Themma

Capítulo 31


 

DAVID
 

Ya no me enervaba más al no recibir noticias de Nemo y su séquito. De hecho, hasta llegué a pensar que se olvidarían de mí, lo cual me esperanzó. Lo que menos deseaba era que cumplieran con su palabra, ya que eso significaría que yo debería cumplir con la mía.
 


 

Una tarde, minutos antes de que denegriera, llamaron a mi puerta. Mi madre atendió y la escuché discutir a viva voz con la misteriosa mujer que intentaba pasar. Me acerqué a la cocina, simulando buscar unos cereales, para escuchar con mayor claridad.
 


 

—¡Le he dicho que no mil veces! No me obligue a llamar a la policía —mi madre parecía muy preocupada.
 


 

—Pero entienda, señora, que soy detective y mi jefe me ordenó que hablara con su hijo. No serán más que unos segundos —aseguró ella, con donaire.
 


 

—Mejor váyase a la...
 


 

Coloqué mi mano sobre el pomo de la puerta y detuve a mi madre. ¿Una investigadora privada en mi casa? Quizá ella pudiera ayudarme a descifrar el pasado de mi tío...
 


 

—Es un placer conocerla señorita... —irrumpí en la habitación.
 


 

—Joe Red —me extendió la mano izquierda y con la derecha me mostró su insignia, que parecía de lo más genuina.
 


 

—¿A qué se debe la visita? —inquirí, intrigado.
 


 

—Necesitaremos hacerlo en un lugar privado —advirtió, dando a entender de que no se trataba de un asunto de lo más nimio.
 


 

La conduje hacia la sala, alcanzándole una pequeña picada dado al reciente borborigmo que había inundado la sala. Siempre con un estómago lleno es más fácil que la gente se entienda. Mas aquella mujer de cabello castaño recogido en una coleta, no dejó nunca de mantener un perfil profesional.
 


 

—He aquí un inmenso problema —colocó su carpeta sobre sus muslos y se quitó su lapicera de detrás de la oreja—: supongo que conoces a Ofelia Martínez.
 


 

Me quedé estupefacto. No tenía idea alguna de quién era aquella señora y se lo di a saber, intentando no sonar gaznápiro ni grosero.
 


 

—¿Está seguro? —su trato impersonal me dio una idea de que aquella mujer sospechaba de mí.
 


 

—No tendría inconveniente alguno en admitirlo. Además, ¿qué es tan grave como para meterme a mí en todo esto?
 


 

—Se trata de un a-se-si-na-to —silabeó—. Entienda la importancia de todo esto; tómelo con la mayor seriedad posible.
 


 

—Sea lo que sea, no me parece apropiado que irrumpa en mi casa para hablarme de una mujer a quien no conozco, buscando mis respuestas sin la presencia de mi abogado —retruqué, siguiendo el paradigma de las novelas policiales que tanto había devorado.
 


 

—Me exulta mucho encontrarme con jovencitos tan inteligentes como tú. Sin dudas, rompen con la monotonía del día a día —se rió.
 


 

Luego adoptó una rectitud imposible de imitar y sus ojos verdes lanzaron chispazos de furia. Me sentí de veras intimidado, pero me di cuenta que lo más aconsejable era seguirle el juego.
 


 

—Le informo que el castigo será mejor si accede a entregarse por su propia voluntad y admitir lo que hizo.
 


 

—¿Y qué hice? Lo único que recuerdo es que estuve paseándome por mi casa cual mandria y comiendo unas palomitas.
 


 

—¿No lo sabe aún? —su paciencia y sus buenos modos habían desaparecido—. Al parecer, se permitió una pausa en su película entre las nueve y las nueve y veinticinco de ayer para matar a una mujer inocente.
 


 

Si mi vida ya tenía suficientes problemas, ahora también se me acusaba de matar a una mujer a la que ni siquiera conocía.
 


 

THEMMA
 


 

En los últimos tres días no había logrado conciliar el sueño. La imagen de una Ofelia moribunda y sin corazón me sacudía las entrañas. Pero eso no fue razón para retractarme por lo que habíamos hecho. Al contrario, estaba muy orgullosa de lo que acabábamos de conseguir.
 


 

Al cuarto día, Thiago se despertó con una carpanta que no sería sencillo de aplacar. Ni cuatro paquetes enteros de galletas surtidas pudieron con su estómago insaciable. Era evidente que su forma de canalizar su nerviosismo le haría aumentar de peso. Tampoco podía recriminárselo; se trataba de una conspiración en contra de los dos padres que nunca tuvo.
 


 

—Ya es hora de convocar una segunda reunión —propuso, ansioso por poner punto final al problema—. Tengo algunas ideas de lo que podremos hacer con Joshua. 
 


 

Asentí y con un beso lo callé. Disfruté de nuestro momento a solas todo lo que este duró. Thiago no se quedó atrás y nos tuvimos el uno al otro un tiempo más. Cuando las caricias en su cuello acabaron y separé mis labios de los suyos, ya estaba más calmado.
 


 

—Todo a su tiempo. Aún no estamos preparados para actuar. Necesitaremos tiempo e información.
 


 

—Tengo varias ideas —retomó él, con su berretín habitual.
 


 

Conforme a los primeros rumores que nos llegaron, supimos que la muerte de Ofelia ya estaba dando que hablar en las noticias. Incluso, la policía comenzó una investigación que ponía a David como principal sospechoso.
 


 

Themma: ¿Vieron las noticias? Al parecer, nuestro plan fue todo un éxito.
 


 

Estella: ¡Y se sumó un corazón más a la colección!
 


 

Thiago: Pronto encontrará a su compañero.
 


 

Acordamos encontrarnos en casa de Clark el lunes por la tarde con el pretexto de organizar un trabajo escolar que era seguro que nos pedirían durante ese año. Sabíamos que esa excusa no sería tan convincente para su madre.
 



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En el texto hay: 150 capitulos

Editado: 10.08.2020

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