Those Preferences

Nueva Perspectiva

Un nuevo día llegó en aquel cruel sitio que al parecer, su única misión era contener a perros y maltratarlos como si de seres sin vida se tratara.

Al menos puedo decir con bastante seguridad que a mi lado hay canes que han pasado lo mismo que yo, por lo que puedo contar con su apoyo en un completo cien por ciento.

Este negocio es una pulsiga, harían lo que fuera para conseguir un poco de mísero dinero que se les acabará en un sólo día gastando únicamente en la comida necesaria para sobrevivir.

Básicamente su establecimiento consiste en conseguir la mayor cantidad de perros para luego, de forma con altos niveles de descaro, encerrarlos en pútridas jaulas esperando que pronto llegue una persona interesada en comprarlos. Hay que tener la peor vida posible como para poner en las manos de tu negocio tu supervivencia en este mundo lleno de agentes externos.

Por un momento volteo a ver a mis compañeros canes que estan a mitad de la misma situación que yo. Seguramente, estuvieron en este lugar por años sin que nadie se interesara en siquiera adoptarlos. No me imagino tener que estar aquí por lo menos un año, y estos perros estuvieron mínimo cinco.

Por días he visto como familias, mayormente con niños y padres ya mayores, se acercan a cada una de las jaulas y que por un segundo me da una pequeña pizca de esperanza, sé en el fondo que terminarán yéndose sin ninguno, como sucede en el mayor porcentaje de ocasiones favorables.

Una vez más, nuevos clientes llegaron por la puerta principal del establecimiento. Fueron tantas las veces en las que los clientes terminaban sin nigún can en su posesión, que decidí ignorar la llegada de esta nueva pareja sin hijos.

Volteé hacia la pared trasera y me acosté furioso, deseando que ni si quiera me echen un vitazo o que piensen que no hay perro encerrado aquí adentro.

La ley de Murphy entró en acción, y el primer perro al que se acercaron fui yo. Al acercarse, noté que alguien caminaba hacia mi dirección, por lo que giré mi pequeña cabeza para observar de lo que se trataba. Lo primero que vi fue el gesto de satisfacción en la cara de la mujer. Mi antipatía no finalizó, por lo que volví a voltear la cabeza hacia la pared, sabiendo que tarde o temprano se irían.

El rostro de la mujer se transformó en preocupación y creo que por ese simple hecho de haber ignorado a la mujer, fue que finalmente decidieron sacarme de aquel lugar como nunca hubiese imaginado. Para ello, la mujer se levantó del piso para verme y se paró rápidamente, decidida a decir: "quisiera adoptarlo", con sentimiento de decisión y misión de altruismo.

Al escuchar aquella frase, me levanté en un único brinco y comencé a ladrar, alegre por llegar a mi nuevo hogar. El futuro que había imaginado con mi madre Laffy había regresado desde lo más profunda del pozo sin fin. El hombre pareja de la mujer, se acercó a la reja y comenzó a reír, conmovido por mi notable alegría expresada con saltos con bajo alcance y ladridos de entusiasmo.

Tras unos minutos en los que mis ahora dueños llenaban algunos papeles para que sea posible si adopción, pudieron abrir la reja y finalmente salir de aquella pútrida jaula en la que nos tenían metidos.

Una vez fuera, la felicidad llego a tal nivel, que casi inmediatamente después de salir de la perrera, imaginé grandes momentos con mi nueva familia. Pude visualizarnos en el parque, jugando con mis ahora dueños a un sin fin de actividades. Pude verlos viendo una película, mientras yo me posaba ensima de sus muslos y dormía tranquilamente. Pude observar con extrema calidad lo hermosa y gigante que sería el lugar donde viven.

Subimos al auto que nos llevaría por sí sólo a nuestro hogar, pues apenas tenían de esos antiguos autos autónomos. Una vez sentado en el asiento trasero y con la lengua vibrando mientras jadeo de felicidad, un sentimiento que parecía que me acompañaría hasta el día de mi muerte (al cual le faltan 30 años, por mi raza de can), llegó a mi vida por primera vez.

Al venir con esta familia, estaría dejando a mis hermanos ya todos esos perros enjaulados que estaban en la misma situación que yo y que me hacían sentir parte de una comunidad. Al estar aquí, los estaría abandonando por completo, y eso es algo que me costará olvidar con el paso de los años.

Nunca olvidaré lo bien que se sentió el que haya perros a tu alrededor que saben por lo que experimentas y te ayudan simplemente estando a tu lado. Ojalá que algún día una familia vea su sufrimiento y los adopte, causando así una colosal explosión de felicidad inconmensurable.

El auto comenzó su trayecto al hogar de esta adorable pareja. Mientras esperaba la llegada, di unas cortas vueltas sobre mi propio eje antes de acostarme con la cabeza sobre mis patas, obteniendo como resultado que mi cuerpo quede de forma circular.

Una vez me encontraba en mi posición de descanso, mis dueños comenzaron a dialogar sobre algo que no era capaz de entender.

-Debemos comenzar aquello que planeamos para poder tener a nuestro hijo lo más rápido posible. -Dijo el hombre, quien estaba desesperado por realizar aquello que tanto parecían añorar.

-De acuerdo... Ya tengo todo lo necesario para poder engañar a esos inútiles. -Mencionó ella, quien estaba preparada para realizar aquello que parecía difícil de lograr.

-Perfecto. Sólo espero que no exista algo que pueda delatarnos.

-Puede que haya algo... ¡Pero debemos intentarlo! Quiero ser madre sin tener que realizar aquella terrible obligación.

-Opino lo mismo. Debemos actuar ya, o de lo contrario, toda la situación puede caernos encima.



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En el texto hay: sacrificio, mundo distinto, perro

Editado: 12.05.2020

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