The Magic World

C171: Recordarlo me mantiene viva

15 días...

Golpes y golpes lanza Leo a las rocas del bosque. Intenta romperlas repetidas veces para aumentar su fuerza. Pero esto resulta inútil al no lograr nada. Cuando por fin consigue destrozar una en pedazos, se da cuenta que fue por haber usado sus llamas. En cuestión de segundos, opta una apariencia de tomate, cargándose de furia. La libera por completo en una llamarada potente que luego apaga, evitando hacer daños significantes. «No importa cuánto me esfuerce. Siento que Drake se aleja de mi nivel solo por tener varios dones», piensa, frustrado.

Estaba a punto de realizar otro golpe lleno de rabia, pero escucha hojas secas romperse muy cerca. Voltea y visualiza una silueta que rápidamente se pierde entre los árboles. La siguió hasta perderla con la mirada. No obstante, utiliza el olfato para ubicarla nuevamente. «Flores, un poco de tierra, agua y olor a vainilla», analiza Leo. «Este olor a vainilla ya lo conozco. Ha molestado mi nariz en muchas ocasiones cunado está al lado». El objetivo se detiene, y él encuentra el lugar perfecto para espiar: a unos metros más de altura, detrás de arbustos. Al notar el cabello de color rosa y la figura de su cuerpo, le llega a la mente que sería Boonie. Sin embargo, lo pone en duda que lleve corto el cabello, por encima de los hombros.

—Te pareces a... —dice una vez está detrás de ella, y recibe un fuerte puñetazo en la barbilla que lo deja tirado en el suelo.

—¡AAAAH! —grita, y se percata de quién es—. Oye, si me hubieras avisado que eras tú, no me habrías provocado un casi infarto.

—¿Cati intarto, Toonie? —le pregunta él con la barbilla y lengua muy adoloridas—. Sacate la fuerta de un vamtpito.

—En momentos de miedo, mi habilidad consume a cualquiera bastante rápido.

—¿Por qué no lo mencionaste antes?

—No lo sabía.

Los dos quedan con una mirada de tontos el uno al otro por 5 segundos sin cruzar ni una sola palabra. Leo viéndola con decepción, y ella con una sonrisa tonta que denota sus cachetitos y hoyuelos. Dejando ese momento a un lado, él encuentra flores azules esparcidas en un árbol específico. No hay algún otro así. También lleva una bonita decoración de piedritas. Entre todas muestran formas como la de un arma, un caballo volador, ponqué, café y un gorro. Ella tiembla de los nervios, tratando de obstaculizar la visión que él tiene. Por supuesto, no duda en preguntar qué estaba haciendo.

—Paseando por el bosque. —responde con un tono lindo y tierno.

—No me engañas.

—¿Y tú qué hacías siguiéndome?

—¿Sabías que te seguía?

—Creí que podías ser un secuestrador, pero pensé que era imaginación mía hasta que hablaste y me asusté.

—Te seguí creyendo que eras alguien más. Luego me sorprendiste con un puñetazo y la decoración de atrás.

—¿Ahp? ¿Qué decoración? —interroga ella, teniendo las manos en la espalda y los cachetes inflados.

—¿En serio quieres negar que hay algo detrás tuyo decorado por ti?

—E- es u- una... un... —Tuerce los ojos y comienza a sudar de los nervios. Ella no sabe mentir cuando el hecho es muy evidente. —Es... un regalo para un primo.

—Tiene el nombre de Gerald hecho con piedritas.

—Malvada sea. —Se encoge de hombros al rendirse.

—¿Aún no lo superas?

—No es que no lo supere. En realidad, cada mes vengo acá para visitar este árbol. —responde, acariciándolo con ternura—. La vez que vine a Bextruz en el primer día, Gerald me acompañó, y dijo que este árbol era especial.

»Claro que no le había entendido, ya que para mí, todos estos se parecen demasiado. Pero, por alguna razón, a él le encantó este. No tuvimos tiempo para detallarlo en la carroza.

—Quizás él sabía de árboles. —supone Leo, observando de cerca toda la decoración.

—Nop, creo que lo dijo porque arriba hay dos nidos de aves.

Con tan solo alzar la mirada, se da cuenta de las aves que van y vienen en la parte más alta del árbol. No puede verlas con claridad, porque el montón de hojas y ramas las tapan. Pero encontró uno de los nidos. En efecto, a diferencia de otros árboles alrededor, este tiene dos nidos y varias a aves de diferentes tamaños. Eso puede volverlo especial en su zona. Ella da paso a la decoración, y deja guardadas dentro de un hueco todas las piedritas que recolectó. Luego procede a quitar una flor vieja que lleva 6 meses allí. Marchita, débil y tumbada. De inmediato pone una nueva. Esta absorbe energía mágica de las otras para fortalecerse aún más. Es el ciclo que tienen.

—Lo que ves allí son representaciones de Gerald, cosas que le gustaba tener. Yo las recreo con piedritas.

—¿No crees que esta es una esclavitud? —interroga Leo, preocupado por ella—. Digo, así nunca olvidarás a esa persona para sanar el dolor de la pérdida.

—Esta es mi forma de sanar. No trato de conectar con él desde el más allá si existe. —responde, acomodando las flores—. Solo hago conmemoración por lo importante que fue para mí. Recordarlo es un hecho que me mantiene viva, porque aprendo de sus valores como ser humano.

El Dragon Slayer quedó sin palabras.



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En el texto hay: personajes variados, combates epicos, lugares magicos

Editado: 27.10.2022

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