Ven, acércate a escuchar esta no tan linda historia de un reino sumergido en las garras de la oscuridad,
Gobernado por una bruja maligna nacida del infierno bendecida con la “salvadora” que
Porta la maldición de la tormenta en su interior desde su nacimiento.
Más allá de los días soleado y las tardes calurosas, de los cielos azules con toques naranjas…
Más allá de todo ello… nació la princesa de la muerte.
Nunca existió viva dentro de su corazón, no era otra joven común como las demás
Aquella joven a la que su madre le gustaba torturar y hacer matar.
Su padre bajo un hechizo siempre tuvo que estar, el daño nunca lo vio estar,
Para el solo era una reina más y una princesa a la cual amar.
La princesa comenzó a odiar, por las calles vacías comenzó a matar.
Al caminar todo el mundo le temía si con mirar los podría matar.
Sin amigos a los que le importase su bienestar, ella no sabía la palabra de lo que significaba “amistad”
Ella solo conocía un leguaje a la hora de querer hacer amistad.
Pero con ello llego la tormenta, y con ella mucha sangre de por medio para los de su pueblo.
Un par de ojos de colores comenzaron a sumergirse dentro de una gran capa de oscuridad atraída desde las raíces y el corazón del infierno.
Su madre que tanto juro amarla en realidad la odiaba, su padre que tanto anhelada cargarla sobre sus brazos no supo cómo protegerla.
Así cómo muchas mujeres perdieron a sus hijos, muchas vivas se perdieron en su gran laberinto.
Y, aunque la oscuridad se disipo, se controló y ella se alejó a donde sea que ella fuera siempre dejara un rastro de sangre, dolor y desesperación.
El rastro de vacío que deja cuando caminada comenzó a dejar secuelas por las calles en donde se pintaban sonrisas y ahora solo quedaban en un sombrío silencio entre las tinieblas de la oscuridad.
Las personas corrían, suplicaban, lloraban, pero también morían.
Los reinos caían ante sus pies, los pueblos sucumbían ante su tortura, nadie era capaz de poderla parar, era implacable.
Su hermana, impotente, intento sacar a su hermana de su propia oscuridad, atrayendo a un monstruo para así poder activar la maldición y poder despertar a la bestia que viva en su interior.
Esa noche a la luz de la luna ella canto mientras los aullidos de un lobo se escuchaba de fondo, su piel se estremeció hasta que de las sombras él emergió.
La princesa renunció a su reino en busca de más poder del que poseía,
Su egoísmo la llevo a la guerra en donde ella misma se encargó de terminar con la mitad de su pueblo,
Las personas hablaban de los despiadada que era,
Muy pocas personas eran capaces de acercarse para saludarla sin temer por su vida.
Así que la hermana, triste y sola sintió que su hermana cada vez era más un monstruo que la niña
Que solía correr y jugar con ella en el rosal de rosas rojas al cual siempre le sonreía,
Sintiendo su corazón roto tuvo que volver a buscar al hombre de aquel
Día en busca de su ayuda.
Las rosas que en algún momento fueron su alegría ahora eran lo que más le dolía.
Del corazón comenzaron a salirle espinas de tan marchito que ya estaba su corazón desde su partida.
Ya no había personas que la señalaran, que se rieran de ella, y sin más personas que matar, o convertir los comenzó a cazar, matando uno por uno a los que en algún momento
La llegaran a ver como la leyenda que no debe ser contada en su totalidad.
Su hermana trató de seguir luchando, pero su triste corazón cada día se iba marchitando.
Tanta era la oscuridad con la que tenía que vivir que no encontró otra salida más que aceptar ser el sacrificio para ver si así ella recordaba los bellos momentos que vivieron juntas.
Pero tardé se dio cuenta que ella ya no sentía empatía ni por ella misma.
Cegada por el dolor, comenzó a envidiar todo lo que su hermana comenzaba a logar y las miradas que lograba cautivar con su oscuridad.