierto respiro, pero todavía se encuentra fresco en el combate.

—¡Mierda! ¿De qué estará hecho ese muchacho?

«Si hablan tanto de esa manera, podría significar dos cosas: que Saoco es muy fuerte, o que son gilipollas», piensa Leo.

Se levanta otra vez. Su rostro aún está quemado, pero la regeneración que tiene le ayuda mucho. Intenta acercarse corriendo. Leo lleva ventaja por el alcance de sus llamas. Sin embargo, antes de que pudiera atacarle, Saoco pega un salto, une ambas piernas y las transforma en la cola de un tiburón blanco. Luego golpea con mucha fuerza el suelo. Se estremece y agrieta. Leo tuvo que mantenerse firme, por lo que no lanzó ningún ataque. No le quita la mirada a su adversario, el cual está volviendo a usar sus piernas para correr hacia él. Finalmente consiguió darle una patada a Leo, que es bloqueada con los brazos, pero lo empujó contra el muro de rocas del otro extremo.

Este regresa la mirada y, al encontrarse en una distancia más reducida contra la pared, esquiva dos puñetazos de Saoco. Sin dudar, le conecta uno en el abdomen. El enemigo tomó su brazo. A pesar de eso, libera de su puño llamas muy ardientes para quitárselo de encima. Pero no lo consigue, Saoco resistió esta vez, aunque le haya hecho buen daño. Así que él lo jala, realiza un giro completo y lanza al otro extremo a Leo. Quien se golpea duro contra el muro.

—Sabíamos que alguien trataría de impedirnos hallar la fuente. No creí que mandaran a unos jóvenes, pero me sorprendió el ejército que vino con ustedes. —confiesa mientras Leo se reincorpora lentamente, adolorido. Saoco toma su espada, que estaba tirada en una esquina.

—Hay muchos libros que explican por qué es tan peligrosa. Hasta yo, que no suelo leer, pude calmar mi curiosidad con enterarme de qué trataba. —contesta, tocando su brazo, un poco agitado.

—Ja, deben saber que no estamos interesados en hacerle daño a nadie que no se interponga en nuestro camino. —dice. Se acerca lentamente, preparando un movimiento con su espada.

—¿Qué sabemos nosotros si, cuando experimenten en carne propia la inmortalidad, no querrán aprovecharla en algo más? —pregunta, y enciende varias partes de su cuerpo—. Eso va en contra de la naturaleza. ¡Deben aceptar como son!

—¿Qué tan malo podría ser tener un cuerpo inmortal cuando ni siquiera buscamos alguna malicia? ¿En verdad conocen nuestras intenciones? —interroga y corre hacia él.

—No las conozco. Pero sé que esa inmortalidad es diferente y hasta mejor que los vampiros poseen. Por lo que no deben abusar de la naturaleza. ¡Cada quien nace siendo alguna especie!

Saoco ataca tres veces con su espada, que fueron esquivadas menos la última. Le causó un pequeño corte en el cachete al estar a punto de hacerle una gran herida en su rostro. Leo extiende la mano para expulsar fuego, pero el enemigo evadió bien y, justo cuando recoge el brazo, recibe una cortada ligera en el otro. Saoco prepara un nuevo corte, sujetando la espada con ambas manos. Sin embargo, Leo alza lo más que puede su pie, y libera grandes cantidades de llamas, que lo hacen retroceder varios metros. Consiguió que perdiera la espada, gracias al daño e impacto que se llevó.

Saoco decide finalmente usar su don. Se ha dado cuenta que no es sencillo enfrentarlo. Así que pega un salto y saca de nuevo la cola de tiburón blanco, seguido de un poderoso golpe que le conecta a Leo. Este intentó dañársela con sus llamas, pero logró resistir bastante bien; tanto como para no darle oportunidad a defenderse. Por lo que cae al agua, y su enemigo aprovecha de entrar también.



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En el texto hay: personajes variados, combates epicos, lugares magicos

Editado: 27.10.2022

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