No lo entendía. Bueno… En realidad era mamá quién no la entendía.
Todavía me sentía triste por la muerte de mi padre y la llegada de la pareja de mamá días después de eso, pero agregando un pequeño detalle, los deberes y los exámenes de final de año me estaban consumiendo, literalmente. Por lo que no tenía el tiempo suficiente para pensar en otras cosas o divertirme. Como por ejemplo, el cumpleaños de mamá.
Cosa que claramente le molestó… Demasiado.
Por el mismo estrés que tenía encima, no logré recordar el cumpleaños de Victoria. Por lo ella me dio un pequeño castigo para que la situación no se volviera a repetir. <<Los regalos no son tan caros, ¿sabes? ¿Para qué crees que te tuve?>> Lo único que le importaba era lo material.
Y si no fuera por mi ahora difunto padre, en estos momentos ya no estaría con vida.
A consecuencia del castigo, no logre dormir en toda la noche. Muchas partes de mi cuerpo se encontraban con heridas y moretones, que se fueron formando a lo largo de la noche. Y las sábanas que estaban cubriendo mi cuerpo para no sentir frío y ‘poder dormir bien’, no ayudaban con el dolor.
A consecuencia, cada vez que me movía un poco, tenía que cubrir mi boca con mis manos para no hacer ruido y no recibir otra golpiza.
Después de aquel extraño y aterrador suceso del hombre con tentáculos que atacó el colegio, habían dejado algunas semanas de ‘vacaciones’ para que los alumnos pudieran relajarse. Pero aun así, los profesores dejaban deberes, los cuales debían entregar cuando volvieran a clases.
Y no eran pocas.
Cuando volvieron a clases, los dos meses siguientes habían sido muy pesados y aburridos, y no solo por las clases. Estaban llenos de exámenes de fin de año. Pero había algo que alegraba un poco a mi protagonista.
Su cumpleaños.
–Pásala bien…
Isabella le dio un corto beso en la frente a su hija.
–Van a venir mis abuelos y tíos, ¿cierto?
Al instante, Luis detuvo la acción que estaba haciendo y Isabella intentó ocultar su expresión de sorpresa. Toda la fiesta sorpresa que le habían preparado, la había arruinado con esa pregunta imprevista.
Pero era una pregunta que Zaida hacía todos los años.
–¿Q-qué? –preguntó con nerviosismo.
–N-no sé de qué hablas –agregó mientras abría la puerta por completo.
–Es muy obvio. No saben ocultar las cosas
Sin más, acomodó sus cosas y salió de la casa.
–Todos los años hacen lo mismo –agregó con burla mientras entraba al auto y les sacaba la lengua.
Isabella la mira con mala cara y murmura molesta.
–No sabes lo mucho que odio a esa mocosa
–Es tú hija…
–Esa es una de las miles razones que tengo para odiarla
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Zaida se encontraba sentada en su puesto, con la cabeza gacha, su rostro completamente rojo y todos sus compañeros de clase a su alrededor gritando y aplaudiendo.
Estaba siendo el centró de atención.
Todos sus compañeros le estaban cantando y felicitando por cumplir un nuevo año más de vida. Situación que no le agradaba en lo absoluto, pero que tenía que soportar todos los años.
Algunos de sus compañeros le habían entregado algunos regalos. Comida, cartas, peluches, libretas, lápices, entre otras cosas.O algunos simplemente la felicitaban y le decían lo mucho que le agradaba su amistad.
Pero como dije anteriormente, era una situación que se repetía todos los años. Por lo tanto, era algo que Zaida ya se esperaba, pero aunque estuvo todo el camino a la escuela preparándose mentalmente para no hacer el ridículo, terminó con el rostro completamente rojo.
–Oye, ¿vamos a poder hacer la presentación de historia?
Preguntó Emma mientras le extendía un pan que le había comprado a su amiga.
–Lo digo porque, supongo, que tus padres te van a hacer algo en casa –agregó cuando se sentó frente a Zaida.
–Sí, vamos a poder avanzar con la presentación. Le avise a mis padres en la mañana. Así que no va a haber problema con eso
–Ya me había preocupado…
–Tranquila. ¿Presentación de historia, cierto? Es que se me olvida –Emma asiente.
–Segunda Guerra Mundial –aclaró–. Pero tranquila, el tema lo sabes a la perfección. Todavía recuerdo que fuiste la única que sacó la calificación máxima en ese maldito examen –agregó con tristeza, bajando la cabeza.
–Pero si es un tema muy simple… Todavía no entiendo porque las calificaciones estaban tan bajas
–Porque el profesor no sabe explicar
–Pero ustedes se tienen que encargar de repasar las cosas que vimos en clases
–Hasta tu serías mejor profesora que ese viejo pelado…
–Él no es pelado
El día siguió con normalidad después de la gran queja de Emma.
En estos momentos, ambas chicas se encontraban caminando con calma hacía el parque más cercano del colegio mientras conversaban, tenían que seguir con su presentación de historia que tenían que exponer en unas cuantas semanas más.
–Deberíamos quejarnos con el director… Ese profesor tiene algo contra mí
Las quejas de Emma sobre el profesor eran muy seguidas, más de lo que Zaida quería escuchar. Pero ya estaba acostumbrada, porque siempre eran las mismas quejas. No sabe explicar porque utiliza palabras difíciles de comprender, le tiene malas porque siempre la regaña, nunca responde de manera correcta las dudas de la clase, no tiene empatía ante las dificultades de sus alumnos al hacer los deberes, no planifica la clase antes de darla y mucho favoritismo hacía algunos alumnos.