Todo por Ella

2

Derek.

¡Pero que ojos! Realmente no se me antojaba fumarme un porro de marihuana en ese momento, ya hasta me habían ofrecido y los había rechazado, pero necesitaba una excusa para acercarme, sabía que ella también era vendedora, de pronto necesitaba drogarme. 

De lejos la había visto, una chica atractiva, más que algunas y menos que otras, algo pequeña, pude notar —o hice el esfuerzo de distinguir— su cabello castaño rojizo, era largo, no lo noté bien pero creo que le llegaba hasta casi final de la espalda, era guapísima, sinceramente si buscaba coquetear un poco con ella. Sus ojos eran lo que mas resaltaba de ella, tal vez la luz hacia que se noten mucho mas azules. La tenía pensada. Tener sexo con una ojiazul se me hacía el mejor plan esta noche. 

No tuve oportunidad de entablar alguna conversación completa con ella, Genna no me había dejado ir solo a ningún sitio, pero en este momento poco o nada le importaba mi presencia pues se le veía feliz en las piernas de un tipo besándole el cuello.

Genna es mi mejor amiga, aunque a veces pienso que lo era, ella ha cambiado mucho con el paso de los años. Se volvió muy controladora, celosa y posesiva. Detestaba la idea de que Sam, Jaco o yo tuviera novia, aunque mayormente estaba encima mio, vigilandome. Más de una vez Sam nos había insistido en alejarnos de ella, la calificaba como una persona “toxica”, en alguna ocasión logró convencer a Jaco, pero yo jamas había cedido. Le tenía un gran aprecio, conocía muchos de sus problemas familiares, no pensaba dejarla sola, excepto en este momento que de seguro ya debía estar de camino a un hotel. Al inicio me enojaba que se acostara con cualquier imbécil, más de una vez había golpeado y me habían golpeado por ella, hasta que deje de hacerlo, le di la libertad de que estuviera con quien quisiera, al final solo pedía que siempre usara condón.

Sam y Jaco bailaban en medio de la pista, totalmente ebrios, me daba gracia verlos en ese estado moviéndose en un ritmo que no era nada parecido al de la música. A este par los conocí en el primer año de la secundaria, cuando éramos unos niños que compartían comics y se juntaban para jugar videojuegos.

La busque con la mirada y fue fácil reconocerla, sus ojos seguían siendo los más llamativos del lugar, tal vez era idea mía, ¿era posible que sus ojos resalten tanto? Se encontraba sentada en un mueble de esos pequeños y cómodos, con el celular en una mano y su copa en la otra. Decidí acercarme a ella.

—¿Esperas a alguien? —Me senté a lado de ella.

—A imbeciles que hagan preguntas tontas —respondió frívolamente sin siquiera mirarme. Alzo la cabeza y pareció reconocerme.— ¿Tú no eres el pendejo que cree que las monedas de un juego sirven en la vida real?

¡Que agresiva!

—El mismo, ¿necesitas mi autógrafo? 

Ella rió levemente.

—¿Necesitas más hierba o qué? —preguntó desinteresadamente.

—Realmente solo quería acercarme, te vi sola y decidi hacerlo. —Hablé restandole importancia.

Soltó un bufido burlón

—¿Debería decirte gracias? —cuestionó con aires de superioridad. Usaba un tono agresivo que a decir verdad me gustaba bastante. 

—Tal vez me lo puedas agradecer de otra forma —dije en un tono sugerente. Seguramente había sonado todo un cretino, pero el alcohol en mis venas no me dejaba filtrar las palabras y solo dejaba que dijera lo primero que pensaba. 

—Ya te habías tardado. —Espera, ¿qué? 

Ella por fin guardó su teléfono y dirigió toda su atención hacia mí

—¿De qué hablas? —intrigué notablemente confundido.

—Sabía que te acercabas con un propósito, todos se acercan con un propósito. —Sonrió cosa que hizo que se le marcaran hoyuelos en cada mejilla.

—No me acerqué con un propo... —No pude terminar de hablar porque me interrumpió.

—No me molesta. —Le dio un trago a su copa y prosiguió— digo, estamos en una discoteca, nadie se acerca a nadie solo para “conocerlo” —hizo comillas con sus dedos y soltó una pequeña risa que resultó muy tierna— en serio... no está mal.

Sentí su ultima frase con un aire más coqueto, decidí acercarme un poco más a ella, sabía que no venía con solo intenciones de conocernos, y no se había marchado ni me había insultado gritandome que me marche, tal vez era buena señal.

—Eres una chica muy lista al parecer. —Me atreví a quitarle un mechón de su rostro y ponerlo detrás de su oreja. 

—Ya me lo habían dicho. —Me mira directamente y ladea un poco la cabeza. Se veía sexy y tan tierna a la vez. 

—Entonces, si sabes mis intenciones, ¿si me permites llevarlas a cabo? —La rodeé con mi brazo acercándola a mí, ella no se opuso, se acerco sin apartar su mirada azulina de la mía. 

Tenía sus ojos muy cerca, se veían increíbles, incluso quería preguntarle si eran lentillas, pero creo que eso no venía al momento. 

Había quedado encantado con lo directa que había sido, normalmente si me interesaba una chica, a pesar de haberles dejado claro que no buscaba nada serio, y ellas decían entenderlo luego me estaban llamando hijo de puta por no responder mensajes ni llamadas.

Jamás había sido de prometer, tampoco de mentir, mucho menos de emborrachar a una chica para tener sexo. Siempre era muy directo, les decía lo guapas que me parecían, conversábamos un rato, una cosa llevaba a la otra, siempre mencionaba que solo buscaba pasar el rato, pero muchas consideraban que diez minutos de charla eran suficientes para llamarme el amor de su vida. Cosa que me traía muchos problemas.

Ella sonrió de lado y acerco su boca a la mía, rozando sus labios con los mios pero sin llegar a juntarlos. Su boca se veía demasiado apetecible, me moría por besarla ya, pero no quería acabar con este juego.

—Adivina —susurró mientras su mano bajaba a mi pantalón, descaradamente empezó a acariciar mi miembro por encima de los jeans.

¿Sería así de rápido? No lo sabía ni me importaba, esta tipa me estaba prendiendo tomando el control de todo, disfrute del movimiento su mano, no tardo en causarme una erección.




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