The Magic World

C150: La niña

—¡... y solo se dio la vuelta para dar su retirada, sin dirigirme la mirada! —termina de contar Boonie en sollozos mientras prueba un bocado de pan dulce con queso guayanés—. ¡Aaaahg! ¡Esto también está rico!

—Los Nomos sabemos qué comer, eh. —dice Talic, alzando las cejas con orgullo—. Nosotros tenemos buen gusto por la comida y tesoros.

—¿Y ahora cómo harás para recuperar esa amistad? —pregunta Tatick, tratando de acercarse a ella con algo de nervios.

—¡No lo sé! —grita Boonie, golpeando fuerte la mesa. Lo que espanta por bigécima vez al miedoso.

—A nosotros nos unen los lazos familiares. Pero eso no significa que todos se lleven bien. —aclara Gastón mientras aparta a Beltrán de Tatick, quien le estaba metiendo el dedo mojado en la oreja—. Ustedes son amigos...

—Eran. —corrige Froilán, alzando un dedo, y Boonie hace buchero.

—Bueno, bueno. A lo que quiero llegar es que él no está obligado a permanecer en el equipo ni tiene que seguir siendo amigo de ustedes.

—¡¿Dices que simplemente debería dejarnos?! ¡¿También abandonarme a mí, su querida y molesta amiga?! —le pregunta mientras lo sujeta fuerte de la camisa en forma de amenaza.

No hizo falta ninguna palabra de Gastón para que ella pudiera obtener la respuesta. Por más que le duela aceptar la realidad, entiende que él se fue por sus razones. «Igualmente no quiero que se vaya. Tampoco veo que sea culpa de Drake, todavía está aprendiendo a ser un líder, y dudo mucho que Leo pueda serlo en este momento. Es demasiado impulsivo, y se enfoca tanto en el bien colectivo que deja de lado los límites y debilidades de su propio equipo», piensa Boonie, apoyando su cabeza en la mesa sin querer consumir más alimentos. Tatick intenta sobarle el hombro, siente empatía por su situación. Pero ella realiza un suspiro que lo hace huir hasta su habitación. Fue más rápido de lo que un Nomo es capaz de correr.

—¡Hey! ¡Hay nuevas noticias! —informa Froilán, regresando con cinco piedritas.

—Qué lamentable. Esa chica con su grupo se nos adelantaron. —comenta Gastón, negando con la cabeza baja al ver el orden de las piedritas.

—¡Los bandidos son un grupo muy activo! —grita Beltrán, derritiéndose en su silla como forma de rendición.

—¿Eh? No entiendo nada. —confiesa Boonie mientras se rasca la cabeza—. ¿Todo eso lo leen de las piedritas?

—Las piedritas se mueven por si solas. Dependiendo del orden, cantidad, tamaños y durezas, podemos determinar qué nos dicen. —explica Froilán.

—Él y papá son los únicos que pueden hacerlo. —confiesa Beltrán, aun más frustrado.

—Si Korlic estuviera aquí, de seguro les hubiéramos ganado en ideas increíbles. —supone Talic, dándole un golpecito al pobre Tatick en la cabeza.

—¿Korlic? —dice Boonie. El nombre es familiar para ella.

—Sí, ¿qué hay con eso? —contesta Beltrán, desconfiado.

—No, nada.

«Aún no sé nada de Kevin y Tristán. Leo estaba yendo directo al pueblo Doll, aunque dudo que haya podido por la condición en que estaba. Si lo consigo a él, podría convencerlo de no ir solo, o lo arruinará. Sería de buena ayuda para encontrar a los dos tórtolos en caso de que sea peligroso», piensa ella, y dirige la mirada a cada uno de ellos. Froilán continúa leyendo las noticias con esas piedritas mientras Tatick lo anima detrás por todo el esfuerzo que conlleva. Gastón se sienta para tomar un descanso de tanto atender a la visita e hijos. Pero no puede mantenerse mucho tiempo así, porque Beltrán le tira un zapato a Talic por no haberle servido el café con la cantidad de azúcar adecuada para él. Analizando las personalidades que tienen y al recordar aquello que le hicieron a las personas de la carroza, Boonie tiene una idea.

—Hey, hey. Ustedes son ladrones, ¿no? —dice Boonie, muy interesada en la afirmación. De repente suelta un hipo, lo que quita el ambiente serio que estaba por generar.

—No somos ladrones, los bandidos sí lo son. —aclara Beltrán de mal humor.

—¡Nuestros rivales! —confiesa Froilán, apretando el puño y dientes con una mirada rencorosa.

—¡Ellos van a conseguir la gema del mandamiento! —le informa Gastón a Boonie—. Nosotros somos busca tesoros, ¡y ellos están a punto de superarnos!

—¿Qué les parece si formamos un equipo para encontrar esa gema antes que la competencia? —propone Boonie, alzando ambas cejas con una leve sonrisa.

—Está en el templo del pueblo Doll, será muy difícil llegar hasta allá con la zona repleta de esos muñecos. —opina Gastón, negando con la cabeza.

—¿Muñecos? ¿Así como los del pueblo Panda? —pregunta Boonie.

—Espera, espera. —dice Beltrán—. ¿Qué querrías tú a cambio?

—Mi objetivo es el mismo, pero sin competir.

—¿Y quién se quedaría con la gema?

—A ustedes no les importa la riqueza. De tanto que posiblemente hayan robado, no estarían viviendo debajo de un árbol. —contesta ella, haciendo que él se moleste enormemente. Talic lo detiene por los brazos. —Pero ese mandamiento no es un simple juego, y no sé cuáles serán las intenciones de esos bandidos al obtenerla. Necesito del apoyo de ustedes.



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En el texto hay: personajes variados, combates epicos, lugares magicos

Editado: 27.10.2022

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