Those Preferences

La Puerta

Puedo sentir un denso frío que, con notable lentitud, me cubre la espalda. No es que no haya conocido ese aire helado, pues mi leal y fiel amiga la soledad, una que me ha visto desde las sombras y, que al presentarse la más mínima oportunidad, la utiliza sin pensarlo. Le encanta abrazar al que más sufre y al que más necesita compañía. Sabe que su abrazo congela, pero le encantan los aperitivos a temperatura negativa; de eso se alimenta.

Necesito un lugar en el que pueda descansar... Pero este entorno carente de cama, sábanas, o por los menos algo mínimamente cómodo, hace que esa tarea se vuelva realmente imposible; así que, al no tener opción, decidí simplemente tirarme sobre el frío suelo metálico, el cual sólo aumenta la sensación de falta de compañía y amor.

Tiriteo, tiriteo fuertemente; el frío puede conmigo... Ya es irresistible. Ya no sé de dónde viene tanta frialdad... Del ambiente, de la misma soledad o del producto de ambas.

Los recuerdos felices que tenía con mis dueños ya no me llenan de esa emoción; al contrario, me entristece y me enfada en una extraña mezcla de emociones frenéticas y sin sentido. Ellos me encerraron en este lugar, tras darme falsos signos de amor, falsos cariños, falsos cuidados y falsas esperanzas.

Supongo que aquí será dónde cesará mi vida, como efecto de días solo, con hambre, sed y frío. Tarde o temprano, mi cuerpo caerá en un profundo sueño del que jamás despertará de nuevo, aquél que marcará el fin de mi existencia sin posibilidad de retorno.

Justamente cuando llegué a la cúspide de la infelicidad, algo inusual me sobresaltó, quitándome la sensación negativa de inmediato. Un sonido ensordecedor comenzó a oírse; parecía ser que estaban encendiendo una máquina muy potente, pues se podía percibir gran cantidad de piezas metálicas colisionando con fuerza y rapidez, además de un motor funcionando a todo vapor.

Por un momento creí que se trataba de un aparato exterior, pero pronto entendí que la habitación metálica en la que encerrado estaba era la máquina. De forma consiguiente, unos minúsculos tubos que provenían de las esquinas y que no había percibido hasta ese momento, comenzaron a desprender un vapor que a la vista era color blanco. Con su salida, un pitido molesto y demasiado agudo fue su fiel acompañante infernal.

El humo opaco llegó a mi posición. Apenas atravesó mis fosas nasales, él me obligó a desmayarme sin aviso previo, llenando mis ojos con una oscuridad sepulcral...

*********

Granos en el suelo. Uno con millones de pequeños granos salados color café tenue no tan repartido uniformemente. La sensación al tocar la arena es de dureza y con superficie no del todo lisa, pues está completamente empapada de agua.

Cielo aún con sol en él, pero no con tranquilidad; color azul claro, pero no azul brillante. Nubes sobre éste: no color blanco, sino color gris; no separadas, sino fusionadas. Truenos: continuos, pero insonoros; tenebrosos, pero seguros.

Un gran cuerpo de agua salada adyacente al suelo de arena. Tenues olas forman pequeños espirales en el interminable mar, imposible de ver completo desde una misma posición. El oleaje genera un sonido apenas perceptible que crea un ambiente relajado, pero a la vez sombrío, pues ningún otro ruido es audible.

Sólo hace falta girar noventa grados a la derecha para poder ver el verdadero centro de mi atención. Turquesa, un color llena mi visión, pues tiene un tono contrario al demás entorno. Se trata una puerta: delgada y alta, que parece haberse fabricado de madera lisa y resistente, pintada con una capa de pintura turquesa intensa. El marco que la sostiene está hecho del mismo material, pero pintado con un blanco puro. Parece que la puerta fue puesta sin algún propósito en específico, pues no funciona como bloqueo de entrada, sino que simplemente está enterrada en la arena húmeda, sin pared alrededor.

Me veo a mí mismo desde atrás, como si fuese un sueño, aunque seguramente lo sea. Observo como me volteo con lentitud a ver fijamente la puerta turquesa.

De pronto, el ambiente en el que me encuentro cambia. Todo mi alrededor está cubierto con un blanco cegador que no permite fijar la vista a ningún lado. Giro la cabeza a todos lados para buscar algo que me ayude a orientarme; no hay absolutamente nada, a excepción de un objeto que, por la distancia, no me es posible distinguir con determinación.

Me acerco, poniendo una pata frente a la otra, para poder ver mejor lo que eso es. Finalmente, llego a un punto en el que puedo identificar con claridad lo que se encuentra frente...

Parece ser un perro, pero no transmite alegría o ternura, pues se trata del cadáver de uno de éstos. Parece que lleva días sin que nadie haya tocado el cuerpo. Está lleno de pequeños gusanos color amarillentos, completamente cubiertos de un brillante líquido; parece que se siguen moviendo, alimentándose del cadáver con un hambre sin apaciguar durante un largo tiempo. De su órbita con ojo carcomido, salen cientos de moscas, listas para continuar su festín de carne podrida. Me fijo un poco más en el cadáver: analizo su cabeza, cuerpo y patas. No hay duda... Se trata de mí. Yo soy ese perro... ¿Acaso algún día terminaré así?

La puerta vuelve a ser mi campo de visión, esta vez, me acerco más ella y se abre un poco, dándome a bienvenida a un mundo sin descubrir.

"Luz... Luz es la primera cosa que ví. Una luz intensa que está justo en frente de mí. Parece ser un foco led lo suficientemente luminoso para cegar a cualquiera. 

Llorar, la primera acción que realicé; todos los recién nacidos expulsan toda su energía para demostrar que respiran con facilidad, y yo no era diferente. Parece ser que estoy reviviendo aquel momento en el que nací. ¿Realmente fue necesario que haya llegado a este mundo? Lo único que he hecho fue ser una astilla en el dedo de otros, perforando en ellos cada vez más profundo, sin ni siquiera querer hacerlo. Ver ese recuerdo me inculca nostalgia y ternura, pero a la vez enfado y desesperanza, pues ese fue el día en el que perdí para siempre a Laffy y a Elizabeth.



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En el texto hay: sacrificio, mundo distinto, perro

Editado: 12.05.2020

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