La ame como nunca antes había llegado a amar.
Ella dejo una marca que nadie podrá eliminar, nunca jamás.
Decirle adiós fue lo más difícil que pude hacer.
Aún recuerdo la primera vez que la vi.
Recuerdo a la perfección sus lágrimas, sus risas, todas las veces que se emocionaba leyéndonos.
Y cuando no sabía a dónde o con quien ir, siempre nos tomaba.
Todas las veces que decía, que ella no había nacido para ser amada, algo dentro de mí se desmoronaba poco a poco, pues ella no era consciente de lo mucho que llegue a amarla.
Fui consciente de todos sus problemas, de todas las veces que ella se comparaba, de todas las veces que se desvelaba tratando de estar bien.
Fui consciente de todo.
Recuerdo cuando llegó emocionada diciendo que había conocido a un chico, dios... si viera todo lo que provocó en mí esa confesión.
Ver como se enamoraba de alguien real fue algo que me dolió.
Y la hora de decirnos adiós se acerco, fue inevitable que no llorara, pues me despedía de mi único y verdadero amor.
Si tan solo pudiera ser real... por ella sería capaz de hacer todo, pero tan solo estoy hecho de tinta y papel.