Capitulo 2

CAPITULO 2

Los fuertes ruidos habían cesado, eso me había ayudado a elaborar un plan, era el siguiente; Primero tenía que llegar a las llaves del coche colgadas en la puerta principal, eso no iba a ser tan difícil, a partir de allí tenía que salir del apartamento, por lo seguro tenía que tomar las escaleras, el conserje nunca dejaría el ascensor prendido en medio de un apocalipsis.

¿O lo haría? No, era demasiado tacaño para hacerlo, no se arriesgaría a unos dólares más de la boleta de la luz ni que fuera el fin del mundo.

Lo importante era llegar al coche, subir y conducir como si no fuera a haber un mañana, como si fuera a prueba de balas y tuviera un seguro para pagar todos los daños, ¡Maldita Rose!, ¿Tenías que dejarme sola en este momento?.

En conclusión, era una mierda de plan y definitivamente iba a morir.

La madera del pasillo exterior crujió por debajo de unos pasos lentos y decididos. inflé el pecho y me ajusté al arma inprovisada.

Y antes de que se arribara, me interpuse del seco en el umbral y le metí un golpe con el bastón, sin darle oportunidad de justificarse.

Abriendo un solo párpado, divisé un cuerpo delante de mis narices, analice al desconocido, debido a la poca luminosidad apenas podía verle los rasgos, solo un gran golpe morado ¿Se lo había hecho yo?.

Sorprendida, di tres pasos hacia atrás y recargue fuerza para meterle otro golpe.

–¡Espera! ¡Espera! ¡Espera! ¡Vengo en onda de paz! –Exclamó exaltada, alzando los brazos detrás de la cabeza y dedicándome una expresión de espanto –¡Vengo en busca de paz! ¡Eso! ¡No me golpees!

¿En busca de paz?, ¿Que clase de persona diría eso en medio de un apocalipsis?, solo un lunático, no cabía dudas que debía noquearle con el bastón que llevaba en la mano.

La desconocida retrocedió, procurando protegerse de cualquier golpe con el bastón.

–¡Espera! ¡Yo no vengo a hacerte daño! Estoy escapando…Me están persiguiendo, no me golpes –Suspiro con la mandíbula tensa, y con un chequeo me aseguro que no había nadie detrás de sus espaldas.

–¿Quién te está persiguiendo? –Ella se mantuvo en silencio contemplando con pánico, sin embargo me reincorporé y levanté mi arma improvisada a punto de golpearla –¿¡Quien te está persiguiendo!?

El suelo y las paredes vibraron tan fuerte que parecía un terremoto de mayor escala, ambas caímos al suelo con torpeza, desprevenidas.

–Ellos

–¿Ellos? ¿Quienes?,¿ los drones gigantes que asesinan a gente? –chillé. Moviendome en el lugar como un gusano –¡Vamos a morir!.

–Vamos a morir si no te callas–Sentí su respiración en mi cuello, ayudándome a levantar –Todavía no saben que estoy aquí –¿Quién era esta chica?, ¿Tenía algo que ver con todo lo que está pasando?,

Tenía tantas preguntas y pocas respuestas, por no decir ninguna.

–Dejame quedarme aqui un tiempo, y avregiuare lo que esta pasando–No podía dejar aquí a una desconocida, no debía confiar en nadie, afuera hay un caos gigante, del que seguramente nadie se librará con vida, pero su propuesta no estaba tan mal.

–¿Estas loca? –inquirí con el ceño fruncido, la estaban buscando, no soy tan estúpida, si la encuentran a ella me encontrara a mi, eso significa una cosa, moriré y no es la mejor opción.

–Que tal si me traes un vaso de agua y hablamos para aligerar el momento, en estas situaciones es mejor no enfurecerse– Asentí con un poco de temor a la acción que iba realizar ahora, ¿Quién me aseguraba que no iba a venir por detrás y matarme?, Nadie.

Con leves pasos me encamine a la cocina, observando los trozos de vidrios que estaban por todas partes, me acerque al armario de vasos, donde saque rápidamente el vaso y deje caer el agua de la botella que estaba abierta encima de la encimera. Rápidamente volví a donde deje a esa chica, que ahora que lo pienso aun no me se su nombre, si iba a estar con ella tenía que asegurarme que es confiable.

–Ten –Le ofrecí el vaso con agua, observando como se lo traga entero de golpe, parecía que había corrido un maratón.

Me encamine al sofá, donde se encontraba ella sentada, vi como se levantaba y daba vueltas por el salon, me estaba mareado un poco, cuando le iba a replicar, sentí un leve dolor en la nuca, levante rápidamente mi mirada y vi como la imagen de la pelinegra se volvía borrosa, y poco a poco se desvanecía.