The Magic World

C107: Carta de gran importancia

Drake:

Última semana de noviembre, época de evaluaciones teóricas. Habíamos pausado las misiones para enfocarnos mejor durante el periodo de exámenes. Luego fueron publicadas en la primera semana de diciembre, cuando ya podíamos irnos. Finalmente volveríamos a las vacaciones.

—Nunca lo presumes, pero eres una sabelotodo. —comentó Alaric, al ver las notas de Bibi. Ella no suelta ni una sola palabra.

—¿Qué esperabas? Esa es mi hermana. —decía Agnes, orgullosa.

Tanto Bibi como Zed, Kevin y Raven son los mejores de la clase en base a la teoría. Suelen ser los que más dominan cada uno de los temas. En cuanto a destrezas y habilidades, están Bibi de nuevo, Ash, Leo y yo. Las evaluaciones tienen un equilibrio de 50% en práctica y otro en teórico. Para aprobar debemos tener un 50% acumulado en total de 100%, ya sea 25% + 25% o cualquier otra forma que nos dé la valoración necesaria. Solo así podremos pasar al siguiente año. En este caso, todos lo conseguimos, pero Rooper estuvo cerca de quedarse y repetir el año.

—No digo esto para asustarte, Roop. —le habló la profesora Alba cuando él vió sus notas—. Cada nivel se vuelve más difícil, y los estudiantes deben ser capaces de cumplir con las exigencias. Tendrás que esforzarte el doble. Sé que lo puedes lograr, pero tienes más peso encima que el resto, ya que debes alcanzarlos.

—¿Esto se trata de una carrera? —preguntó con la cabeza baja, desanimado.

—Me refiero a que algunos de tus compañeros están al nivel que se les exige. —aclara, y se acerca a él para tomarlo de la barbilla y alzar su cara—. Puedes tomarlos como ejemplos a seguir. Busca tu propio estilo. También consigue llegar a donde están ellos.

—Bakugo, ¿cómo haces para estudiar y salir bien en las calificaciones si no copias las clases? —le pregunta Melo, curioso, agitando la hoja frente a su cara.

—Jum, ese es mi segundo don. —contesta, le quita la hoja y continúa caminando. Melo no captó lo que quiso decir.

Tiene razón, Bakugo es el tipo de alumno que no copia ninguna de las clases, quien no se lleva apuntes; pero aprueba la mayoría de veces. Claro, sus calificaciones no son muy altas. Sin embargo, con el simple hecho de prestar atención al profesor, logra retener cada información que le dan. Lucy está envidiosa de la memoria que tiene él, ya que sirve mucho para ganar tiempo, en vez de fajarse a estudiar cada noche.

Después de tanto tiempo, fuimos a visitar la choza de Zefirth y Restrict antes de irnos a nuestros hogares. Esta vez hemos venido con Collette, es la primera vez que pasa por acá. Ella, apenas entró, persiguió a Chimuelo, el pequeño dragón de Zefirth, en cada parte de la choza. El pobre va de un sitio a otro e intenta esconderse, hasta que por fin lo logra. Ya no lo vemos. Mientras tanto, saludábamos a los dos a la vez que nos ofrecían café, pan y galletas. Nuevamente nos relajamos en uno de los lugares más cómodos para nosotros. Como era de esperar, Lucy ayuda a Restrict en servir las tasas. Este le insiste, sin lograrlo, que debe ser la persona atendida, no quien preste atención a los demás.

—¿No conoces el dicho de «A la visita se le atiende primero»? —pregunta, evitando que ella tome las tasas, pero igualmente lo hace.

—Nunca está demás ayudar a alguien. —contesta, mostrando una sonrisa amable y dulce.

—¿Qué raza es ella? —pregunta Zefirth, tratándose de Collette, mientras ella está encima de sus hombros, jugando con el cabello largo de él.

—Una vampira. —responde Kevin, sentado en la mesa junto a mí.

—¿Vampira? No tiene apariencia como tal, además de su piel pálida y el cabello tan blanco.

—Es porque soy una vampira peculiar. —le responde torcida hacia abajo con los ojos de ambos muy cerca, y le regala una enorme sonrisa.

—Pues... me llaman mucho la atención sus ojos. —confiesa con la mirada fija en los de ella—. ¿No se trata de alguna maldición?

—¡JAJAJA! ¡No! Desde mi nacimiento como vampira los he tenido así. —aclara, y le toma la cabeza con ambas manos—. ¿No son encantadores? —Parpadea varias veces de forma picarona.

—Solo bésalo y ya. —le dice Leo, fastidiado en el sofá.

Esta se sonroja y pone nerviosa. Al agitarse, pierde el equilibrio y cae, llevándose un golpe de cabeza en el suelo que es insignificante para ella. A la vez, Leo consigue un mueble extraño. Se acerca con curiosidad y lo prueba sin pedir permiso. Es más grande que él. Cuando se medio acuesta, comienza a hundirse lentamente como la arena movediza. Al cabo de un minuto entra en total relajación, ya que el material suave lo absorbe hasta cierto momento. «Aquí he llegado yo», fue lo último que dijo con ambos brazos extendidos para perder la sintonía de la conversación.

—¡Hey! ¡Yo también quiero probarlo! —exclama Boonie frente a él con las manos apoyadas en la cintura.

—¡Ni te atrevas a... ! —Se le tiró encima antes de que pudiera terminar. —¡Malvada sea, Boonie! ¡¿No ves que este mueble tiene mi nombre?! ¡Está solo para mí!

—De hecho, ese no es un mueble para sentarse. —confiesa Restrict, entregando las tazas de café—. Sirve únicamente como depósito de las heces de Chimuelo. Poco a poco las va absorbiendo hasta deshacerlas... —El silencio deambuló durante unos cuantos segundos.



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En el texto hay: personajes variados, combates epicos, lugares magicos

Editado: 27.10.2022

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