El fuego no me mató.
Me quemó. No me consumió.
Me forjó.
Quemado, marcado y despojado de todo, Nero Vescari desapareció del mapa… solo para regresar tiempo después con un único propósito: reclamar el trono de la familia que intentó borrarlo.
Y lo hace.
Frío, calculador y sin espacio para la misericordia, aprendió que el poder no se hereda, se arrebata.
Y él está dispuesto a incendiarlo todo para conseguirlo.
Ahora es el Don de la Cosa Nostra.
Uno que no muestra piedad.
Anastasia Morozova pertenece a una de las familias más peligrosas de la Bratva rusa.
Es hielo y veneno. Belleza letal envuelta en seda.
Y está atrapada en un pacto que nunca pidió… un juego de poder donde el precio es su libertad.
Lo que no esperaba era a Nero Vescari.
Un hombre hecho de oscuridad.
Uno que no finge ser otra cosa.
Uno que lleva las cicatrices en la piel y la venganza grabada en la sangre.
Él no cree en el amor.
Ella no cree en nadie.
Y en un mundo donde la lealtad es traición disfrazada, solo una cosa es segura:
Las cenizas no olvidan.
Y Nero nunca perdona.