Tormenta [almas perdidas]

Capítulo 8.

Trato Mortífero 

Darleen.

—¡Ah! —grite con todas mis fuerzas.

La cabeza me da tantas vueltas que no logro ensamblar ninguna de mis opciones bien, tengo mucho en lo que trabajar y poco en lo que pensar porque no puedo regresar con las manos vacías ella sabe que él esta vivo y sabe en donde se encuentra y por algo me mando por él, pero sería mucho más fácil decirle que lo tuve que matar por negarse y claramente ella me diría que yo tengo todas las de ganar por muchas cosas. Desde que esos gemelos entraron a mi cabeza no puedo dejar de pensar en que debo hacer para que no sufran más de lo que ya lo han hecho hasta el día de hoy.

No soy nada amable.

No tengo buen carácter.

No busco ser buena persona.

¡Nada sale como quiero!

Se supone que debía llegar capturarlo y a más tardar en dos días ya tenía que estar de regreso en el reino. Tengo una reunión con los seis reyes de los otros reinos para reanudar el acuerdo de paz que implemente y aun así no he regresar para resolver todas las cosas que mi madre no puede hacer porque según ella «no sabe qué clase de truco es el que haya utilizado», la mayoría de las veces suelo actuar por impulso y no por caridad.

Tengo que llevarlo a como de lugar. Tengo que hacerme cargo de la orden que mi madre me dio para cumplir. Pero no quiero llegarlo como un esclavo. No tengo ganas de tener que enfrentarme a todos los habitantes del castillo solo porque tengo que cumplir una orden que solo me hace querer asesinar a todos y ahorrarme la lucha, matar a todos para que no quede nadie quien lo defienda y quien lo llegue a recordar por s Adalyn lo llega a matar antes de que el sol se vuelva a poner en el cielo.

Cada encuentro que tengo con esos hermanos pone en duda mi juicio, mi razonamiento y todo lo que soy por querer tener piedad de ellos y no hacerles daño.

Quizás deberías comenzar a actuar por tu propia cuenta, ¿no lo crees? —esa voz molesta me vuelve a susurra al oído.

—Tal vez tu deberías de guardar tu distancia —refunfuñe.

Ella río como loca.

Jinx.

No puedes negar que también me extrañas —suaviza su tono de voz— porque yo si nos extraño bastante, somos perfectas cuando estamos unidas, pero somos tan diferentes cuando me haces a un lado y te vas con ella.

«Abbey», se refiere a Abbey cuando dice ella con tanto desprecio.

—Ya somos muchos viviendo en el mismo cuerpo de una sola persona —le recuerdo.

Podríamos volver a ser una misma —sugiere en su tono suplica y seductor.

Niego con la cabeza.

Siento que en cualquier momento me terminara de explotar, no se a que voz hacerle caso, caos siempre me sugiere lo mismo que destrucción y claro que me agrada la idea de poner a temblar a los mortales de nuevo y volver a derramar la sangre de almas inocentes por doquier, pero oscuridad está vez solo quiere una cosa y no se si seré capaz de hacerlo, no puedo evitar sentir curiosidad por saber a que sabe su sangre de Jace, ella quiere eso quiere probar su sangre para poder planificar un bien contra ataque por si se revela antes de tiempo contra mi por quitarle a su hermano. Mientras que ahora Jinx, está de regreso dentro de mi cabeza sugiriendo tal vez la mejor opción en estos momentos necesito dejar de pensar y comenzar a actuar. Tal vez por mi cuenta o tal vez simplemente actuar y seguir las ordenes como siempre hasta que me canse y la pueda volver a enfrentar y así ver quien es más capaz de poder reinar o mejor dicho arrancarle la mascara de la cara a Adalyn.

A medida que Jinx sigue hablándome siento como la oscuridad que vive dentro de mi me sumerge en una burbuja densa de ella, necesito un concejo, necesito solo uno. Quiero escuchar su voz, que me guie, pero es una maldita traidora, me lastimo de la peor forma aun sabiendo que yo la idolatraba tanto. Maldición. Todo a mi alrededor parece tan falso como yo.

Cerré mis ojos tan fuertes como puedo. El corazón me late desenfrenadamente, mi cabeza me sigue dando tantas vueltas como puede, palabras revolotean dentro de ella queriendo ser gritabas a los cuatro vientos. Sentí su presencia, aunque no quiero abrir los ojos bastante tengo con escuchar la voz de Jinx pegada a mi oído como para tener que abrir los ojos y tener que enfrentarla, me siento tan débil, tan tonta, no se como actuar por primera vez, no tengo ninguna salida solo tengo que acatar una orden que no quiero.

—Solo nos reunimos cuando quieres recordar lo que te mantiene con vida —dice oscuridad con ese tono tan calmado que ella posee.

—No se que debo hacer —dije con pocos ánimos.

—Lo sé.

—¿Qué debo hacer?

Guardo silencio.

—¿Qué crees que te diría tú corazón si pudiera hablarte?

Suspiro.

—Qué mate a todos y lo lleve casi muerto —dije— que haga caso a lo que me han ordenado sin importar que después el remordimiento de la culpe me termine carcomiento la conciencia y tenga que regresar a ver si hice bien mi trabajo o no y quemar los cuerpos que aun no se los han comido los cuervos.

No la vi, pero puedo jurar que ha sonreído.

—Tal vez sí o tal vez no —la sentí acercarse hasta detenerse frente a mí—, debes admitir que era buena en lo que haces, pero piensas demasiado aun sin poder sentir, tal vez ahora no es relevante, pero necesitas buscar a los gemelos Maxine y Maximilien —dijo.

—Y, ¿para qué me serán útiles? —abrí los ojos.

—¿Para que necesitas a Alex? —regateo.

Ella ha una buena conclusión que me hace pensar aun más de la cuenta.

—¿Adonde quieres llegar? —volví a preguntar.

—A que debes actuar como Jinx y no como Darleen, cariño, eres bastante lista como quedarte sentada a esperar a que tu cabeza deje de darte tantas vueltas. Jinx, solo necesita que la aceptes y punto nada del otro mundo.



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En el texto hay: vampiros lobos, brujas y demonios

Editado: 23.01.2022

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