The Magic World

C173: Seré un gran mago

Faltan 6 días...

¡Bluf! Una caída fuerte encima de una rama gruesa y firme. Fue lo más silencioso posible, pero no puede evitar su brusquedad por la asombrosa fuerza que posee. Viste de traje negro ajustado para camuflarse durante la noche. Desde los 300 metros puede ver la escuela, Bextruz, y sentir la presencia de muchos magos. Utiliza su habilidad de percepción con el fin de localizar a cualquier individuo por la zona. Únicamente hay criaturas en el bosque. Pero detecta una choza muy cerca de su posición. Cauteloso, se acerca entre los árboles y baja de uno para ir a pie. Los ojos son brillantes de un color amarillo intenso.

Al asomarse por la ventana, encuentra a Zefirth durmiendo. Ronca ruidosamente mientras abraza dos almohadas. Suele dormir con, al menos, 5 y un cojín en su cama matrimonial. Entra sin hacer casi nada de ruido, escaneando el cuarto. Sin embargo, le llama la atención una presencia extraña que no había sentido antes. No es un ser humano, tampoco tritón ni vampiro, mucho menos un ángel. Ningún animal ni criatura mágica se compara a la presencia de este ser. Así que toma lentamente las cuchillas anchas y afiladas en su espalda, preparándose para un posible combate que, al no terminarse rápido, llamaría mucho la atención de la escuela. Opta una postura de lucha con las cuchillas cubriendo su abdomen y frente, sin quitar la mirada de la puerta; teniendo a Zefirth detrás.

Un mini rugido tierno pero amenazador es emitido por la gran bestia mientras empuja la puerta. «¡Chimuelo!», fue lo que dijo Zefirth al despertarse. En un abrir grande de ojos, el corazón del arcángel se acelera. Sin embargo, no pierde la compostura ni seguridad en si mismo. Chimuelo entra al cuarto a la vez que Zefirth abre y cierra sus ojos. La figura que vio en tan solo un segundo desapareció sin el más mínimo rastro. «¿Qué era eso? ¿Lo habré imaginado o soñado?», se pregunta él mientras el dragoncito le lame la cara e intenta montarse en la cama. Una última mirada le echa a la ventana sin conseguir nada. Encima del techo de paja, está uno de los soldados más importantes para el dios Sol con las piernas flexionadas y expresión seria.

«¿Chimuelo? ¿Lo que vi en ese segundo fue un dragón bebé?», se pregunta el arcángel.

Al siguiente día...

—¡Vamos, evítalos! —le anima Shey a su gran amigo, Jake.

El entrenamiento de Alba consiste en sentir la magia del atacante para esquivar sus ataques mientras tratan de salvar a los rehenes. Varios guardias tiradores se enfocan en atinarles las bolitas de pintura a cada uno de los estudiantes. Son un equipo de 5. Deben crear estrategias para llegar al objetivo y traer a los rehenes ilesos. La dificultad se presenta cuando Alba les informa a los guardias de las ubicaciones que tienen los objetivos. Así ellos corren con ventaja, y tendrán más facilidad en el combate dentro del campo. El escenario tiene un montón de paredes, coberturas y pocos techos. Parece una zona de guerra en la cual fueron destruidas varias estructuras.

Dalas toma a un enemigo al atravesar la pared e impacta su cabeza contra esta. Un compañero se da cuenta de lo sucedido, y averigua qué pasó. En la caminata para cerciorarse de que hay alguien, Dalas pasa de un lado a otro tras el muro a la vez que el guardia lo hace por la salida. No levantó ni la más mínima sospecha, y decidió seguir adelante. Se encuentra con Raven, quien está durmiendo a tres enemigos del salón de al lado, escondida en una cobertura baja. Ambos avanzan una vez acabaron con parte de ellos. Sin embargo, Alba revela nuevamente las ubicaciones, y unas bolitas de pintura son disparadas, atravesando las paredes con magia.

—¡Wah! ¡Nos dejó expuestos de nuevo! —exclama Raven, exaltada.

—¡Qué problema con esa habilidad! —se queja Dalas, quien aprovecha su don para no recibir los disparos. Pero a la compañera le impactaron cuatro, quedando fuera del entrenamiento.

—Tú tendrás ventaja sí o sí. —asegura ella, mirándolo con fastidio y envidia.

—¡Ja! ¡Claro que sí! —contesta con los puños apoyados en la cintura, abandonando su habilidad—. ¡No pensaron que yo podría evitar todos los disparos así! —Un guardia le atina en la cabeza al tomarlo por sorpresa.

—Ya te dieron, tonto.

—¡Ya lo sé! ¡Los detesto a todooooss! —grita él, sobándose la cabeza.

—Dalas y Raven están eliminados. —informa Zed, sintiendo la presencia de ellos no muy lejos.

—No sabía que tenías esa habilidad también. —confiesa Jake, cubriéndose detrás de una cobertura junto a él.

—Está poco desarrollada, pero seguiré mejorándola. —declara mientras tres enemigos disparan muchas bolas de pintura a unos metros de distancia—. Un verdadero mago debería conocer la magia, sentirla. ¿No lo crees?

—¿Un verdadero mago? —pregunta Jake, recordando un momento importante en su infancia.

"—¡Basta de explicaciones, viejo! —exclamó Jake de 8 años—. ¡Ya quiero aprender a cómo usar la magia!

—¿Por qué los jóvenes tienen tanta energía, eh? —se preguntó el anciano, rascándose la cabeza, sin prestarle más atención.

—¡Viejo, viejo! ¡Te estoy pidiendo que me enseñes sobre magia!

—¿Por qué te interesa ese tema en particular?

—¡Me gusta ver cómo vuelas super alto y muy rápido! —contestó el pequeño Jake con mucho ánimo—. ¡Es como sentirse libre!



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En el texto hay: personajes variados, combates epicos, lugares magicos

Editado: 27.10.2022

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