The Magic World

C181: Ash

¡Flish! El enemigo lo pierde de vista. Al hallarlo, lanza otro puñetazo. ¡Flish! Vuelve a perderlo. «Este chico posee una velocidad como la mía, quizás un poco superior. Pero es extraño que no posea un cuerpo bien formado y entrenado. Tan solo es un flacucho, y está soltando constantemente vapor, sin contar lo rojiza que están varias partes en su piel», analiza, impresionado e interesado en saber cómo funciona la habilidad de Ash. Cuando él prepara un ataque, apuntado con una mano su objetivo, Mihael aprovecha de enganchar el brazo en su cuello y estamparlo contra el piso. Sin embargo, recibe una potente patada doble en la barbilla que lo tira 5 metros lejos.

—Qué dureza. Tu mandíbula debería estar cerca de romperse, pero no andas preocupado por eso. —comenta Ash, semi arrodillado y con una sonrisa placentera. Disfruta el combate.

—¿Romper mi mandíbula? —interroga Mihael mientras se pone de pie—. Soy un usuario del tipo Zoan y con un físico de rango medio. No podrías conseguirlo ni aunque me golpearas seis veces más.

—Bien, entonces te golpearé siete veces.

Él viaja a una increíble velocidad para acercarse. Cara a cara, Mihael reacciona de inmediato, lanzando un puñetazo; pero Ash se agacha y patea nuevamente la barbilla del enemigo. Esta vez estirando su pierna con suma rapidez. El enemigo retrocede unos pasos. Aunque creyó reincorporarse a tiempo, impacta un durísimo puñetazo en la mejilla que lo empuja. Luego Ash estira lo más que puede sus brazos hacia atrás y dispara un potente ataque que destroza el abdomen del rival, o eso parece. A pesar de sus intentos en acabarlo pronto, este se levanta otra vez en su forma híbrida. «Ahora que lo veo, tiene razón. Ese cuerpo posee la resistencia suficiente como para aguantar esta potencia», piensa Ash.

Un puñetazo le rozó la cara al esquivarlo por poco. No pudo hacer lo mismo con el siguiente movimiento, una patada conecta en su abdomen y lo empuja con fuerza. Los pies son arrastrados por el suelo hasta que se detienen al optar una postura firme. Ash apreta los dientes. Sabe que su enemigo es formidable, más que Helaines. Así que coge aire y se impulsa a una rapidez que, sin lugar a dudas, supera la de Mihael; quien es empujado tan duro que cae junto a él al edificio que está al lado. Los dos ruedan en el tejado. Vuelven a levantarse, comienzan a gritar cada vez más alto y, plantando bien los pies en el suelo, inicia un intercambio feroz de puñetazos.

—Wow, Ash en verdad lo está dando todo. —opina Melo, asombrado e interesado en ver el combate.

—Esto no pinta bien para él. —advierte Bibi con suma seriedad.

—¿De qué hablas, chiquibaby?? —le pregunta Dalas.

«Gracias por enseñarme tu técnica, Bibi. Siempre funcionará mientras el enemigo no dure más de cinco minutos peleando contra esta forma», recuerda las palabras de Ash muy entusiasmado, cabizbaja y preocupada.

Mihael esquiva dos puñetazos moviendo el rostro y hombro mientras lanza los suyos. Cada uno es deteniendo por Ash al lanzar sus ataques. Aumentan la velocidad e intensidad del intercambio hasta el punto en que no logra mantener el ritmo. En un instante, recibe un golpe en el rostro, otro en el muslo y uno nuevo en su brazo; consiguiendo que se contraiga el músculo y no pueda continuar. Así que Ash estira su brazo bien atrás mientras lo gira como tornillo. Luego impacta en el abdomen del adversario, lo empuja y retuerce con la intensión de dejarle una herida más difícil de recuperar. «Qué duro. ¡Qué duro! ¡Este chico de goma es absurdamente fuerte!», piensa Mihael, quedando arrodillado en el suelo y botando sangre por la boca. Cuando alza la mirada, creyendo que sería finalmente derrotado, nota que Ash está en la misma posición. «Ya no está soltando vapor. El color de su carne ha cambiado, no es rojiza como hace unos segundos. ¿Acaso estuvo aumentando la temperatura de su cuerpo?».

«Mierda ¡Mierda! No había enfrentado a alguien tan fuerte desde aquella vez. Logró aguantar todo el tiempo que dura esta habilidad», se lamenta Ash, preocupado y muy tenso. A los cinco segundos, un golpe en el pecho lo hace caer hacia atrás. Trata de ponerse de pie, pero es muy lento en comparación a esa forma cuando está activa. Una patada que es lanzada con todas las ganas conecta en el abdomen de goma y lo manda lejos. Es disparado hasta impactar con un pequeño muro de concreto.

—Por más goma que seas, no podrías durar tanto al tener un cuerpo débil. —asume Mihael, mirándolo con aires de superioridad.

"—¡Fuah! ¡Qué difícil es hacerlo! —gritó Ash durante el entrenamiento con Bibi, época de 1er año.

—Lo sé, no es fácil adaptar una técnica a tu estilo. —opinó, sentada en la grama con total serenidad—. Pero tienes una vida para aprenderlo, tú decides qué hacer durante ese tiempo.

—¡Quiero aprender a usarla para ya! ¡Necesito superar a los demás, superarte a ti!

—Entonces te enfocas en el resultado. —asumió de pronto—. Para llegar a ese resultado, necesitas concentrarte en el proceso.

«Lo solté sin querer. No me juzgó a pesar de haberle confesado que quiero superarla», piensa él.

—Me aburre escuchar la misma frase vieja y arrugada, pero no puede tener más razón: un escalón a la vez.

—¿Te refieres a que debo enfocarme en el entrenamiento? ¿No lo hago?

—Mientras tratas de usar una técnica parecida a la mía, mantienes tus pensamientos en un futuro que no llegará si no pisas los pies en el presente.



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En el texto hay: personajes variados, combates epicos, lugares magicos

Editado: 27.10.2022

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