" Talvez el lobo estaba enamorado de la luna, y llora por un amor que nunca tendrá"
Nunca desee nada, ya que en pocas palabras mi vida era perfecta. Como Diosa de la luna, todas las noches en mi carruaje visitaba la tierra y traía la noche.
Nunca tuve a fan por encontrar el amor, siempre dejaba que las Moiras se encargara de todo lo que tenía que ver con el que sería mi destinado, siempre deje que ellas depararan mi destino y si nunca encontraba el amor...entonces ese no era plan que tenían las Moiras para mí.
Siempre fui paciente... tanto en el amor como en todo, pero mi paciencia se agotó, la noche que te vi durmiendo en tu cuarto.
Recuerdo aquellas noches estrelladas mientras te asomabas a tu ventana, pidiéndome que nunca te dejara, que te diera la oportunidad de ser amado y de amar de la misma forma. Aún lo recuerdo, las estrellas brillaban con mucha intensidad cautivando a los demás, pero las únicas estrellas que lograron cautivarme fueron las de tus ojos, esos que brillaban aún con la poca luz que iluminaba tu hermoso rostro, esos ojos que tenían un hermoso destello que logre ver y distinguir incluso desde la gran distancia que nos separaba.
Tú, siendo un humano, con aún una muy corta edad, lograste cautivarme todas las noches antes de acostarte a dormir. Vi desde mi carruaje, como reías, como llorabas y lo que más me partía el corazón era ver como sufrías por aquellos humanos que te lastimaban.
Y entonces por primera vez desee algo en muchos años... desee ser aquella que te protegiera, aquella la cual nunca te lastimaría, aquella que te sacaría mil y una risas, aquella que te defendería.
Entonces le implore a el Dios zeus que me permitiera estar contigo por la eternidad.