The Wedding Jacket |cazadora de Bodas|

Capitulo 5

—Tengo miedo de lo que sentí, Annie —digo, pensativa sentada en mi cama —creí que ya lo había superado, incluso había olvidado su rostro pero, cuando lo ví... —suspiro con pesar —no entiendo lo que sentí y cuando comprendí que se iba a casar —me muerdo el labio por no saber que más hacer.

—Vamos, chica —Annie aprieta mi hombro dándome ánimos —Lo superarás, podrás  parecer ser una de las personas más tímidas y vulnerables del mundo, pero dentro de tí nace una completa perra que siempre logra lo que quiere. No necesitas a ningún hombre, aunque esté sea el chico más bueno que tus ojos hayan visto.

—He visto a hombres más buenos -confieso, sonriendo. Aunque claro que David era la imperfección perfecta.

—¿Lo vez? No te preocupes, siempre habrá uno mejor —declara, empujándome con el hombro.

—No como él —susurro, melancólica.

—¡Eso es lo mejor! Va a ser versión renovada.

—David es mi Windows 7.

—¡Tonterias! —desdeña con la mano —Windows 10 está superando al antiguo y devastado 7. Encontrarás a tu Windows 10.

—Pero a mí me gusta mi Windows 7 —lloriqueo, recostando mi cabeza en su hombro.

—Eso es porque aún no conoces a tu Windows 10, pero ya llegará y para eso tendrás que superar a tu 7.

—Mi 7 se fue con otra —hago pucheros.

—Ya te dije que te gustará más el 10 y te callas —me reclamo severa —Lo que no entiendo es, ¿porque Erick Marcha?

—No sé, supongo que David Landgrave no le servía para hacer buenos negocios —Annie frunce el ceño no muy convencida —Quizá por los periodistas, las cámaras suelen ser agotadoras.

Asiente, más reticente.

—¿Sabes lo que necesitas? —pregunta, cambiando su expresión.

—¿Qué deje a su prometida y me ame?

—Nop, un tazón de helado gigante.

—No creo que...

—Que te calles, tú no sabes lo que necesitas.

—No tenemos helado.

Annie hace una mueca y sale de la habitación, un minuto después vuelve con uno de mis contenedores.

—Encontré puré de papa.

—Es para el desayuno.

—Tenemos fruta ahí, no te quejes.

Hago mala cara pero parece que me pasa de largo, deja el puré de papá a mis manos y se dirige a mí estante de películas.

La colección de películas son unos de mis hobitts favoritos, desde los doce compró una película cada que puedo y en mi estante cuento con al menos doscientas cincuenta películas de todo tipo de género.

Annie toma Orgullo & Prejuicio y la coloca en el DVD encendiendo el televisor. Sabe que siempre pongo al señor Darcy y a Elizabeth Bennett cada que me encuentro deprimida y parece ser que está no será la excepción.

Me recuesto en mi cama al lado de mi mejor amiga y empezamos a comer del frasco de puré de papa mientras vemos la película.

—Darcy es un completo idiota, pero no importa él si tendrá su final feliz -susurro afligida.

—Tu también lo tendrás, mujer.


 


—¡Estef! ¿Dónde te metiste ayer? Desapareciste de la fiesta antes de que los novios se marcharán —me dice Esteban, apareciendo a mi lado.

—Tuve un improvisto de última hora, era importante —me justifico, quizá no sea la verdad, pero tampoco es  mentira.

—No importa, el jefe te necesita en la sala de juntas, están reacomodando todo debido al nuevo accionista.

Me quedo de piedra y Esteban se detiene a mi lado.

—¿Va... va a estar el nuevo accionista? —pregunto en un susurro, aunque ya se la respuesta.

—Él, el jefe, y todos los miembros de la junta directiva, eso te incluye a tí —señala Esteban, guiñando el ojo —Me agrada el peinado de espantapájaros —dice, con una sonrisa.

Asiento con la cabeza mientras me dirijo sola a la sala de juntas.

Saco mi móvil.

Estef: Help me! ×_×

Annie: Que ocurre?? Llamo a la policía?

Estef: Llama a la marina.

Annie: =_=

Estef: Lo voy a ver :'(

Annie: :O

Estef: AYUDAAAAAA!!!!!

Annie: Fuerte y segura mujer. Fuerte y Segura.

Guardo el movil y respiró profundo antes de abrir la puerta.

Fuerte y Segura.

Abro la puerta y la mitad de las miradas recaen en mi.

Mantengo la mirada en alto sin mirar a nadie en especial.

Está aquí.

Suena ridículo pero daría mi playera de colección de Harry Potter si aquel par de ojos turquesas no me observarán. De acuerdo, quizá mi camiseta no... Mi alma sería más fácil.

Fuerte y segura. Vista al frente.

Pero todo se va al caño, cuando tropiezo con el bote de basura, y caigo de bruces contra el suelo.

Brillante, Estef. Brillante.

Deberían darme el premio Nobel de la Estupidez.

Un par de personas se acercan a ayudarme y a preguntar cómo me encuentro, pero ya nada de eso importa, nada salvó las manos cálidas  que me sujetan de los hombros y me ayudan a levantarme.

Mis piernas flaquean, y siento que voy de nuevo al piso pero las manos fuertes me sostienen con fuerza e impiden que caiga.

La distancia que nos separa es nula, puedo sentir su respiración en la mejilla y el latido de mi corazón empieza a correr como alma que se lleva el diablo, aunque, claro que mi alma jamás ha sido correteada por el diablo, y espero que continúe así.

Luce una camisa azul sin corbata y los primeros dos botones de ella se encuentran abiertos.

Joder, señor quieres que no cometa pecado pero me pones la bendita tentación en frente. Deja de torturarme, piedad.

—¿Estas bien? —susurra, con voz de ángel y sin despegar la mirada de mí.

Su voz es tan perfecta y sonante, que no dudaría si me dijeran que graba audiolibros y si me lo dijeran, ya saben quién iría corriendo a por ellos y se volvería su mayor fan número uno, con su dedo de espuma.

Asiento, conmocionada antes de que la puerta se abra y entre Taylor, con un par de hombres que deja tras de la oficina.



#18392 en Otros
#2837 en Humor
#6956 en Joven Adulto

En el texto hay: misterio, humor, romance

Editado: 01.09.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.