Titulo sueños inalcanzables

Capitulo 2

Diana:

La situación de mis padres me estaba afectando  emocionalmente en este momento demasiado. 
Aunque no puedo expresarme bien, y debo quedarme tumbada en la cama o actuar como si nada de lo que ocurre a mi alrededor me lastima, en cierto modo siento dentro de mí un agujero de tristeza de ver a mi madre como llora desconsolada me parte el corazón.
Desde que mi padre volvió de nuevo a casa después de tantos años, la tranquilidad que había en mi hogar se había vuelto todo un caos.
Yo había dejado de moverme por la casa para encerrarme en mi habitación, no aguantaba como mis padres pasaban todo el rato  peleando por tener la custodia de mi hermano.

Dormía muy mal, pues no podía parar de llorar por haberme enterado por boca de mi madre que debíamos irnos a España y debía separarme de mi hermano.
Mis lágrimas caían una a una sujetando firmemente la mano de Yeray. Él no solo es mi hermano, es más que eso. Sin mi hermano siento que mis sueños se van haciendo cada vez más inalcanzables, porque él es el único que me comprende dando voz a todo aquello que yo no puedo expresar. Yeray es alucinante, tiene el don de convertir las cosas más insignificantes en algo maravilloso.

Aún me acuerdo cuando mi madre llegó a casa diciéndonos que el juez le  ha dado la custodia de mi hermano a  mí papá. 
Estaba sentada con mi tía y tenía un impulso de ir salir corriendo, pero no podía correr, por lo que me  levanté caminando despacio estirando mis manos  hacia a mí hermano para que él me las coja y poder abrazarlo muy fuerte, no quería soltarlo nunca.
Pero ahí estaba mi padre sonriendo victorioso tirando de él hacia la calle sin importarle que mi hermano llore gritando y luchando por no quererse irse. 
Me quedé parada con mis piernas frágiles notando  algo dentro de mí como si fuera a romperse.
Por última vez mi hermano me  susurró al oído que todo  iba a salir  muy bien  prometiéndome que vamos a estar juntos  cuando tenga dieciocho años. 
Limpia con delicadeza mis mejillas besándolas antes de soltar mi mano muy despacio para desaparecer por la puerta.

Esa noche me quedo dormida en la habitación de mi hermano  con ojos llorosos. No podía hacerme a la idea que ya no estaba a mi lado y que ya no sería su pequeña princesa, me daría de comer, jugaría conmigo y me traería los insectos y flores que se encuentra de regreso del colegio.

Comencé a dormir todas las noches en la habitación de Yeray  porque quería recordar  cada momento que pasado con él. Sin Yeray sentía un gran vacío y creo que nunca me acostumbraré a vivir sin él.

Pasaron un par de meses hasta que mi madre pudo reunir el dinero y poner rumbo a España. 
Mi madre me dice con cariño que todo va estar bien, yo solo asiento con mi cabeza sonriendo débilmente mientras por dentro, mí pecho se remueve más el dolor de no ver más a mi hermano.
Lo echaba mucho de menos, tanto como que todo comenzaba a darme igual si me curaba o no. Sin mi hermano, para mí nada tiene el mismo sentido.

Tres días después, llegamos a España donde fuimos recibidas por una tía de mi hermana.
Adela es una mujer mayor, la cual lleva viviendo muchos años en España. 
Mi madre ya se puso en contacto con ella para que nos auxilie.
Adela me trata con mucho cariño, se porta muy bien ella y su nieto Brian, que es de la misma edad que mi hermano.
Pero Brian aunque se comporta conmigo de una manera muy cariñosa conmigo, no es Yeray.
Lo extraño mucho como para no dejar de llorar por las noches. Espero que él no me haya olvidado y algún día se cumpla su promesa de volvernos a ver.

Una semana después de haber llegado a España, me encuentro nuevamente en la consulta del médico especialista. 
Él médico es muy agradable y me hace sentir bien. 
Aunque no me puedo expresar bien, me gustaría decirle que lo veo como mi ángel bello. Él le ha dicho a mi madre las pruebas que necesito hacerme antes de someterme a la operación.
Dibujo una sonrisa en mi rostro mientras miro una foto mía junto a Yeray. No puedo evitar pensar todo el rato en él, en estos momentos me hace mucha falta, tanto como para mirar por la ventana de mi habitación y rogar que desde donde esté espero que esté bien y podamos vernos pronto.

De nuevo tenía que asistir a las visitas con los distintos médicos y logopedas.
Durante días tuve que estar haciéndome pruebas para la operación.
Estaba emocionada de que al menos pueda tener una mejor calidad dentro de mis posibilidades.
Mi enfermad no tiene cura, eso ya lo sé desde que tengo uso de razón. 
Pero si de algo estoy segura es que voy a luchar para poder caminar y hablar y moverme sin ayuda.
Mi mayor sueño es poder enamorarme, conocer algún chico y saber que se siente cuando alguien fuera mi entorno me quiere. 
Pienso que ese sueño será inalcanzable. Sin embargo, ahora que estoy en otro país donde pensé que lo pasaría peor, resulta que estoy más motivada y con más ganas de luchar, sobre todo, de poder ir al colegio y conocer niños y niñas de edad.
Poder llegar a leer, escribir y dentro de mis posibilidades ser independiente porque ganas y coraje no me faltan para lograr aquellas cosas tan común para una persona normal y tan exageradamente costosa para mí.
Voy a poner todo de mi parte para llegar a hacer todo aquello que le prometí a mi hermano que haría. 
Quiero escribirle una carta, poder saber lo que él me escribe y sobre todo, poder responder cuando me hable. 
Prometo que cuando nos volvamos a encontrar, seré otra Diana.

 



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Editado: 13.01.2021

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