¿todo el cielo y el infierno que me diste?

CAPÍTULO DOS

—¡El desayuno está listo! —gritó Zara desde la cocina. 

Me levanto con pereza no se como es la rutina aquí pero allá con mi madre estaba acostumbrada ir a la escuela, comer, dormir y esperaba a que mi madre llegara pero siempre era la misma rutina hasta que me mude con mi padre y ahora desde ese día siempre eran los mismos días: levantarnos, almorzar, recoger la casa e ir por Zara a su trabajo y mi padre trabajando en la cocina casi todo el día. Realmente no se cual sea muy bien el trabajo de mi padre, ni con quien trabaja, solo sé que se la pasa en la cocina haciendo varios guisos. 

El olor a comida inunda mis fosas nasales, me dirijo hacia el comedor para sentarme, escucho hablar a mi padre y a Zara pero la conversación era casi audible, Natasha y Annie salen de la habitación y jamás se percataron de que yo estuve antes de que Natasha y Annie salieran de la habitación. 

—Buenos días, mami —saluda Annie con alegría y Zara le da un beso en su cabeza sonriendo. 

—Buenos días, princesa —respondió Zara mirándonos de reojo a Natasha y a mí. 

Natasha y yo nos miramos un momento, ¿acaso trata de hacernos sentir mal? Desde que nosotros estábamos pequeñas siempre ha tenido problemas con nosotros, tal vez solo fingía por mi padre esa felicidad que nos daba pero se que todo era una mentira y mi padre siempre le creía cualquier cosa a Zara, ella sabía muy bien que nunca recibimos ni siquiera un abrazo de nuestra propia madre durante nuestra infancia, Natasha y yo sabíamos muy bien cuales eran sus intenciones desde un principio cuando quitaba esa sonrisa falsa cuando se iba mi papá. 

—Qué niña tan dulce —habló Zara agarrándome y apretando mis mejillas, yo la mire un poco confundida porque jamás había hecho eso y las estaba apretando un poco fuerte. 

—¡Auch! ¡Me duele! —me queje pero Zara solo sonrió y camino directo hacia la puerta con una sonrisa malévola en sus labios y sus tacones rechinando horrible en el piso de aquella casa. 

Voltee hacia aquella pecera que mi padre tenía, me pare de puntitas mientras miraba hacia los peces, eran naranjas y estaban muy bien cuidados, eran mis únicos amigos aquí aparte de Natasha, pero nada más, solo nos teníamos la una con la otra ya que mi padre se la pasaba trabajando y Zara parecía su chicle, mi madre solo le preocupaba el trabajo y ya. 

Ahora que pasaron años, aún sigue con ese odio a pesar de que mi padre le dio una hija, ¿qué más podría pedir? Pero creo que su rencor hacia nosotros sigue ahí en lo más profundo de su oscuro ser. 

—Pueden poner la mesa mientras yo sirvo —dijo Zara sonriendo, yo pase por la cocina mientras ponía vasos y Natasha servilletas.

Ayude a poner los platos sobre la mesa y a los pocos minutos nos sentamos a comer los cinco, cuando escuchamos comer a mi padre, Zara y Annie, Natasha y yo nos dimos una mirada irónica y con un poco de desagrado, no tienen ninguna delicadeza al comer. 

—Mami, ¿puedo ir hoy a la casa de Megan?

¿A la casa de Megan? ¿Quién carajos es Megan? 

—Si, pero solo si recoges tu cuarto. 

Annie hace un puchero pero aún así asiente. La comida no es mi más grande amiga, podría decirse qué tenemos una relación muy tóxica, por un lado me siento tan bien al comer y por otro lado me siento muy mal pero aún así trato de comerlo todo. Me levanto con mi plato y ayudo a lavar los trastes mientras Annie esta cambiándose la pijama para irse con esa tal Megan. 

Me acosté sobre mi cama mientras me ponía mis audífonos y ponía a Taylor Swift, hoy es sábado por lo que escucho que proponen salir, a mí no me agrada mucho esa idea ya que enfrentarme a gente que no conozco admito que me da un poco de miedo, Annie protesta que quiere estar en casa de Megan jugando y viendo películas con ella pero aún así decide ir ya que iremos al parque, un lugar que me emociona y a la vez no. Estaremos en un lugar fresco y lleno de naturaleza pero a la vez no porque estaremos llenos de gente. 

Pensaba llevarme audífonos pero mi padre me dijo que era algo “familiar” pensé en llevarme aunque sea un maldito libro y tampoco me dejo, a veces no entiendo el porqué acepté, estaba a un paso de decirle a mi madre que quería regresar. 

#

Cuando regresamos a casa, Annie insiste en que quiere ir a la casa de esa tal Megan por lo que Zara no protesta nada y cuando ella se va Zara nos mira con una sonrisa esperando que saquemos la conversación nosotros, pero estoy un poco cansada para hablar, no hice nada, solo me quede sentada en el pasto pero de alguna forma no disfrute tanto el momento porque había muchas personas a mi alrededor, solo comía y era todo lo que podía hacer. 

—¿Les gustó el lugar? —preguntó Zara mirándonos mientras dejaba las frituras qué compramos en la mesa. 

Me pareció lo más normal del mundo, un parque solo es árboles, pasto y personas corriendo con sus perros o jugando con sus niños. 

—Bien —respondió Natasha sonriendo sobre sus labios. 

Yo solo me encogí de hombros, en respuesta a que si, me gusta estar en lugares lleno de árboles, la naturaleza estar en una cabaña lejos de la ciudad, de hecho mi álbum favorito de Taylor Swift es Folklore, pero estar entre tantas personas me entra un pánico grande, desde pequeña siempre he desarrollado ese miedo por las personas, tal vez se deba a que siempre había estado sola, mi primera amiga fue en la escuela secundaria y eso por decirlo “amiga”Chalsea. 

—Me voy a mi cuarto, gracias por llevarnos al parque —hablo por fin, pero mi padre y Zara ya se encuentran hablando de otras cosas. 

Oh, genial. La única vez que me animo a hablar con ellos, ya no me prestan ni la más mínima atención. 

Después, no quiero que se vayan a quejar de que no hablo, de que soy una maldita asocial, de que soy una introvertida qué le da miedo socializar. 

#

Ya habíamos terminado de comer, estaba recogiendo la mesa cuando tocan la puerta y Natasha abre y se deja ver un chico, ¿ese es el tal Mike? Cuando Natasha deja los platos en el lavaplatos, yo me encuentro con una sorpresa, hay una casa cerca de la nuestra, podría decirse qué vivíamos en la misma casa ya que la nuestra era muy pequeña. En la puerta de madera habla ese chico a mi padre, solo lo vi de reojo y no alcance a distinguir de que quien se trataba, solo vi a Annie corriendo a él y susurrarle algo al oído mientras nos miraba a Natasha y a mí, frunci el ceño y me voltee hacia la mesa, de verdad se cree mucho solamente porque habla con un chico, limpio la mesa con un trapo amarillo. 




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