Todo por una Venganza

04 | Los colores no combinan

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Zaida se encontraba sentada frente a su escritorio, inclinada hacía un lado para escribir de mejor manera. Intentando concentrarse, aún escuchando el regaño de su mejor amiga de fondo.

–¿Vas a seguir insistiendo con eso? Ya pasaron cinco días…

Preguntó con tono aburrido mientras dejaba el lápiz de lado al terminar el deber de química.

–Sí. Porque no debiste echarte toda la culpa –contestó Emma con tono molesto desde el otro lado de la pantalla–. ¿Por qué siempre haces eso?

–No fue solo culpa mía. Lucía fue la que comenzó todo, y eso el director lo sabe… Por eso nos suspendió a las dos

–Y no sabes lo tranquilo que es todo sin Lucía

Quedaban tan solo dos días para que Zaida pudiera volver a clases. Pero aun así el estrés de los deberes que dejaban los profesores la perseguía a todas partes. ¿Por qué? Tenía el correo lleno de mensajes de sus profesores con los deberes del día.

Soltando un gran bostezo, tomó su celular y revisó su correo para poder enviar su trabajo.

–¿Tú mamá todavía no te entrega tú computador?

–El otro día le pregunté por eso… Y me regaño porque le insistí mucho

Emma suelta una gran carcajada.

–Tú mamá dice que no soy una muy buena influencia para ti… ¿Cierto?

Zaida entendió al instante a lo que se refería su amiga.

–¿Qué planeas?

Dejó su celular encima del escritorio mientras recargaba su espalda sobre el respaldo de la silla. Para poder escuchar con atención lo que fuera a salir de la boca de Emma.

–Me dijiste que tu mamá está trabajando, y tú papá está muy ocupado cocinando… Sin que nadie se entere podrías ir a buscar tu computador a la habitación de tus padres… ¿Cierto? Es para que no se te dificulte hacer los deberes

Zaida miró hacía su puerta cerrada, soltando un gran suspiro.

Era la mejor opción.

–Bien…

Sin pensarlo mucho, tomó su celular y cortó la llamada después de despedirse. Se levantó de su silla y se acercó a la puerta, tomando la manilla con firmeza y atrayéndola hacía ella, abriendo la puerta con lentitud, para no hacer mucho ruido. Dejó la puerta medio abierta y comenzó a dirigirse a la habitación de sus padres.

Entró a la habitación, viendo todo a su alrededor para encontrar el lugar más adecuado en el que su madre escondió su computador.

Debajo de la cama, los cajones de la cómoda, el velador de la madre y el velador del padre, el closet, incluso el tocador de la madre y el baño. Pero no encontró su computador por ninguna parte.

Con su celular en la mano, se sienta sobre una orilla de la cama con las intenciones de contarle a Emma su lamentable derrota en la búsqueda de su computador. Pero antes de enviarle el primer mensaje, dirige su mirada a la grande estantería que su madre había armado frente a la cama.

“Zaida:
Oye…
Lamento informarte que la búsqueda del computador no funcionó 😭”

Dejó su celular sobre la cama después de mandar el mensaje.

Con ayuda de sus manos se levantó y se acercó a la estantería, con las últimas esperanzas de encontrar su computador. Pasaron algunos segundos sin dejar de leer los títulos de todos los libros, sin darse cuenta cuando su celular vibró sobre la cama.

Frunció el ceño cuando leyó uno de los títulos. “Organización de los Cien Años”. Y sin pensarlo mucho tomó el libro entre sus manos y limpió un poco el polvo que cubría la portada.

Era una portada simple. Un fondo completamente negro con una extraña esfera en medio llena de colores brillantes, y arriba, con letras amarillas y grandes, el titulo.

–La portada es horrible… –murmuró con gracia– ¿En serio mamá se compró un libro como este?

Giro el libro para ver la contraportada, dándose cuenta que el libro no tenía sinopsis.

–Los colores no combinan…

Volteo nuevamente el libro para ver la portada, y cuando estuvo a punto de abrir el libro para leer un poco, giró la cabeza de forma rápida hacía la puerta al escuchar unas pisadas.

–¿Quién…? –pero vio el reloj que estaba al lado de la puerta– Papá

De manera rápida tomó su celular, pero cuando estuvo a punto de salir del cuarto de sus padres se dio cuenta que todavía tenía el libro en sus manos. Se giró bruscamente para ver la estantería, pero todavía escuchando los pasos de su padre.

–Mierda…

‧₊˚❀༉‧₊˚.

–Y… –soltó un suspiro antes de seguir hablando– Tampoco quiero que siga mis pasos…

Luis dejó de cocinar para prestarle más atención a su esposa.

–Yo sufrí demasiado en esos tiempos… Cuando todos me conocían por eso. Pero ella no merece vivir todo eso… No pienso permitir que haga lo mismo que yo

–Amor… Por favor

–Es que… ¡Ella no se lo merece!

–Lo entiendo, amor. Pero ella ya está empezando a descubrirlo… No podemos dejarla con la intriga, ¿cierto? Además, tarde o temprano se va a enterar de todo… Es mejor que le contemos nosotros

–¡No! –se quedó unos segundos en silencio– No quiero…

Luis soltó un gran suspiro después de escuchar el rotundo “no” de su esposa, dejando una cuchara de madera sobre la mesa.

–Lo entiendo…

Sin más tomó su celular y lo puso sobre su oído.

–Te tengo que cortar, voy a llamar a Zaida a comer. ¿Te vas a quedar allá unos días, cierto?

–Si… Él maldito jefe me lo pidió. Y lamentablemente necesitamos el dinero

Luis soltó una corta carcajada.

–Perdón por gritarte antes… –murmuró Isabella– No era mi intención

–Tranquila… Solucionaremos eso en persona. Adiós, amor



#1741 en Fantasía

En el texto hay: demonios, amor, poderes

Editado: 16.11.2024

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