The Magic World

C140: Bandida

La comida deliciosa que fue hecha por una amable y cordial vecina impregna la habitación de su incesante olor. Durante un breve instante, toda patología de la señora May es olvidada para saciar su hambre con los exquisitos alimentos. Sin importarle los dolores en articulaciones, rigidez del cuerpo y la debilidad, se sienta en la cama. Espera ansiosa por probar alguna novedosa receta.

—Mamá, no te desesperes. Yo debería ayudar a levantarte.

—Oh, no importa. Estaré bien al probar la rica comida de mi vecina preferida. —le contesta, y realiza su primer bocado—. Mmm, esto en verdad es mejor que la comida que preparas, Mael.

«¿Hasta cuándo tendré que aguantar ese tipo de comentarios por parte de ella?», se pregunta Mael, seguido de un suspiro.

—¿Adónde piensas ir hoy? ¿Ya atrapaste a la bandida? —le interroga con la boca llena al ver que él se pone su traje.

Una túnica que cubre completamente las piernas y brazos, pero deja la cabeza descubierta. De color negro, en algunos detalles como las mangas y cintura tienen lazos rojos. Le queda justo a su estatura de 1, 79. También lleva zapatos negros, casuales, y el reloj de muñeca que nunca olvida llevarse. Es de piel blanca, ojos grises y cara perfilada. Delgado, de cabello castaño oscuro, liso y peinado hacia atrás y a un lado con gelatina. La madre lo observa de pies a cabeza como de costumbre. Luego él se mira al espejo para arreglar bien su atuendo. Está preocupado por ir presentable a la dedicación que tiene del trabajo.

—No quise asumir ese cargo. Ella podría amenazarme contigo, madre. —aclara Mael, acomodando el cuello de la túnica—. Si es tan fácil para ella meterse en hogares de los demás, será probable que entre aquí.

—Oh, vamos. Yo podría darle una tanda de lecciones a esa jovencita mal educada. —dice con la boca llena.

—"Tu vecina preferida" vendrá en media hora. Debo encargarme de algunos monstruos que aparecieron por El Valle antier.

—¿No te consideras un héroe sin capa? —le pregunta de repente la madre—. Para muchos, esa jovencita es una justiciera, mientras que para otros es una simple ladrona que merece perder sus manos.

—Quizás ambas partes tengan razón. Pero antes de juzgarla, me gustaría conocer su testimonio.

En ese momento, él guarda bien su collar por debajo de la ropa. Tiene las letras iniciales de la mamá y de su hermano. Lo sostiene por unos segundos y lo guarda bien, en señal para sí mismo de desearse suerte. Baja las escaleras y abre la puerta de la casa, donde el brillo rosado resplandeciente del cielo ilumina la entrada. «Este día será distinto, ya que el brillo es mayor a como generalmente lo está».

¥¥¥

Joyas de gran valor monetario. Alrededor de 20 guardias custodiando los dos pisos del edificio. La joyería cuenta con medidas de seguridad para el que entre. Pero esto no cuenta en el caso de la bandida. Alarga y endurece su uña. Luego crea un agujero en el techo, apartando el pedazo extraído, el cual solo es un círculo algo pequeño. No es problema para ella pasar por ahí con su delgadez y flexibilidad. Sin embargo, no se confía al entrar, así que clava el resto de sus garras para movilizarse por el techo. Ubica detenidamente a cada uno de los guardias, y procede el próximo movimiento.

Ataca ferozmente y en silencio al más cercano que estaba debajo de ella. De inmediato lo tira por el agujero y sus dos compañeros lo atrapan. Cae al suelo sin hacer ningún ruido. Las patas que tiene en su forma híbrida le permiten realizar movimientos silenciosos. En seguida bate con facilidad a dos más. Un golpe en el cuello y al otro en la entrepierna mientras le tapa la boca. No duda en sacarlos al techo para que los compañeros se encarguen de ellos. Esos ojos azules fulminantes que no demuestran ningún miedo detectan a tres más. Con su baja estatura de apenas 1,62, puede ocultarse detrás de algunos mostradores al bajar la cabeza.

Una patada en la barbilla rompe la mandíbula de un guardia. El ruido que hubiera hecho sería alarmante, pero un compañero instaló el disminuidor de sonido. Se trata de una máquina un poco pesada, equivalente al tamaño de cuatro manos humanas, que puede suprimir casi por completo el sonido durante 30 segundos. Aunque los más económicos apenas pueden hacerlo por 10. Esto le dio paso libre a derribar a los demás guardias sin tener que preocuparse. Velocidad, agilidad, destreza. Sin necesidad de romper nada en el salón, pudo acabar con 8 guardias. Podían haber usado armas que anularan el don tipo Zoan del gato y mostrar su piel blanca y suave. Pero todos fueron eliminados temporalmente antes de que se enteraran del robo.

Inmediatamente toma la cantidad de joyas que pueda llenar los bolsos que trajeron y se retiran de la zona sin levantar sospechas en el momento. Aunque todo pueblerino estará seguro y conciente de que sería Rebeca, la bandida del pueblo. Roba y saquea a cada persona, propietario, hogar y negocio limpiamente. Siempre deja rastros en los hechos, pero nadie ha sido capaz de atraparla. Tiene una eficacia que se burla de las autoridades de los cuatro pueblos.

—Eh, miren quien llegó y nunca avisó. —dice de buen humor un hombre bebedor en la guarida.

—¿Cuánto pudiste recoger, Rebe, Rebe? —pregunta un tipo con una sonrisa de oreja a oreja.

—Casi el segundo salón entero. —responde ella mientras camina en los pasillos superiores, donde apenas pueden verla sombreada.



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En el texto hay: personajes variados, combates epicos, lugares magicos

Editado: 27.10.2022

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