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Pasé de tener una vida tranquila a experimentar una segunda vez la jodida ansiedad.
Medité alrededor de cinco minutos en el baño del hospital antes de salir y enfrentar a mi supervisor del área de endocrinología. Me fulminó con su verdosa mirada al atravesar las puertas y posicionarme a su jodido lado. Internamente me encuentre gritando con todas mis fuerzas hasta que se desgarre mi garganta. Él me odia y yo a él también, tenemos una mala convivencia desde mi incidente en primer año.
Debe considerarme era una novata.
—¿Ya estás dispuesta o vas al baño a llorar otra vez?
Y lo maldito que es al tener un cargo y estudiantes a su mando. De reojo observé a Lisa quien me suplica contestarle bien a mi supervisor y no decirle del mal que se va a morir.
—Ya estoy bien, que considerado de su parte. —. Farfullo entre dientes con ironía.
—¿Preocuparme por una estudiante? Mejor ve con Benson a ponerle una sonda al paciente de 79 años. Ah, y haces una historia clínica sin errores ortográficos, con coherencia y terminología médica y lo quiero para dentro de una hora.
El monigote sale de la sala para irse muy frondoso a su consultorio a hacer solo Dios sabe con su enfermera de guardia.
—¡Lo odio, lo odio, lo odio, lo odio, lo odio! —. Me quejé a la vez que ayudaba a Lisa con la sonda al abuelo que no para de sonreírnos.
—Él lo hace para cobrarse tu error.
—Pues que maldito idiota, eso pasó hace mucho.
Para que estén en contexto sobre porqué el muy maldito de mi supervisor de endocrinología me odia.
Estaba recién ingresada a cursar un tipo de curso en el área de endocrinología y bueno, este monigote era el único médico que daba esos temas. Los dos primeros días fueron de regaños por su parte y de quejas y yo como buena estudiante que era no le respondía y simplemente lo pasaba por alto, hasta que al quinto día del curso sin querer cometí un error y el cual fue atender a un paciente sin la presencia del monigote y para colmo indicarle unos fármacos (antes de que entren en pánico: el paciente sigue con vida y con buena salud, los fármacos que le recete le funcionaron bien y respondieron a su organismo correctamente) el monigote y el cual lleva por nombre; Damián Gutiérrez, le pareció inadecuado y peligroso porque puse en riesgo su sello médico.
Y lo comprendo pero eso no le daba derecho a decirme cosas hirientes como: “eres una novata, puedes matar al paciente, no sirves como médico” y fueron más cosas pero no le presté mucha atención.
—¿Y quién era ese con el que te fuiste ayer?
Bufé en lo que terminé de sondear al viejorro.
—No quiero hablar de él, Lisa. —. Inhalé hondo alejando las lágrimas.
Por culpa de Aiden estuve llorando durante toda la tarde pregúntame que hice mal para que Mikael no vuelva por mi, me negué siempre a ver la realidad y por culpa de Aiden que la dijo me hizo sentir mal. Ante él puedo verme fuerte e imponente pero la verdad es que me dolieron sus palabras.
Mikael en Ibiza con unas chicas y sus colegas haciendo solo Dios sabrá que y me enfada, yo sufro su ausencia mientras que él vive a toda madre su soltería.
Y no las culpo al verlo tan guapo y soltero, es decir Mikael se puso realmente atractivo cuando pasó a ser médico neurocirujano. Su título le da estatus y mucho más atractivo ante la vista de todas aquellas que quieren un novio exitoso.
—Me duele que no me tengas confianza.
Observé a Lisa y ella se vio realmente ofendida y a la vez herida. Mierda. Ella continuó con su labor junto con el paciente en ponerle su bata.
—No es eso..
—¿Entonces que, Alesk Sallow? —. Se volteó enojada con sus manos en jarra en ambos lados de su cadera. Tenía su ceño arrugado y postura firme.
—Lisa…
—Cuando quieras hablarlo me llamas.
La rubia sale de la habitación dejándome sola. Suspiré sintiéndome de pronto abrumada por vivir algo tan complicado y patético como es el amor. Yo terminé sola el trabajo que nos dejó a ambas el doctor Monigote y a la media hora pude terminar la historia clínica con todas las indicaciones que dio el mal nacido ese.
El resto de la guardia se resume en:
Ser ignorada por Lisa.
Discutir con uno que otro paciente que intenta pasarse de listillo.
Amargarme cada que me llega un mensaje de Aiden.
Estuve toda la tarde atrás del Doctor Monigote haciendo literalmente todo su trabajo y el doble de estresante que el mío así que mordiendo mi lengua un par de veces hago lo que él ordena.
•••••
Finalmente acaba está tortura al día siguiente.
Firmo mi salida y antes de que puedan agarrarme y mantenerme por más tiempo voy a la parada del bus mientras veo mi teléfono.
Tenía una que otra llamada perdida de Aiden y la cual ignoré olímpicamente. Un mensaje de Erick deseándome suerte en la guardia y uno de Adam y fue el que más me atrapó.
Davenport: Necesito hablar de algo serio contigo, en cuanto puedas llámame.
Fue enviado hace unos quince minutos así que sin perder tiempo le marco a su número. Sonaron los tres primeros pitidos antes de que atienda completamente.
—¿Qué es lo que tienes que decirme?
—Primero que nada buenos días para ti también, espero que la guardia no haya sido tan jodida.
Entorné mis ojos pero tiene razón, no saludé antes.
—Lo siento pero fue una guardia de mierda. —. Subo al bus y ya felizmente de camino a mi residencia y poder dormir todo lo que quiero.
—Hablé con Mika está mañana temprano, Alesk.
Esas palabras fueron lo suficientemente fuertes para mí que me hicieron quedar helada y con las manos temblando.
—¿Y-y que quiere? —. Oh Dios mío, Oh Dios mío. Tragué pesado desviando mi mirada a la ventanilla.
—Quiere hablar contigo de algo sumamente importante, me preguntó si le podía enviar tu número.
Editado: 09.12.2024