La bandera de Alaska

La tierra aún está mojada de la lluvia que ha caído durante la noche y el cielo grisáceo amenaza con descargar otra vez cuando salgo a explorar el resto de Juneau a la mañana siguiente. El aire húmedo es suficientemente fresco para llevar un jersey, pero llena los pulmones con el perfumado aroma de la hierba mojada y la fragancia etérea del bosque de píceas que cubre la sierra que rodea Juneau. Al otro lado del canal de Gastineau, las montañas de Douglas Island se ven salpicadas aún con algún nevero tardío. Es una mañana típica de verano en Juneau y decido aprovecharla con un poco de cultura.

Una visita rápida al Museo Estatal de Alaska me introduce en pocos metros cuadrados en toda la variedad de fauna, etnología e historia de Alaska. Es casi más de la que se puede llegar a absorber, pero se aprenden cosas curiosas como, por ejemplo, que incluso antes de que fuera incorporado a Estados Unidos como un estado de pleno derecho y no un mero territorio, Alaska ya tenía una bandera propia: en 1926 se organizó un concurso en las escuelas de Alaska para escoger el símbolo para el territorio. El ganador fue Benny Benson, un nativo alutiiq de trece años de Chignik, en la Península de Kenai, que dibujó en un campo azul oscuro ocho estrellas doradas con la forma de la Osa Mayor y la Estrella Polar. La Osa Mayor simbolizaba la fuerza, y la Estrella polar significaba el futuro hacia la condición de estado, una intención que también quedaba recogida en la divisa de Alaska: «North to the Future». La bandera inspiró también la canción oficial del estado, que compara el azul del fondo de la bandera con el azul del mar y de los lagos de montaña, y las estrellas doradas con el oro que buscaban los primeros exploradores.

Benny Benson murió en 1972 de un ataque al corazón a los 58 años. Trabajaba en la isla de Kodiak como mecánico de aviones, y en 2013, en el centenario de su nacimiento, el Estado de Alaska puso su nombre al aeropuerto de la isla.