The Prophecy Of Shadows

CAPÍTULO 2

“EL CAOS ES MI ALIADO, Y EN EL JUEGO DE LA VIDA, SIEMPRE HAY MÁS DE LO QUE PARECE.”
LOKI DE MARVEL.

Pasaron varios años hasta que se reencontraron, Morrigan que solo tenía doce años, estaba en una de las camas del hospital debido a que estaba enferma.

Con una mezcla de curiosidad, Crowley, intrigante y siempre atento a los giros del destino, observó a la joven Morrigan en la cama del hospital. Se acercó con pasos silenciosos, su presencia envuelta en una capa de sombras que se mezclaban con la luz tenue de la habitación.

— Mira quién está aquí — murmuró con voz suave pero cargada de significado, su mirada fija en Morrigan, ahora mucho más joven y vulnerable. — ¿Recuerdas nuestro encuentro en aquel callejón, hace ya algunos años? — preguntó con una sonrisa, mientras se detenía junto a la cama.

Morrigan, adormecida por la medicación, lo que impedía que ella pudiera escucharlo. Sin embargo, cuando el diablo la tocó, Crowley sintió algo que no experimentaba desde hacía siglos: humanidad.

Crowley después de tocarla, se detuvo por un momento, sorprendido por la sensación que le provocaba tocarla, algo que había olvidado hace eones. Observó a la joven dormida, su expresión se suavizó por un instante mientras reflexionaba sobre la extraña conexión que siente hacia ella.

— Interesante — murmuró para sí mismo, su voz apenas un susurro en la calma del hospital. Se alejó con cuidado de la cama, dejándola descansar sin perturbarla más. — Puede que haya más en ti de lo que inicialmente creí — añadió en voz baja, con una mezcla de fascinación y una sombra de emoción que rara vez permite que se vea en su rostro demoníaco.

Con paso ligero y silencioso, se desvaneció en las sombras del hospital, dejando tras de sí solo el eco de su presencia intrigada y la incógnita de qué significará este nuevo encuentro en el gran juego de los destinos entrelazados.

La condición de Morrigan siguió siendo la misma a lo largo de los años. Estaba en coma y parecía que necesitaba algo más que la medicación humana para poder despertar. Había vivido una vida solitaria en la calle, lo que la hacía casi invisible para la gente.

En el oscuro rincón de su dominio infernal, Crowley reflexionaba sobre la situación de Morrigan con una seriedad que rara vez muestra. Observando a través de las sombras, siente una mezcla de curiosidad y preocupación por la joven que inesperadamente había llegado a su vida.

— Interesante desarrollo — murmuró para sí mismo, reflexionando sobre las posibles implicaciones de su situación. — Parece que incluso los seres como nosotros parecen tener desafíos que van más allá de nuestra comprensión.

Con un gesto de su mano, invocó a su consejero más confiable en el inframundo, un antiguo demonio de gran conocimiento.

— Investiga — ordenó de manera autoritaria pero impregnada de una rareza emocional — Descubre qué es lo que ella necesita. Hay algo más en juego aquí.

Mientras tanto, en su rostro, apenas perceptible para los mortales, muestra una expresión de preocupación atenuada por el extraño sentimiento de afecto por la chica que ha desafiado su comprensión y ha desarrollado un nuevo interés en el implacable Crowley.

Crowley regresó al hospital, acercándose nuevamente a la cama de Morrigan. Sus ojos rojos brillaban con intensidad mientras estudiaba su estado comatoso.

— Tan frágil y vulnerable — murmuró para sí mismo, sintiendo una conexión inusual con esta joven que ha desafiado su perspectiva sobre la humanidad. A pesar de su habitual falta de preocupación por los asuntos humanos, algo en ella ha despertado un interés inusual en él.

Con un gesto de su mano, invocó una neblina oscura que envolvía la habitación, ocultándolos de las miradas curiosas y del mundo exterior. Concentró su energía demoníaca, con la esperanza de encontrar una manera de ayudarla más allá de los límites humanos.

— Tu destino está entrelazado con el mío de una manera que no puedo ignorar — murmuró en un tono que refleja una extraña mezcla de determinación y preocupación. — Hay formas más allá de lo humano que pueden ayudarte, Morrigan. Permíteme guiar tu camino hacia la sanación.

Con un movimiento rápido de su mano, invoca una energía oscura que cae sobre Morrigan, rodeándola en una tenue luz que parece fusionarse con su ser. La habitación se llenó de un suave ruido mientras Crowley se concentraba en ayudar a la joven, una tarea que solo el príncipe de las sombras podía realizar.

Los monitores conectados a su cuerpo se alteraron por la magia que él usaba en ella. Comenzaron a calmarse después, como si su cuerpo se estuviera recuperando. Crowley observó con atención, notando cómo su magia tenía un efecto directo en el estado de Morrigan. Los monitores, que inicialmente reaccionaron de manera inestable, empezaron a mostrar signos de estabilización, indicando una mejora gradual. La energía demoníaca parece mezclarse con su ser de una manera que le permite recuperarse, como si despertara algo dentro de ella que había estado latente.

Satisfecho con los resultados, Crowley se apartó de la cama de Morrigan con una mirada de asombro por el resultado.

—Tu naturaleza es más compleja de lo que pensé —murmuró para sí mismo, reconociendo la conexión única que compartían.

Se retira de la habitación, permitiendo que la sombra de su magia se desvanezca, permitiéndole a ella continuar su camino hacia la recuperación mientras él vuelve a las sombras de su reino, intrigado por los nuevos caminos que se han surgido entre ellos.




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