Lucy transforma parte de su cuerpo en fénix y toma a Raymond para escapar volando. Pero una bala del rifle atraviesa su abdomen de carne humana. Por lo que ella desciende y caen en la azotea de un edificio, llevándose un buen golpe. Ambos ruedan en el suelo y Raymond revisa la herida de su prima, la cual se está curando bastante rápido sin necesidad de algún suministro o tratamiento médico.
—Te estás curando rápido. —dice Raymond, impresionado.
«Drake y Collette no deberían usar sus teletransportaciones o perderíamos la oportunidad de llegar a casa fácilmente», piensa Lucy, tirada en el piso. «Solo tengo un collar, y preferiría que lo utilizara Raymond, pero me esperaría que esto sea en vano, porque igualmente se iría».
—Todavía no entiendo por qué ambos se metieron en la mafia de Raider. —confiesa ella.
—Le robé una dosis de las drogas que distribuye. —explica él, y muestra el pequeño frasco con un tamaño de dos dedos al sacarlo de su chaqueta—. Con esto podré anular definitivamente el don de Scarlet. Ya no será una joven peligrosa que está arruinando su vida.
—¿Crees que una droga podrá anular por completo los poderes de Scarlet?
—Estoy seguro de ello, porque el fabricante nos lo explicó. Una sobredosis de esta cosa podrá dejarla sin su don.
—¿Tan peligrosa es? ¿Qué clase de droga puede hacerlo?
Otra bala impacta en el abdomen de Lucy que la obliga a caer al suelo nuevamente y bota sangre por la boca. Esta vez Raymond pudo ver a la enemiga, quien se encuentra elevada. Sus pies están convertidos en unos aros que liberan pequeñas explosiones. Los sabe utilizar tan bien que les sirven para impulsarse por el aire. El don de ella le permite transformar cualquier parte de su cuerpo en un arma. Raymond intenta anular la habilidad que posee, pero la perdió de vista cuando se movió bruscamente para quedar detrás de un edificio. Así que él arrastra a Lucy hasta la entrada. Busca estar a cubierto. Sin embargo, Suki consiguió llegar a espaldas de ellos y, justo cuando Raymond trata de verla, esta tira sus dedos que se convirtieron en granadas cegadoras. Él pierde la visión y recibe un rodillazo en la cara con el fuerte impacto de la caída.
—¿Creíste que bajaría la guardia al conocer tu habilidad? —le pregunta Suki, tomando el frasco que lleva la droga líquida dentro.
Él necesita mantener la mirada por un segundo para anular el poder mágico del adversario. Su don se basa en la anulación de otras habilidades. Debido al dolor, Raymond no podía levantarse de inmediato, y la vista le seguía fallando. Como estaba vulnerable, Suki vió el momento oportuno para darle un tiro en la cabeza y ponerle fin a su traición y robo. Mientras convertía la mano en una pistola, Lucy se tiró a por ella con parte de su cuerpo en fénix. Chocó su cabeza en la espalda que no solo le generó gran dolor, sino también que soltara el frasco y saliera del edificio impulsada. Luego ella lo toma con la garra y se lo entrega a Raymond para inmediatamente llevárselo lejos. Sin embargo, la enemiga va tras ellos a menor velocidad, pero apuntando con su brazo de rifle.
—¿Hay algún dato de ella que deba saber? —pregunta Lucy.
—Es una muy buena tiradora. Aunque también tiene un excelente modo de combate. —contesta Raymond, y se mantiene pensante—. Ah, sí. Se llama Suki. Fue miembro del ejército revolucionario, pero los abandonó para conseguir más dinero. Supe que ellos no ganan mucho.
Suki tiene un cuerpo delgado con buen trasero y muslos firmes. Poco musculosa, pero sabe cómo conectar sus golpes. De ojos azules marinos al igual que su cabello, corto por encima de los hombros y liso. Piel blanca con una cicatriz de dos centímetros en el brazo. Mide 1,64, no muy alta, pero escurridiza y sumamente ágil. Viste un pantalón ancho gris, botas negras y bajas, una camisa blanca con el nombre de una banda "Linkin Park" en grafiti. También convierte la ropa en el arma mientras mantiene esa forma. Estuvo implicada en conflictos relacionados con el Gobierno Mundial Mágico por pertenecer al Ejército Revolucionario. Es una joven de apenas 21 años.
—¿Qué tipo de droga es la que robaste? —pregunta Lucy al volar entre edificios para que los pierda de vista.
—¿No te has enterado? Es la sustancia que esa Maga Santa descubrió. —Apenas él contesta, Lucy lo presiona contra la ventana de un muro frente a ella.
—¡¿En verdad es la droga que puede potenciar el poder de los dones?! —Raymond asiente, nervioso. —¡Estás loco! ¡Será demasiado peligroso!
—Con tres dosis podré nulificar la energía mágica de Scarlet, y así nunca más será capaz de hacer atrocidades con el don tan problemático que tiene.
—¿Y cuáles son los efectos secundarios? —interroga Lucy mientras esquiva un tiro de Suki que estuvo cerca de darle, y continúa alejándose yendo entre edificios.
—Al tomar la primera dosis solo tendrías dolores momentáneos en algunas partes del cuerpo, sobretodo la cabeza... ¡Cuidado! —Vuelve a evitar otro disparo del rifle. —En la segunda produciría cansancio intenso y lesiones en el cuerpo cuando pasan varios minutos.
—¿Y la tercera?
—Finalmente consumiría la magia dentro de tí. No tendrías tu don.
Una bala raspa la ala de Lucy, casi logrando que descendiera. Pero se mantuvo a la misma altura, demostrando su fortaleza. De repente, al verse distraída por eso, una granada es lanzada varios metros frente a ella. Sin poder entender cómo la chica logró disparar desde atrás y lanzar la granada frente a ellos, solo le dió tiempo de frenar. Sin embargo, la explosión les afectó y separó. Lucy trata de recuperarse en el aire para salvar a Raymond, quien grita desesperado al no poder evitar la caída.