- (¿Por qué ese chico sabía el nombre de mi habilidad?) –
Mientras caminaba a través del lujoso lobby de un hotel, Moruna reflexionó un poco acerca de lo que sucedió en aquel estacionamiento subterráneo.
Su tarea del día era dar un mensaje, y por supuesto eso incluía el asesinato.
Ella obtuvo toda la información que necesitaba, recibió las fotos de los 3 hombres, la hora y el lugar donde los encontraría, pero hubo además una nota extra.
El trabajo era una operación estándar, ya había llevado a cabo muchas “misiones” de ese tipo, dar un pequeño mensaje que ella no entendía que significaba (y que tampoco necesitaba saber) y asesinar a todos excepto a uno, quien sería el que debía entregar el mensaje que ella diría.
Sin embargo para esta ocasión, la nota extra decía que había una alta probabilidad de que un chico estuviera presente en el lugar, y de ser ese el caso, le mostrara su “habilidad” y que después lo ignorara.
Fue la primera vez que le hacían una petición de esa clase.
Si el mundo en el que vivía Moruna fuera uno tan sencillo como en el que una chica de 14 años (ella misma) asesinaba a 2 hombres frente a un chico de unos 13 años y luego simplemente salía a caminar a la calle en público con la conciencia tranquila, entonces su mente no tendría tantos conflictos y pensamientos contradictorios sobre su propia personalidad, y de cómo definirse a sí misma.
No tenía caso obsesionarse con algo que no le concernía ni le afectaba, y hablando francamente tampoco le importaba demasiado. Había cumplido su trabajo al pie de la letra así que no hacía falta pensar en ese chico más de lo necesario, solo le pareció alguien “curioso”.
Moruna entonces cambió rápidamente sus pensamientos a ella misma.
No es que llevara la cuenta a manera de record, pero sumando esos 2 hombres que asesinó en aquel estacionamiento subterráneo, el número de personas que había matado hasta ese día fue de 26.
El número 26 flotó en la mente de aquella chica mientras tomaba el ascensor.
Después de subir algunos pisos salió a un pasillo lujoso y caminó hasta una habitación, de su cartera sacó la llave electrónica en forma de tarjeta, la cual introdujo en la cerradura de seguridad para abrir la puerta y poder entrar.
Ya en la elegante y amplia habitación, Moruna soltó una larga y cansada exhalación de alivio, como si hubiera estado cargando un pesado objeto y de repente lo hubiese soltado,
- (Mantenerla activada por más de medio día me roba mucha energía) –
Como si se tratara de un holograma, en el lado derecho de la cintura de Moruna, una vaina y una empuñadura se hicieron visibles de la nada.
El largo en conjunto era de un poco más de un metro, la vaina era de piel de color negro y la empuñadura que sobresalía también era del mismo color, en sí, daba la impresión de ser una espada enfundada.
Dicha arma estaba sujetada al cinturón que parecía que solo rodeaba la cintura de la chica con la finalidad de que el vestido acentuara su figura.
Moruna se quitó las zapatillas sin agacharse, solo usando sus propios pies, fue hacia la cama y se aventó boca abajo, cerró sus ojos y como si leyera la descripción de un término en un diccionario especializado, palabras tomaron forma en su mente:
“Master In Hidden Weapons: Habilidad que permite ocultar la percepción de armas”
Entonces, más y más información apareció, ya no era una simple descripción, era algo así como un manual de instrucciones completo, lo cual la perturbó un poco provocando que apretara sus ojos y después los abriera en un acto de querer borrar la imagen de ese “manual” de su cabeza,
- Tengo hambre –
Ella estaba sola en la habitación, aun así dijo su “deseo” en voz alta, se levantó de la cama y caminó hacia el cuarto del baño.
Lo primero de lo que se despojó fue de la “espada”, la cual colgó en un gancho en la pared, después siguió el resto de su ropa que colocó en un bote, ya estando desnuda entró en la ducha.
El agua tibia corrió por su juvenil y suave piel, la sensación de relajación la hizo hundirse en su mente, volvió a pensar en muchas cosas que siempre revoloteaban en su cabeza.
Definiciones.
Más definiciones.
Ella decidió que lo más cercano para definirse cuando “trabajaba” era llamarse asesina a sueldo, pero eso daba a entender que alguien le pagaba por asesinar, cuando era lo contrario, ella era quien pagaba, y la única moneda que fue aceptable para pagar la deuda que ella tenía era el asesinato.
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Editado: 24.04.2020