Para que su compañero ni su profesora se dieran cuenta, tomó su celular de la forma más disimulada para ver la hora, esperando que sea lo suficientemente tarde para volver a su casa.
Pero se desanimó por completo al ver la hora.
14:25
Viernes, 22 de Marzo de 2019
–Mierda…
Un quejido salió de su boca al ver la hora.
–¿Cuánto falta? –susurro Emma a su lado.
–Una hora… Y cinco malditos minutos
–No puede ser…
Emma soltó un suspiro cansado mientras intentaba mantenerse despierta en su asiento.
–También, hay personas que dicen que mantuvieron una “conversación” con el Couguar Cocu –intentaron seguir escuchando la aburrida presentación de su compañero de clases–, y que supuestamente es un animal muy sabio. Cosa que la verdad, en lo personal… No creo mucho en eso. En primer lugar, porque los animales no hablan
Aquel chico de cabello castaño se encontraba haciendo una presentación de tema libre. Donde prácticamente exponías frente a la clase un tema de tu interés.
“Couguar Cocu”
Era el nombre que decía el PowerPoint de aquel chico, junto a una imagen de un gran puma con un pelaje negro y unos grandes y largos cuernos detrás de las orejas. Pero lo más impresionante era el color de sus ojos, un llamativo color verde esmeralda, con una mirada desafiante, amenazadora y asesina, pero a su vez también era muy tierna, dulce y tranquila.
–Y… Esa son las únicas razones por las que no creo esa teoría. ¡Pero hay algo en lo que sí creo! Se supone que cada cien años el Couguar Cocu muere, pero no se sabe específicamente la razón. Eso sí, cuando este animal muere, al instante, nace uno nuevo, por así decirlo
–¿Cómo la leyenda de los cien años?
–¡A ese punto quería llegar! Se dice que el este animal es, ¿cómo decirlo? –se quedó unos segundos en silencio– ¿El emblema? De la Organización de los Cien Años
Zaida y Emma se voltearon a ver de reojo confundidas por lo que había dicho su compañero de clases. Por lo tanto, disimuladamente, Zaida le da un golpe en el brazo a su amiga y mira de manera fugaz a su compañero.
Emma entendió al instante lo que Zaida le quiso decir.
–¿Qué es eso? –preguntó después de levantar la mano.
–¿Qué cosa?
–La leyenda. Yo no la conozco
El chico que estaba frente a la clase miró a todos sus compañeros, dándose cuenta que la mayoría tenía una mirada confundida por lo que el chico había dicho anteriormente.
–Bueno, tiene sentido que no muchos conozcan la leyenda. Pero… –dirigió su mirada hacía la profesora, la cual se encontraba parada y de brazos cruzados en una esquina del salón– Si la profesora me deja, puedo explicarlo
La profesora vio de reojo hacía arriba, soltando un suspiro al ver la hora.
–Hace un resumen de la leyenda y sigue con tu presentación. Todavía tiene que pasar una persona más y no nos queda mucho tiempo
–Claro. Entiendo…
El chico bajó la mirada unos segundos.
–Bien. La leyenda trata de una organización de ocho personas que salva a la humanidad de “Demonios”. Eso es todo…
Pero esa explicación dejó más confundida a la clase.
˚₊‧꒰ა ☆ ໒꒱ ‧₊˚
Por fin, después de tantas horas, las clases ya habían llegado a su fin.
En ese momento, Emma y Zaida se encontraban caminando hacia sus casas mientras conversaban felizmente. Pero cuando estuvieron a punto de doblar en una esquina, alguien detrás de ellas las detiene.
–¡Hola! ¿Podemos hablar un momento? Hace mucho que no las veo
Las dos se voltearon con una sonrisa, la cual se desvaneció en el instante en el que vieron el rostro de la chica que las había llamado.
–Lucía… Tanto tiempo sin vernos, ¿no? Pensé que te habían cambiado de escuela, cómo no fuiste los primeros días…
–Lamentablemente sigo en esa ridícula escuela. Pero, ¿qué dices tú? –dirigió su mirada hacía Zaida– Hace mucho que no te veo, ¿que tal tu vida?
–En primer lugar, no es tú amiga –contestó Emma–. Y en segundo lugar, deja de molestar. Zaida no te ha hecho nada
Sin más tomó la muñeca de Zaida y se voltearon nuevamente para seguir con su camino.
–¡Te veo mañana!
Siguieron caminando sin tomar en cuenta lo que había gritado Lucía. Pero mientras caminaban, comenzó a presionar con fuerza la mano con la que sostenía la muñeca de su amiga, comenzando a causar un poco de daño en Zaida.
–Emma… Me estás
–Aún no entiendo porque te sigue molestando –la interrumpió–. No es culpa tuya que ese hijo de puta se haya fijado en ti
–Emma…
–Llegó a tal punto de golpearte cuando yo no fui a clases. ¡Se supone que éramos amigas! ¿Por qué cambió tanto por no ser correspondida por un chico? No lo entiendo…
–Emma –intentó cambiar su tono a uno más firme, pero el dolor de su muñeca crecía cada vez más.
–Tú ni siquiera le seguiste el juego, ni siquiera hablaste con él. No entiendo porque te tiene tanto rencor. En ningún momento le dirigiste la palabra, ni siquiera en forma de amistad, ni siquiera lo mirabas cuando te hablaba, solo por respeto a Lucía, y ella…
–¡Emma, me estas lastimando!
En ese mismo momento, Emma soltó la muñeca de Zaida y se volteó a verla sorprendida. Mientras tanto, Zaida solo comenzó a acariciar su muñeca con una sensación incómoda por lo que acababa de ocurrir.
–Lo siento…
–No pasa nada, entiendo que estés enojada, pero… No tienes porque enojarte con ella, es normal que sienta rencor. Ósea, a mí también me duele que me trate así, obvio, pero… Siento que es su forma de desahogarse, de todas formas… Ella había estado enamorada de ese chico por muchos años