A pesar de que Alex me ha dicho que debo descansar y que luego descubriré cosas que ahora no me imagino ni un poco, no puedo evitar pensar en qué será. ¿Algo bueno o malo?
Estoy sobre la cama de Alex, mirando hacia el techo, a diferencia de mi habitación esta no tiene tantas grietas. Cuento cada una de ellas para ver si así me olvido de lo que he estado pasando. En menos de dos semanas todo ha sido muertes y misterio, todo tan alejado a lo que pensaba cuando mis amigas me encontraron.
Él se ha quedado dormido en el sofá que está en la ventana, se ve tan cómodo y tranquilo durmiendo que le tengo envidia. Sigo esperando a que me haga efecto lo que me dio, siento que no me está dando el efecto deseado. Siento que tal vez con otra dosis quedaré dormida tan pacífica como él está. Se lo diría a Alex, pero no quiero molestar.
La televisión está encendida solo que sin sonido. Si hay algo que he descubierto es que me aterra la oscuridad y por eso se lo he dicho a él y no le ha molestado tener que dejar encendida la televisión. Es como si de verdad se interesara en hacerme sentir bien, como lo ha dicho.
Me he comenzado a sentir mucho mejor que antes cuando miro lo que está en la televisión. Es como una animación sobre un grupo de chicos con un perro color café, parecen huir de algo. Unos momentos después, el de camisa verde y el perro comienzan a disfrutar de la comida que hay en la mesa y eso me hace recordar lo mucho que deseo comer ahora. Saldría de la habitación a buscar algo de comida , pero recuerdo que por ahí deben de estar los chicos que parecen odiarme. Tengo miedo de que hagan algo, o que termine como por la mañana y que termine con Alex en problemas. Prometí no volver a meter la pata así que tengo que soportar el hambre.
No he cenado hoy, parece que Alex se ha olvidado de cenar porque se ha quedado dormido. Y dudo que alguien de los demás chicos estén interesados en darme comida. No son mis amigos, son mi peor pesadilla. Excepto Alex, él es diferente.
Me relajo pensando que estoy a salvo. Y sin darme cuenta de que me he dormido, despierto de golpe al sentir como si me estuvieran observando. Miro a mi alrededor, con una de mis manos sobre mi pecho, justo donde se encuentra mi corazón latiendo con fuerza. Lo que encuentro es a Alex mirándome con atención desde donde había dormido, su rostro refleja que acaba de despertar, pero antes de mí. No parece haberme estado observando desde hace tiempo.
—¿Mal sueño? —Me dice al ver que sigo un poco alterada, seguro que me vio levantarme de golpe.
—Algo así. —Intento sonreír para hacerle saber que no ha sido nada y para mi sorpresa me sale un poco. Si soy sincera, pensé que me saldría como una especie de mueca sin forma.
—Me quedé dormido anoche…Perdón por no darte cena, seguro que tienes mucha hambre.
—No pasa nada. —Intento que no se sienta mal por eso. Yo fui la que decidió no cenar.
—¿Y tienes hambre?
—Un poco. —Miento para no preocuparlo.
—Por mientras te da hambre, ¿por qué no te das un baño? Tengo más ropa de Lydia —y en cuanto lo menciona se levanta y va directo a su closet y saca de él un top rojo cereza y otro jeans campanudo, además de la ropa interior roja al igual que el top—. Cuidaré de ti mientras te duchas. Seguro que Gabriel debe de tener el desayuno listo, así que no tengo que hacerlo yo.
Me siento un poco más tranquila sabiendo que él me cuida la espalda. Es todo lo que necesito porque por un momento he imaginado que se irá y que vendrá mi abusador. Ahora sé que eso no pasará en frente de Alex. Por eso es que mientras pueda estar con él, lo haré.
Asiento, estando más segura de la situación.
Pongo los pies fuera de cama y siento la necesidad de ver que tan sucio he dejado la cama. Para mi sorpresa me encuentro marcada la silueta de mí justo en donde estaba. ¿Qué tan sucia estoy? Mucho al parecer.
Me apresuro a ir al baño cuando él estira su mano en la cual sostiene la ropa. La tomo y me meto al baño. Por suerte he recordado en donde estaba, ya que hay dos puertas en esta habitación. La otra no sé qué sea, Alex solo me ha dicho dónde está el baño.
Cuando pongo los pies dentro de la bañera, abro el grifo de la regadera como me ha indicado. Dentro de poco veo como el agua sale café rojizo. Me impresiona todo lo que tengo en el cuerpo. Me quedo mirando como mi piel va luciendo más limpia.
Término de ducharme y me pongo la ropa. No me siento del todo familiarizada con este estilo de ropa, pero es linda y la usaría solo por como me luce.
Me miro al espejo y puedo ver que mi cabello es claro, muy claro. Mis ojos son como un color miel y mi piel es blanca a diferencia de la de uno de los amigos de Alex, que es un tono muy oscuro.
Decido salir del baño después de estar observando. Alex está esperando afuera del baño, está sentado sobre la cama, mirando un aparato que desconozco, en todo este tiempo nunca había visto algo parecido. Apenas acabo de procesar como funciona el televisor y ahora hay otra cosa que debo comprender.
—¿Qué es? —Pregunto. Me mira como si lo hubiera sorprendido, seguro que no se dio cuenta de que estaba aquí parada.
—Se llama teléfono celular, o le puede decir móvil.
—Ah. —Me quedo callada, sin nada más que agregar.