Todo lo que deseamos

Capítulo 8

Padme

Habíamos llegado a la fiesta poco después de que terminara el juego de mi amiga en donde habían ganado y por lo tanto ahora tenía a una Adriana bastante feliz y sonriente. Estoy segura de que casi toda la escuela estaba en la fiesta y ni siquiera sabía de quien era la casa, creo haber escuchado decir a Adriana que era de una chica de su equipo.

Me quedé en una esquina de aquella casa tan grande viendo a mi amiga celebrando con su equipo y en un momento nuestras miradas se cruzaron a lo que me hizo sonreír más al ver como tenía los ojos tan iluminados puesto que noté que su seguridad había vuelto, aunque ella no lo admitía desde el primer juego en el que su equipo perdió siempre dudo de ella a la hora de jugar. Eso había cambiado el día de hoy.

Pasé los ojos por toda la casa viendo a todas las personas que estaban, no conocía a todos, pero ciertas caras me resultaban familiares, estaba el equipo de fútbol, las porristas, incluso mi equipo de vóleibol, al ver al equipo de fútbol una pregunta en mi cabeza surgió de en donde estaría… o, no. ¿En qué cosas piensas, Padme, concéntrate?

No paso mucho tiempo cuando decidí ir a buscar un trago y para cuando lo hice volvía mirar a mí alrededor y fue cuando noté como ahora todo era un alboroto. No tengo idea de en qué momento había sucedido si solo me había desconcentrado unos minutos. El ruido se escuchaba por toda la casa, era incluso más fuerte en la parte del patio, puesto a que había una alberca enorme en donde todos estaban.

Había perdido de vista a Adriana, hasta que por el ventanal de la cocina que daba al patio la vi con un traje de baño divirtiéndose. Conseguí un último trago antes de salir de la cocina, pero justo antes de cruzarla la puerta por completo algo me empujo haciendo que todo lo del vaso se me regara encima a lo que solté un grito ahogado puesto que el líquido estaba frío.

Estuve a punto de ponerme a reclamarle a aquel idiota hasta que levanté la vista y lo vi.

Nick

No tardamos mucho en llegar a la fiesta y al entrar noté como la mayoría de la escuela ya estaba aquí, alcancé a ver a el equipo de porristas, a mi equipo de futbol y evidentemente al equipo de basquetbol en donde pude cruzar miradas con Adriana y esta vez pareció verme con mejor cara de la que acostumbraba.

Había notado que algunos alumnos de la otra escuela estaban en la fiesta así que comencé a buscar con la vista a mis gemelas favoritas hasta que las encontré. Observé a Victoria y a Fernanda bajar las escaleras sin mucho interés hasta que fue evidente que sintieron mi mirada cuando Victoria bajo corriendo las escaleras a pesar de traer zapatillas y se aventó sobre mí.

—Sí, a mí también me alegra verte, Vic —respondí ante el cariño de Victoria.

Me separé de Victoria esperando a que Fernanda hiciera lo mismo aunque a diferencia de ella recibí un puñetazo en el hombro por su parte.

—Agh —me quejé — ¿Eso por qué fue?

—Eres un idiota —soltó muy propia de ella.

Victoria y Fernanda, las gemelas que lograban hacer mi vida muy divertida y feliz, a las dos chicas que amaba con mi alma como a unas hermanas. Los tres nos conocíamos desde niños en la primaria donde yo solía ser muy atormentado por los otros niños y por alguna razón ellas se habían compadecido y me habían defendido.

—Honestamente creí que no vendrían —aclaré.

— ¿Y por qué creíste semejante cosa? —pregunto Fernanda casi como ofensa.

—Quizás porque perdieron la final —respondí.

—Da igual —aclararon con indiferencia haciéndome sentir sumamente ofendido.

—Me preocupa que lo digan con tanta naturalidad.

—Oh vamos, Nick, que tú seas un intenso para tus partidos no significa que nosotras también lo somos.

No respondí nada a su comentario y no sé si fue porque tenía razón o simplemente me había ofendido que lo dijera de esa manera.

Charlamos por un rato más hasta que ella se comenzó a unir con otras personas así que les dije que luego las vería.

Me quedé charlando con mis amigos y eso me agrado ya que mis problemas o pensamientos comenzaron a desaparecer haciendo que me divirtiera a un más y no se el por qué pero por un momento la duda de donde estará cierta persona se disparó en mi cabeza y fue que comencé a pasar la mirada por toda la casa hasta que por el rabillo del ojo vi una melena castaña chocar contra mí y noté la molestia de la pequeña bestia cuando la escuché gruñir hasta que alzó la mirada y vi como si era la personita en la que pensaba.

—Veo que la vista te falla a la hora de caminar, nuevo material para mi tarea —aclaró Padme con enojo.

—Williams —pronuncié aguantándome la sonrisa.

—Parker —respondió entre dientes.

— ¿Te estas divirtiendo?—mencioné.

—No me gustan las fiestas —confesó —Y mi ropa huele a alcohol, adivina lo demás.

— ¿Qué? ¿Eres la chica misteriosa de película que no gusta de las fiestas ni del alcohol?

Sonrió ante mi comentario lo cual provoco en mí hacer lo mismo

—No creo ser misteriosa, pero en definitiva no soy fan de las fiestas —objetó —Algo siempre termina mal.



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En el texto hay: cliche, romance, cliche juvenil

Editado: 04.07.2024

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