¿Vida? ¿A que llamamos vivir? Muchos piensan que estar con vida es respirar, o cosas simples como tener la oportunidad de apreciar un día mas, pues no, eso es simplemente existir, y todos existimos, sentirse con vida es encontrase pleno, lleno, disfrutar y regocijarse día tras día de las maravillas que tiene el mundo, mirar la complejidad y belleza de todas las cosas.
Eso no quiere decir que debes tener el mejor estilo de vida o estatus social. No, solo es amar vivir, por mas dura he insostenible que resulte ser en ocasiones, y eso hace que nos interroguemos, ¿Realmente me siento con vida o solo existo? Créanme que en mas de una oportunidad me he hecho esa misma pregunta, y siempre llego a la misma conclusión.
-No tengo ni una puta idea.
-Kiara.
La voz de mi madre me sorprendió justo cerrando la puerta de entrada tras de mi, la busque con la vista por todo el pequeño apartamento en que vivíamos, la observe sentada sobre el sillón de mi padre, trague grueso, coloque una expresión fría y camine hacia ella, sin que separara un segundo su vista de la mía.
-¿Si? -Pregunto en un tono indiferente.
-Me llamaron desde la preparatoria. -Inicia, gire mis ojos, sabia hacia donde iba esa conversación. -¡Es la cuarta detención esta semana! -Exclama como si fuese algo inesperado en mi comportamiento.
-¿No entiendo que te sorprende? -Pregunto.
-Ya no puedo mas con esto Kiara, te he pedido de mil formas que cambies tu actitud y es imposible.
No pretendía continuar escuchando su conversación, gire sobre mi propio eje, dándole la espalda y caminando hacia las escaleras. -Eres un dolor de cabeza. -Escucho haciéndome detener, mis ojos se tornaron cristalinos, sentía mucha ira y trataba de controlar mis impulsos.
-Trato de hacer el esfuerzo de mantenerlas a las tres y no puedo, deberías ayudarme comportándote mejor, y lo único que haces es traerme problemas tras problemas.
-Yo no te pedí que me trajeras al mundo. -Susurre sínicamente mientras volvía a girarme para mirarla a los ojos. -Esta soy yo, ni tu ni nadie va a poder cambiarlo.
-Perfecto Kiara. -Sabia lo que se aproximaba, siempre era lo mismo, me castigaba unos días, sin permitirme salir pero aun sabia me escapab...
-Mañana iniciaras a trabajar, así apreciaras mas los estudios y para que reflexiones sobre tu pésimo comportamiento.
¿QUE?
-¿Que? Debes estar bromeando.
-No, para nada, te conseguí un empleo, así aprenderás a ser adulta, ya que te sientes tan adulta como para decirle a el maestro de sociales que su clase es una joda.
No sabia que decir, permanecí inmóvil, con la boca entre abierta, esperaba todo menos esto.
-¡¿Y en que trabajare?!
-En una perrera. -Contesta con una sonrisa en su rostro.
Hizo todo eso a propósito, sabe que odio los perros, bueno, no los odio, eso se escucha cruel, mas bien ellos me odian a mi, créanme, toda la raza canina me detesta.
-Mañana después de la escuela inicias. -Dice levantándose del sillón y alejándose junto a mi. -Y no atrevas a faltar, te mantener monitoreada. -Agrega desapareciendo de mi vista subiendo las escaleras.
Camine hacia mi cuarto, abrí la puerta y Bibi mi hermana menor estaba en mi cuarto.
-Sal de aquí. -Le ordeno.
-Ay relájate, solo escuché que trabajaras en la perrera. -Se burla.
-Bibi, si no quieres que acabe contigo, será mejor que salgas de mi cuarto. -La amenazo, y inmediatamente salió cerrando la puerta tras ella.
Bibiana o Bibi suele ser intolerable, soy mayor simplemente por dos años, es la que mas se parece a papa de las tres, no en personalidad, esa le hederé yo, pero si en físico.
y por otro lado esta Susana, o Susa, la menor de todas, apenas tiene seis años, pero es otro dolor de cabeza, es muy traviesa. Ser la mayor de tres hermanas es horrible, siempre esperan que seas el ejemplo, y yo pues, ya saben.
Me lancé sobre mi cama, observando el techo.
Este será otro perfecto día de escuela, pues no, soy yo, es la vida de Kiara, y por lo tanto todo debe ser desastre.
mis ánimos se encontraban en el cero, caminaba por los pasillos, buscando el baño femenino mas cercano, hasta que escuche pasos tras de mi, gire y Marcus y sus gorilas de siempre caminaban a paso veloz para lograr acorralarme.
Continúe caminando sin demostrar temor hasta que sentí como halaban mi mochila haciéndome retroceder bruscamente, luego solo sentí el fuerte impacto de mi espalda contra la pared.
-Hola Kiara. -Me saluda con sarcasmo. Permanecí en silencio, no porque tuviera miedo, mas bien porque ya tenia varios problemas para empeorar todo.
-¿Te comió la lengua el ratón? -Pregunta entre carcajadas, acorralándome aun mas, presionando sus manos contra la pared una a cada lado de mi rostro.
-Púdrete Marcus. -Dije mirándolo a los ojos.
-¿Porque no has lanzado el primer golpe? ¿Necesitas tener espacio para correr luego de patearme la entrepierna?
-No, la ultima vez note que tienes un micropene, así que no volveré a golpearte allí. El dolor debe ser mínimo. -Dije riendo.
Uno de sus gorilas dejo escapar una carcajada, y el enojo en el rostro de Marcus era evidente, lo miro y este controlo su risa y recupero la postura, estaba totalmente acorralada, Marcus frente a mi y sus dos guardaespaldas cada uno a un lado.
-Debes agradecer que eres chica y respeto eso, sino ya tendrías la nariz rota. -Dice acercándose mas a mi rostro.
-Hey, ¿Interrumpo? -Una voz se escucho desde el final del pasillo, no lograba mirar bien el rostro de aquel chico, uno de los gorilas me impedía observar.
-Largarte de aquí. -Grita Marcus.
-¿Porque? ¿Acaso la escuela no es un lugar de todos y podemos caminar libres por sus instalaciones? -Responde aquel misterioso chico.