Todo lo que deseamos

Capítulo 5

 

Padme

Gruñí con enojo cuando los rayos del sol comenzaron a traspasar las cortinas de mi ventana y ahora la luz me daba en toda la cara, cosa que me obligó a girarme al otro lado de la cama.

Pude dormir tan solo unos minutos más hasta que escuché como se abría la puerta de mi habitación seguidas de unas pisadas apuradas. Y fue en un momento rápido cuando tuve la intención de levantarme, pero solté un quejido cuando sentí como unos cuerpecitos chocar contra mi cuerpo.

— ¡Meme, despierta! —escuche las voces de mis hermanos pequeños Lexi y Theo gritar.

—No —contesté y con rapidez me cubrí todo el cuerpo con la cobija y a los pocos segundos ellos comenzaron a jalarla para arrebatármela, hasta que la solté y ambos cayeron de espalda a la cama y así pude tomarlos y acercarlos a mi lado.

Ambos comenzaron a soltar risas cuando comencé a hacerles cosquillas en el estómago y fue solo Theo el que logro soltarse para después colgarse en mi cuello, pronto dejé a Lexi y los 3 bajamos hasta la cocina. Theo sobre mi espalda y Lexi en mis brazos.

Al llegar a la cocina me encontré con Aby, June y Emily

Emily estaba haciendo de comer mientras que Aby le servía su café a mi padre que acababa de llegar y estaba al teléfono.

—Buenos días, señorita Padme —saludaron cuando me vieron y también saludaron a los mellizos dándoles un apretón en las mejillas.

Senté a cada uno en las sillas que estaban en la barra de la cocina y June comenzó a ponerles platos frente a ellos, pero yo rechacé el mío cuando vi que lo colocó frente a mí.

—Buenos días —saludé a mi padre que solo se había acercado a darme un beso en la sien de la cabeza al igual que a los mellizos.

—Buenos días, cariño, ¿No comerás?

—Yo… iré a la cafetería —expliqué —A la que solía ir, ¿recuerdas?

 —Sí.

— ¿Tú… quieres venir? Así podríamos desayunar juntos y…

—Lo siento, pero tengo una junta importante y estaré fuera algunas semanas, sino es que más.

—No me… habías comentado.

Lo vi llevarse el teléfono a la oreja cuando comenzó a sonar y mirarme con disculpa.

—Descuida, está bien —ya es costumbre.

Y era verdad, desde el último año él se la había pasado fuera de casa, siempre eran juntas de trabajo, viajes importantes… Y no lo reprochaba, gracias a eso podíamos tener prácticamente todo.

Y yo sólo anhelaba algo tan sencillo.

Dejé a los mellizos comer cuando mi padre contestó una llamada y se apartó sin decir algo más, salí de la cocina con un nudo en la garganta y me dirigí a mi cuarto.

Comencé a buscar ropa para cambiarme hasta que mi vista se nubló por un instante y lo único que pude hacer para no perder el equilibrio fue sentarme en la cama y cerrar los ojos.

Mi brazo quedó colgando, pero con la palma de mi mano comencé a sentir algo suave y para cuando abrí los ojos pude ver a Robin.

Mi perro trataba de lamer mi mano, pero cuando veía que la quitaba se iba contra mi cara.

—Meme, tienes… —Me puse firme al escuchar la voz de mi hermano Baxter entrar a mi habitación — ¿Estas bien? —preguntó deteniéndose cerca del marco de la puerta.

—Sí, no es… ¿A dónde vas? —hice una mueca al ver que llevaba una maleta en la mano.

—Saldré de la ciudad con unos amigos, iremos a… —explicó entusiasmado

— ¿Me van a dejar sola otra vez?

Se detuvo al instante de escuchar mi pregunta y pareció entender mi expresión de hace un rato y preferí no escucharlo más, lo empuje hacia afuera de la habitación y cerré la puerta en su cara.

Me apresuré a vestirme y supuse que Baxter ya se habría ido ya que no escuché alguna protesta de él detrás de la puerta como siempre acostumbraba.

Salí de la habitación y era correcto, Baxter ni siquiera estaba en el corredor, bajé hasta la cocina para despedirme de los gemelos y tal vez era que el universo estaba en mi contra, pero mi padre y Baxter estaban juntos en la cocina.

—Padme, yo… —comenzó a hablar mi hermano, pero ignoré su presencia al igual que la de mi padre y continué de lo más normal.

— ¿Aby, podrías mandarme los horarios de las clases de natación de los mellizos para pasar…?

— ¡Padme! —Me detuve cuando mi padre levantó la voz — ¿Qué son esas groserías de estar ignorando a la gente?

Casi tuve que morderme la lengua para no soltar una maldición y evitar que mi padre volviera a reprenderme.

—Escucha, perdón si no puedo pasar el día contigo, pero sabes que me he esforzado mucho para conseguir lo que hoy en día tenemos.

—Y no lo reprocho —dije en voz baja.

— ¿Entonces qué es…?

—No importa —contesté consiguiendo evadir las preguntas de mi padre y solo pasarle por un lado después de darle un beso en la mejilla a los gemelos.



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En el texto hay: cliche, romance, cliche juvenil

Editado: 04.07.2024

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