The Magic World

C105: El paso definitivo hacia mi sueño

Tristán:

—Tristán, ¿te gustaría ser parte de nuestro equipo?

Esa había sido la pregunta que deseaba escuchar, inconscientemente. A penas la realiza Drake, me lleno de emoción por dentro y brinco en mi silla, dando la respuesta clara: por supuesto que sí.

—Entonces ya formas parte del equipo, querido amigo. —concluye Drake, y se vuelve a sentar, sonriente.

—¿Amigo? —pregunto.

—Sí, aquí no nos consideramos compañeros. —responde Kevin. Su cabello le cubre la cara, pero se voltea un poco para verme a los ojos desde su asiento. —Que seas nuestro aliado y ayudes a cumplir la misión es muy distinto a formar parte del equipo.

—No... no termino de entender muy bien. —confieso, rascándome la nuca.

—Significa que eres alguien más cercano a nosotros. Has conseguido nuestra confianza, y te has vuelto más que solo un compañero. —explica Leo, y prueba, fastidiado, un pedazo del pez.

—Queremos que te unas por quién eres y tus ambiciones. No únicamente porque nos ayudaste en la misión. —aclara Drake.

Todo este tiempo había pensado que el requisito necesario para formar parte del equipo era ser fuerte. Cada uno de ellos tiene grandes destrezas. No fue obligatorio buscar el tridente y conseguirlo, sino hacerles saber cuál es mi sueño. Después de tanto que quise convertirme en un mago, finalmente he logrado ayudarles en una misión. Ahora quieren que me vuelva parte de ellos. Al pensarlo, no pude retener mis lágrimas, que fueron recorriendo mis mejillas hasta llegar a la barbilla. Ninguno daba palabra alguna, se centraron en comer para no verme llorar.

—Lo siento, no pude aguantar. —me disculpo mientras seco mis lágrimas, pero no dejan de salir.

—Las recibimos, pero no tienes que preocuparte por llorar. Está bien si necesitas hacerlo. —le dice Lucy muy amable—. Me imagino que conversaste de esto con Alator.

—Sí. —responde Drake—. Dijo que estaría bien, y es completamente normal. A medida que conozcamos a más seres, lo posible es que consigamos otros que nos apoyen.

—Ah, y también gracias por salvarme, pescadito sentimental. —le dice Boonie, dándole palmadas fuertes en la espalda mientras suelta carcajadas.

—Aunque... todavía queda algo por hacer. —menciono.

He ido al restaurante de mi madre antes de que tengamos la reunión con el rey. Debo hacerle saber esta decisión que he tomado. Nos vimos el mismo día que regresamos a la isla y le conté mis vivencias, pero no había estado de acuerdo en nada de lo sucedido. Claro, era de esperar, su hijo se lanzó a una aventura peligrosa al desobedecerla. No solo tuvo que pasar por ese susto, sino que también hablaré con ella acerca de mi futuro. Por lo que, al llegar, busco tener la conversación en su oficina, en privado. Su respuesta fue clara y concisa.

—No me parece que quieras formar parte de ese equipo. ¿No fue poco lo que pasaste junto a ellos?

—Pero lo he pensado durante años, y más en estos pocos días, donde me ha llegado esta oportunidad. Quiero ser parte de ellos. —No titubeo al decirlo. Estoy completamente seguro de mí mismo.

—¿Cómo vas a mantenerte?

—Las agencias de los Magos Santos cubrirán el seguro médico y de hospedaje, además del sueldo; ya que no estudio en Bextruz.

—¿Vivirás en el terreno humano?

—No, me quedaré en Crystal Sea. Pero habrán días o semanas en que deba hospedarme fuera por las misiones.

—¿Crees que realmente estarás al nivel de exigencia de esas misiones? Serán peligrosas, no tengo duda.

—Pienso en pedirle al General Mike que me entrene durante el tiempo que pase en la isla.

Más que saber, buscaba la manera de hacerme dudar o una caída clara para sacarle un "pero" a mi decisión. Sin embargo, ya lo había pensado bastante, lo suficiente para responder a cada una de sus preguntas. No quería retroceder. Ya tenía planeado mi nuevo estilo de vida, muy diferente a todos estos años, pero es lo que he deseado. Ella se mantenía pensante. En un momento pude notar que su expresión seria y dura se ablandaba. Está tratando de contener las lágrimas en sus ojos mientras mantiene la vista al escritorio, sentada. No supe cómo reaccionar precisamente. Cuando una persona se encuentra sensible, lo mejor que podemos hacer es tratarla muy sutil y siendo empáticos.

—Vas a tener que perdonarme, pero no estoy de acuerdo. —confiesa. Su voz es firme a pesar de cómo se ve. —No harás todo eso.

—Entiendo cómo te sientes. El miedo a perder otro hijo, quedarte "sola", aunque yo todavía estaré por aquí. —digo con un tono suave—. Pero no te estoy pidiendo un permiso, te estoy informando de mi decisión. —Ella abre los ojos y se limpia las lágrimas. Quedó impactada por lo que dije.

»Tengo 24 años, y aún no trabajo ni estudio. No he dado el siguiente paso al terminar mi educación secundaria, porque jamás he querido dedicarme a algo que no me apasiona. Tampoco tuve el valor de buscar una oportunidad. Siempre anduve estancado en mis inseguridades. —Ella comienza a mirarme con ojos aguados que reflejan lo sensible que está.

»No puedo continuar siendo mantenido por alguien más. Es momento de salir del nido para cumplir mis metas. He conseguido el camino que debo seguir. Te agradezco por el cuidado que me has dado, mamá, pero es momento de ser independiente.



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En el texto hay: personajes variados, combates epicos, lugares magicos

Editado: 27.10.2022

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