El líquido continúa esparciéndose al haber cerrado el agujero que dejó caer a los Nomos. Boonie no tarda en correr hacia Drake. Realiza un salto en movimiento para evitar lo pegajoso que está el suelo. Andrei intenta seguirla con su habilidad, sin embargo, ella aumenta su velocidad a medida que absorbe magia. El enemigo quedó perplejo al notar que esa capacidad mejoraba rápidamente. Consigue llegar a donde se encuentra su líder, pero Rebeca cae desde el techo y le conecta una pata en el rostro que la tira unos metros. «Enfrentar a los dos costará mucho», asegura Boonie, tratando de hallar la forma de volver y liberar a su amigo. De repente una explosión potente vuela en pedazos el acero que lo mantenía preso. Llamas azules rodean a los dos adversarios que se interpusieron, y una figura imponente y aterradora camina hacia ellos lentamente.
—¡Pensé que no podrías por tu cuenta! —confiesa Boonie en forma de reclamo.
—Lo siento, esperaba el momento justo. —contesta Drake con una sonrisa tonta y rascándose la cabeza.
Por ese descuido, recibe una patada doble en el pecho que lo empuja hacia el otro extremo, perdiendo así la vista entre ambos. Rebeca está decidida en enfrentarlo. Mientras tanto, Andrei sale detrás de Boonie cuando ella se preocupa por su amigo. Una imagen espeluznante de un hombre alto extendiendo sus brazos para atraparla. Se dio cuenta demasiado tarde. El intento de huida fue inútil. Andrei sujeta a Boonie con fuerza y la atrae hasta la pared. Como es profunda, la vuelve blanda para luego hacerla dura nuevamente y dejarla enterrada y aplastada. Ese procedimiento no duró ni diez segundos, Boonie sintió que era algo de pensar lo más pronto, de inmediato, o moriría fácilmente.
—Lamento que deba ser así. —dice Andrei—. Pero no puedo perder esta oportunidad que cambiaría mi vida por completo para bien.
Una vez la pared se vuelve completamente dura, él siente un gran alivio de haber acabado con un mago, valiéndole nada el trato que hizo con los cazadores de solo atraparlos mas no asesinarlos. Pero su satisfacción tan solo duró un instante, porque la pared regresa al estado ablandado y Boonie lo empuja fuera del templo a una caída muy dolorosa.
—¡¿Cómo te atreves a liquidarme así?! —le pregunta, alterada, tomándolo por los hombros.
—¡¿Quééééé?! —grita completamente impresionado con los ojos super abiertos.
Él extiende ambas manos y consigue ablandar la pared del último piso, el sexto. Dos especies de masas se dirigen a toda velocidad hacia ellos, enrollan los brazos de él y lo jalan duro para mandarlo hasta allá. Boonie grita enloquecidamente por el intenso viaje en el aire. La caída fue suavizada por el piso ablandado, pero este se vuelve pegajoso en la zona que está tirada ella. Mientras trata inútilmente de zafarse, Andrei modifica el material blando, adquiriendo formas largas y gruesas que son alzadas.
—¡No, no, no! ¡Qué problemática es tu habilidad! —comenta ella.
—Un don mítico es lo mejor que puedes tener. —asegura, e inmediatamente baja las manos de una forma muy brusca. Todas las masas impactan y aplastan a Boonie duro. —Yo poseo uno de los poderes más extraños. Mi tipo de magia supera a la de los Paramesia, Zoan y Lo...
—Entiendo, pues, permíteme mencionar que yo también poseo un don mítico. —confiesa ella a varios metros de distancia.
—¡¿Quééééé?! —vuelve a tener la misma expresión que antes, esta vez con mayor temor—. ¡¿Cómo puedes simplemente salirte con la tuya?!
«Sus ataques son lentos, pero tan decisivos que me acabaría con tan solo uno», deduce Boonie. Luego acorta la distancia velozmente. Andrei ablanda el suelo y lo alza para formar un muro al frente suyo. Ella lo sigue por un lateral y tira un fuerte golpe, pero justo el enemigo se elevó al crear una columna. Hundió bastante el puño, esta vez la masa no es pegajosa, lo que ella entiende que solo es parte de otra habilidad más. No siempre debe ser pegajosa. Luego Andrei realiza un salto y la columna atrapa a su adversaria. Tuvo un gran esfuerzo para conseguir mucho material y enrollarla. Lentamente lo fue haciendo hasta apretarla sin dejarle ninguna forma de escapar.
—Listo, ahora sí deberás ser liquidada. —asegura él con respiración agitada.
—¡Basta! ¡No saben las consecuencias que habrían si no tomamos esa gema! —exclama Boonie, apretando los dientes.
—Y ustedes no tienen idea de lo mucho que nos ayudaría venderla.
—¿Venderla? ¡Quieren... llegar demasiado lejos! ¡Esto es parte del comienzo de un nuevo mundo!
—¿Nuevo mundo?
—¡Claro! ¡Muchos dependen de las acciones que cometamos ahora!
—Yo, durante casi toda mi vida, dependí de la gente, y era lo más horrible. Sentía esas miradas felices que marcaban superioridad por ser más afortunados y vivir cómodos.
—Que alguien te haya metido en esa situación no significa que todos sean culpables.
—Nadie me metió. Simplemente no tuve la misma suerte que otros. —aclara él, recordando aquellos momentos que comenzó ese estilo de vida como bandido—. ¡Y tú tampoco tendrás suerte contra mí!
Andrei toma ambas manos y las apreta con fuerza para extirpar a su enemiga. Sin embargo, algo dentro de tanta masa la está protegiendo, no le permite aplastarla. Enseguida se da cuenta que hay una barrera de acero alrededor de Boonie, quien se está protegiendo completamente. «¿Cómo pudo haber faltado esa parte? ¿No la cubrí con mi masa?», se pregunta él. «Espera, esto tiene que ser producto de su don. Anteriores veces se ha estado librando de mi habilidad sin dificultad. ¿Está jugando con mi propia blandura?». De repente ella abre paso con varios puñetazos cubiertos de acero que apartan cada centímetro de masa. Al haberlo sorprendido tanto, no le dio tiempo de reaccionar y recibe un golpe en la mejilla que le parte unos dientes. Este cae al suelo, escupiendo sangre.