—¡Kim! ¡Kim! —le llama repetidas veces Rooper, quien intenta alzar la cabeza de ella. Al hacerlo, escupe mucha sangre. —¿Cómo pudiste llegar a este estado? ¿Quién lo hizo? ¿Fue el hombre del que yo huía?
—Me mareas... con preguntas... idiota de manteca. —le informa con apenas un poco de fuerza para hablar. Su cuerpo está destrozado.
—¿En verdad hay alguien que te supera en fuerza con tanta diferencia? ¿Qué será de mí si tú no pudiste contra él?
—Debes... usar mi collar.
—¿Qué? No. No, no, no. Es imposible que me haga cargo de él. Rayos, ¿qué debería hacer en una situación como esta?
—¿No... lo entiendes? —le pregunta ella mientras lo sostiene por la camisa. Un agarre débil que sería fácil de quitar. Sin poder evitarlo, continúa botando sangre por la boca, pero sigue la conversación. —¡Debes... terminar... la misión!
—No creo que pueda solo. —confiesa, cabizbajo y desanimado.
—Lo siento.
—¿Eh? ¿Por qué?
—Por insultarte... tantas veces. No eres... un bueno... para nada.
—¿Confías en mí, Kim?
—¿Por qué... no lo haría?
¥¥¥
Ambos corren en la misma dirección por las calles mientras intercambian disparos continuamente. Con la habilidad que les permite sentir a los seres vivos, evitan lo mejor posible que los inocentes queden heridos. Las personas en los alrededores se apartan. A pesar de encontrarse cerca del combate, nadie sale lastimado; lo que sorprende mucho al público, ninguno quita la mirada del oponente. Es una lucha intensa sin descanso. El equipo Sanderict nota que las habilidades físicas de Kevin han incrementado, mucho más en la agilidad con las manos para sacar y cargar armas. Las balas rozan sus cuerpos en varias ocasiones. Payton fue herido por una que atravesó el muslo y brazo derecho. El enemigo sabía muy bien cómo dejarlo en desventaja, es justo el brazo con el que mayormente dispara.
El combate pintaba bien para Kevin, solo que, en un instante, dos balas de pistolas se multiplicaron en el aire a dieciséis. No se trató de una ilusión, sino de su magia. Él tuvo que tirarse detrás de unas cajas de madera con sacos para protegerse. Sin embargo, fue lastimado en el pie, ya no tendrá la misma velocidad de desplazamiento. «Su don le permite crear armas mágicas. Funciona igual que el mío, quizás hasta mejor. Puede crear armas blancas también, dejándole ese toque mágico que tanto me fastidia», concluye mientras transforma dos sacos en una ametralladora. «Si vas a luchar así, entonces tendré que ir con todo», piensa al prepararla encima de las cajas. Tomando en cuenta que Lizz se encargará de las heridas, no le preocupa en absoluto.
Un montón de balas son disparadas a la vez que Kevin grita con furia. Levanta la arena, atraviesa todo a su paso, somete al enemigo a una presión casi extrema. Payton pudo evitar las primeras balas con facilidad, pero no había momento para recargar o dar una pausa. Era un ataque decisivo y continuo. Logró ocultarse al lado de una casa, donde ya fue perdido de vista. Así que Kevin cambia de posición, abandonando la ametralladora pesada. Con dificultad en su pie, se mueve hasta quedar a la punta de una pared para asomarse. De repente una bala atraviesa su muslo, cayendo al suelo inmediatamente. Esta parece que cobra vida, convirtiéndose en una bola de energía amarilla con tonalidad anaranjada que viaja hacia él. Usa su espada para detenerla al sacarla del bolsito. Pudo bloquearla con mucho esfuerzo, pero su mente está concentrada en algo más a parte del fuerte dolor: ¿Cómo pudo atinarle tan bien?
«Fue un punto exacto. Yo puedo saber dónde está, pero no en qué posición exactamente. Aunque él sabía dónde se encontraba mi muslo...». Antes de continuar pensando, un gancho lo atraviesa a un lado del abdomen. Es hecho de energía mística, como si fuera de un hechicero. A pesar de no haberle generado una herida real, el dolor se siente casi como lo fuera. Grita fuerte, tratando de quitárselo inútilmente. Fue entonces como quedó atrapado entre el gancho y la pared, preguntándose cómo lo hizo posible. «Sé que él tiene mejor radio que yo para percibir a los demás. Pero, si estamos tan cerca, no debería variar. Tendríamos un combate igualado. Lo tuvimos hace dos minutos. ¿Hay algo que no estoy considerando?
—Lo admito, eres duro. Ahora entiendo cómo derrotaste a Suki. —confiesa Payton desde el otro lado de la pared, apoyado de espaldas.
—¿Qué tiene que ver... Suki con esto? —interroga, tratando de hacer algo con el gancho, pero no tiene ningún resultado más allá de aumentar el dolor y cansancio.
—Yo tenía la misión de atraparla. Era mi oportunidad de acabar con uno de los miembros del ejército revolucionario. —cuenta de brazos cruzados en una pose muy cómoda—. Hubiese sido una buena venganza.
—¿Crees que... te arrebaté tu objetivo?
—Te encargaste poco antes de que yo la encontrara, lo que costó tiempo de ilusión y preparación. Debía enfrentarla.
—¿Por eso... no me quitabas... el ojo de encima?
—Quería ver si estaría al nivel de esa mujer. Por eso he perfeccionado mi percepción.
«¡Claro! ¡Él es aun mejor que Suki y yo en esa habilidad!», concluye Kevin, abriendo los ojos en grande y olvidando el dolor por un instante. «Siempre lo estuve comparando con mi nivel, creyendo que era igualado. No es solo el radio de alcance, quizás pueda ver detrás de las paredes. ¡Qué alucinante!». Una vez lo entiende, se atreve a convertir el gancho en una metralleta. Como lo suponía, esta era de energía mística. Ambos dones se fusionaron, creando la forma de un arma de fuego con material místico. Se tira al otro lado y abre fuego a toda la pared. Las llamas no dañan nada, simplemente crearían la ilusión del dolor al sufrir una herida. Sin embargo, eso no sería suficiente. Payton puede esquivar las primeras ráfagas y apuntar con su pistola justo a donde Kevin está. Pero él rueda por la arena para evitar el tiro de la magnum.