☁️
¿Estoy enojada? Quizás inquietamente incómoda sea como me siento ahora.
Él estaba a unos cuantos pasos más lejos de mi pero por mi padre que es él. Es el mismo que no veo desde hace 5 años atrás, en ningún otro lado podría ver ese par de zafiros azules muy brillantes que no sean los suyos. Tuve que sostenerme del barandal de las escaleras ante un leve mareo, mi cabeza comenzó a doler y mis ojos picar. Verlo me trae demasiados recuerdos.
Y uno en especial que no quería recordar.
“—Me he comprometido en matrimonio con Faith, Alesk. —. El pulso me falla, mis manos me sudan y todo a mi alrededor me da vueltas. Él no puede estar hablando en serio…— nos hemos comprometido ayer en la tarde y antes de mi viaje a Alemania nos casaremos.
Él no podía estar hablando de matrimonio…
Pude escuchar como mi corazón se rompe ante las palabras para nada empáticas del que consideraré por siempre el amor de mi vida. Puedo comprender que este enfadado conmigo por lo mal que le comporté con él pero no puede crucificarme de este modo tan cruel, no puede simplemente casarse con ella e irse para siempre de aquí.”
Oh maldita sea siento otra vez ese jodido dolor en mi pecho. El juicio se me nubló cuando él avanza en grandes zancadas hasta quedar frente a mi, en sus manos traía un ramo de tulipanes blancos. Aún usaba sus anteojos de pasta negra, sus usuales camisas de botones formales en colores sobrios. Volver a ver de cerca ese par de zafiros me altera de una manera que no puedo explicar. No sé al menos como explicar lo que siento en este momento porque es mucho, es casi igual a un cóctel emocional del que no puedes escapar.
¿Si ocupas esos momentos donde te reencuentras con una persona y la sola mirada de esa persona te hace pensar en recuerdos que deseas olvidar? Es lo que siento ahora que tengo a Aiden delante de mi, y lo que más me jode de todo esto es que está tan tranquilo, tan sereno mientras que a mí parece que me lleva el diablo.
Si hace unos años atrás no sufrí un infarto teniendo tan cerca su presencia ahora en la actualidad si que lo haría. Hizo que por primera vez en años mi corazón bombee con mucha más rapidez y que mis pensamientos intrusivos desaparezcan por unos segundos para darle paso a su presencia en todo mi subconsciente.
Maldita subconsciente que se atreve a pensarlo.
—¿Te quedarás parada ahí solo viéndome?
Y su voz, maldición. Tuve que tragar pesado antes de acercarme y envolver incómoda mente su cuerpo en un abrazo que solamente alteró gran parte de mis emociones y hormonas.
—Hola, Clark. —. Farfullo entre dientes.
Él descansó su mano en el epicentro de mi espalda, mejor conocida como la zona torácica en cuanto vértebras hablamos. Oh joder, ¿Cómo puedo pensar en las vértebras cervicales, torácicas, lumbares en un momento como este? Mi profesor de anatomía estaría flipando al saber que finalmente me las aprendí de memoria.
¿A qué costo?
—Te extrañé mucho, Alesk. —. Trago pesado al sentir su aroma ingresar a mis canales olfatorios involuntariamente. No es como si me desagradara tampoco.
—¿A qué has venido, Aiden?
—A hablar.
—¿Hablar? —. Farfullo repitiendo lo que dijo, él asiente haciendo que ponga mis ojos en blanco.
—Pudo haber sido en otro momento… pero necesitaba verte.
Su sinceridad hace que me entren unas incontrolables arcadas pero desisto, pienso en alguna otra que no sea en él y en sus confusas palabras.
Mi psicóloga una vez me dijo que cuando me sienta aturdida por cualquier razón o persona imagine algo que me hace feliz y-y odio admitir que Mikael es quien aparece haciendo que en vez de hacerme sentir bien me siento mal.
—Ven.
Si, ignorar lo que ha dicho no me llevará a ninguna parte pero si me hará hacer tiempo hasta llegar a mi residencia. Es ahora cuando más odio no vivir con Lisa y que ella me haya cambiado por Paul. Aunque… pensándolo bien es bueno que no sepa de la existencia de Aiden Clark.
Él entra a mi residencia luego de un camino largo e incómodo, seamos sinceras nadie hace caso omiso cuando un hombre atractivo está presente. A las demás inquilinas de esta residencia se les salieron los ojos de sus cuencas al verlo ingresar a mi habitación.
Quizás piensen cosas que no son pero me importa un bledo.
—Ponte cómodo. —. Le señalo el borde de la cama de Lisa en lo que yo me despojo de mi chaqueta.— ¿Te apetece agua o un jugo?
—El agua estaría bien, gracias.
Saco del refrigerador chiquito una botella y junto con un vaso se la dejo encima del buró para ir a mi cama y verlo y hablar desde la distancia.
—Ahora dime qué quieres.
—¿Has hablado con él, Alesk?
Tragué pesado y de pronto una incomodidad me invade.
—¿Te afecta en algo?
—Pero claro que me afecta, vine por ti.
Si como no.
—Tu lugar está en España junto a tu esposa no acá conmigo.
Él chistó su lengua en contra.
—Mi lugar es a dónde tú estés.
—¿Y desde cuándo es eso? Te recuerdo que nada nos une.
—Nos une una historia y lo supe desde que al primer año de no vernos la pasé mal.
¿Debo creerle o simplemente hacerle del menso como siempre?
—¿Me estás tomando el pelo? Aiden de esa historia ya no queda nada. Yo cambié mucho en estos años y tú igual, ya no somos los mismos.
—Y es por eso que he vuelto. —. Me interrumpe haciendo que lo vea desconfiada.— He vuelto por ti y solo por ti. Tu perteneces a mi lado y no junto a ese niñato de Mikael. Te quiero como no tienes una idea Alesk y ya no quiero decir adiós nunca más.
No quiero ceder a nada porque a diferencia de Mikael yo sé cumplir mis promesas.
—La elegiste a ella y a mi me hiciste a un lado, ¿por qué debo pensar que ahora será diferente?
Él dejó su vaso en el buró y ante mi se puso de rodillas a la vez que toma mis manos entre las suyas y nos hace vernos fijamente.
Editado: 20.01.2025