Me desperté de golpe cuando ese hombre de cabello castaño se acercó de golpe a mí, sintiendo como un fuerte dolor se expande por todo mi vientre y espalda. En lo único que pensé en ese momento fue juntar mis rodillas a mi vientre para intentar calmar el dolor.
Cosa que funciono.
Los minutos pasaban más lento de lo normal, pero el dolor continuo e intenso comenzó a desaparecer poco a poco, por lo que lentamente me acomodé en la orilla de la cama y tomé mi celular para poder orientarme.
06:15
Miércoles, 06 de Marzo de 2019.
La alarma sonará dentro de 15 minutos.
Cierto.
–Hoy comienzan las clases…
Por culpa del extraño sueño que había tenido, se me había olvidado por completo que hoy regresaba a clases.
Lamentablemente.
Sin pensarlo mucho, tomé mi uniforme y me dirigí a mi baño. Después de lavarme los dientes y quitarme mi pijama entró a la ducha.
Después de haberme duchado y puesto el uniforme, tomé mi mochila, que tenía todo lo necesario, junto a mi celular y salí de mi cuarto para bajar las escaleras de la casa.
Todavía estirando mi cuerpo y bostezando mientras caminaba.
–Vaya… Despertaste temprano
Me dijo mamá al verme en la sala de estar.
–Si… –conteste todavía con cansancio– No fue la mejor noche
Mientras hablaba, dejé la mochila y el abrigo de la escuela sobre el sofá.
–Tiene sentido. Cómo regresas a clases…
¿En serio? Y yo que pensaba que mi sueño era extraño. Pero tiene sentido que tal vez soñé eso por los nervios.
¿Cierto?
Espero no estar loca o algo por el estilo.
–Pero eso no importa –mamá me sacó de mis pensamientos–. Siéntate y come. Tú papá te ira a dejar en auto a la escuela
–Lamentablemente…
Murmuró papá mientras se llevaba a la boca una tostada con mantequilla, recibiendo una intensa mirada de mi madre.
–Si, si. Yo te voy a llevar. Pero la próxima semana te va a llevar tu madre, ¿eh?
Apuntó a mamá mirándola con su típica sonrisa burlona.
–¿Y se puede saber cuando acordamos eso? –preguntó con un tono humorístico– Recuerdo que hablamos sobre quién la iba a dejar a la escuela, no turnarnos las semanas… ¿Cierto?
Poco a poco su expresión y tono de voz se volvió agrio. Mientras sostenía el peso de su cuerpo sobre la mesa con ayuda de ambas manos.
Miré a papá de reojo, el cual intentaba disimular su expresión de miedo.
–Cierto, se me había olvidado… Ya sabes –respondió con tono nervioso.
–Lo qué pensaba…
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Papá me dio un corto beso sobre mi cabeza.
–Ya sabes, lo de todos los años. Cuídate y pásala bien… No te preocupes mucho por tus calificaciones –nos quedamos unos segundos viéndolos en completo silencio–. Cierto, eres la mejor de tu clase…
Suelto algunas risas al escuchar eso.
–Bueno, no importa. Solo… Sigue así
–No sirves para esto
Sin más, abrí la puerta del auto y me bajé, cerrando la puerta con mucho cuidado.
–¡Yo también te quiero, mocosa!
Ingresé a la escuela, sintiendo como los nervios poco a poco crecían en mí. Habían muchas personas desconocidas a mí alrededor, y eso me hacía sentir realmente muy incómoda.
–Disculpa…
Me giré soltando un gran suspiro, lo que menos quería en ese momento era socializar con personas nuevas.
–¿Sí?
Era un chico de cabello negro y ojos marrones.
–¿Sabes dónde está la clase 2-B? Es qué… Todos los profesores y asistentes están ocupados atendiendo a otros y…
–Segundo piso a la derecha, el último salón
Conteste simple.
Y espero que no salga con el típico <<¿Me puedes acompañar? Es que no conozco la escuela…>>
–Si no te molesta…
Mierda.
–¿Me puedes guiar? Es qué… No conozco la escuela y… Me puedo perder
Ni que la maldita escuela fuera tan grande. Hace más de diez años que no la remodelan, está toda despintada y ni siquiera está en buen estado. Simplemente, es imposible perderse. Ni siquiera yo en mi primer año me perdí en este cuchitril, y eso que ni siquiera tuve el valor de hablar con una asistente, y se supone que es su trabajo guiar a los nuevos.
–Claro… Yo te llevo
Sin más, comencé a caminar hacía el salón por el que el chico me había preguntado, sintiendo como aquel chico no se separaba en ningún momento de mi lado.
Espera. ¿Por qué hay tantas personas de mi clase en este pasillo? Se supone que nuestro salón está en el otro lado.
–Uy… ¿Y eso?
–Pensé que era introvertida
–Se veía tímida
Eran algunas de las cosas que escuchaba de mis compañeros de clase.
–Es aquí
Al instante me volteo, dispuesta a irme e ir a mi salón. Pero el chico me sostuvo de la mano antes de que pudiera siquiera dar un paso.
¿Y ahora qué quiere este retrasado mental?
–Dime tú nombre por lo menos. ¿En qué clase estás?
Decídete antes por lo menos, ¿no? Rechazado social.
–Zaida, soy de la clase 3-A
–¿Y esa clase donde queda?
–En el otro pasillo, al fondo…
Asentí con nerviosismo mientras quitaba su mano de la mía y comenzaba a alejarme mientras me despedía con la mano.
Definitivamente… A la próxima voy a ignorar a todo el que me hable.
˚₊‧꒰ა ☆ ໒꒱ ‧₊˚
La primera clase ya había terminado, y la verdad, no había pasado nada nuevo.
Conversamos un poco y nos dijeron las clases que íbamos a tener toda esa semana, los nuevos de la clase se presentaron. Algunos chistes malos y unas extrañas miradas encima mío. Supongo que era porque Emma no había venido a clases y yo le guardaba el puesto, porque iba a llegar un poco tarde.