Una estrellas que se ha caído del cielo.
Jonathan.
Realmente Darleen es hermosa por naturaleza.
Durante todo el baile que compartió con su padre no le pude despegarle los ojos de encima.
Intentar quitarle la vista de encima pero fue bastante imposible de hacerlo, aunque su rostro inexpresivo no dejaba nada más que desear más que verle sonreír pero ella está bastante seria y aun así luce bastante hermosa; su padre por otro lado se puede hacer notar como que nada dentro o fuera de Darleen le agrada siendo su propia hija, es como ese dilema que todo padre llega a tener con respecto a que su hija mayor siempre lo esté desafiando y se niegue a querer seguir sus pasos, supongo que por esa razón Darleen salió casi que corriendo del gran salón dejando a todos con preguntas abiertas del por qué ha abandonado el gran baile, de su celebración. Quién lo diría, una celebración tan grande para una persona que ni siquiera es capaz de tolerarla. Por qué no solo es un baile de invierno, es el baile de invierno de ella por la celebración de su cumpleaños.
Disimular frente a mi mujer que no me afecta que Darleen haya salido corriendo es como intentar negar que casi pude sentir sus lágrimas corres por sus mejillas mojándoselas, sus labios le temblaban y sus dientes le castañeaban por la rabia tal vez. Por otro lado ella realmente parece estar tan entretenida conversando con Aleska que me dio una buena oportunidad para salir del castillo en busca de Darleen yo mejor que nadie sabe que eso debe ser un grave error el estar yendo detrás de una mujer que me puede matar si así ella misma lo dispone, aunque no debería de estarlo haciendo siento la necesidad de hacerlo de ir y buscarla aunque realmente no comprendo por qué razón debería de hacerlo simplemente es de esas sensaciones que te recorren de pies a cabeza y sientes la necesidad de ir detrás de esa persona peligrosa que no hará nada más que despreciarte y posiblemente asesinarte si no haces un movimiento estúpido que la incite a arrancarte el corazón, la cabeza o cualquier otra extremidad que componen el cuerpo. Al salir del castillo una fuerte corriente de aire bastante frío me recibió, los copos de nieve siguen cayendo con un poco más de intensidad, pero aún es algo con lo que podemos sobrevivir. Sus huellas han desaparecido, pero aun puedo sentir el rastro de su olor que aún está intacto, está mujer realmente me hará caminar bastante.
Deje que su no tan peculiar aroma me guiara hasta donde se encuentra.
Pasé casi la mitad y más de la mitad de todos los jardines que posee su castillo, salí del parámetro que compone el castillo hasta llegar al inicio del bosque, la luna aún sigue en su punto más alto, es luna llena y está muy brillante; el cielo está completamente despejado. Dudoso de si entrar entre las garras del bosque sombrío y repleto de criaturas atemorizantes, tome un gran respiro antes de poner uno de mis pies dentro de él y después seguir caminando, al menos varios metros hacia el interior cuando encontré una clase de barricada de puros árboles derribados y encimados como si un campo de magia los hubiera derribado. Y cuando mis ojos se detuvieron al frente, en el centro de la zona la vi. Recostada sobre su espalda con el cabello cubierto de nueve, sus ojos cerrados, su vestido estirado a la perfección a su alrededor como si tuvo lo hubiera posicionado en su lugar para que ella lusca preciosa bajo los rayos lunares. Contemplarla en ese estado es bastante enriquecedor. Es como un pequeño ángel o mejor como una estrella que se ha caída del cielo.
Me acerque lentamente, sin hacer tanto ruido, pero fue como si ella me hubiera sentido, abrió sus ojos con ese no tan peculiar color dorado puro, y después tiro de mi brazo obligándome a recostarme a su lado sobre la fría nieve y húmeda.
—Son preciosas, ¿verdad? —me desconcertó su pregunta.
—¿Qué son preciosas? —le pregunte confundido.
—Las estrellas —susurró, ellas volviendo a cerrar sus ojos preciosos.
No respondí ya que me le quedé viendo como idiota.
Es realmente preciosa la gruñona.
—Sí —le respondí después de unos segundos.
—Sí, ¿qué?
—Qué si son preciosas las estrellas desde aquí.
Giro un poco su cabeza volviendo a abrir sus grandes y brillantes ojos dorados antes de volver a poner unas cuantas palabras sobre sus labios, tenerla tan cerca es peligroso, estar con ella en medio de la nada y a más de mil kilómetros a la redonda del castillo es como para querer salir corriendo y suplicar por tú vida:
—¿Por qué me has seguido, Jace? —la forma en cómo me lo ha preguntado es bastante convincente, pero al mismo tiempo grita peligro.
—¿Y por qué no hacerlo? —contrataque.
—Eres un suicida entonces —susurró rozando con las yemas de sus dedos mi mejilla.
—¿Por qué lo dices?
Ella suspiro sin poder dejar de tocarme.
—Es luna llena —comento en voz baja y oscura—, los lobos se transforman, luchando contra su sed y hambre por el resto de la noche y tú... tú has salido en busca de un lobo que busca liberación, ¿sabes cuan es eso de peligroso? ¿verdad?
Gire mi rostro para mirarla directamente a los ojos y después solo deje fluir las palabras:
—Estoy muy seguro de que salir detrás de ti jamás será una completa locura, Darleen, podrás ser la criatura más peligrosa del mundo; pero eso no quita que cuando alguien necesita compañía la llama y atrae sin darse cuenta, ¿lo sabias?
Me pareció observar como el color dorado de sus ojos se intensifico como si recordara algo y después suspiro sin quitar su mirada de la mía.
—Me gusta la soledad y la paz que está atrae a mi corazón.
—¿Por qué no se me haría algo extraño? ¿Eh?
Mi comentario la hizo sonreír.
—Cuando vives bajo los secretos y... la tormenta de no saber si tú alma estará siempre perdida... —retiro su vista de la mía y la regresó hacía el cielo—...aprendes que la soledad te ayuda a quebrantar las reglas de tu familia. Hace más de cinco siglos que no se me permite transformarme en mi forma lobuna y cada noche que es luna llena me gusta correr, gritar y... recordar cosas del pasado que me ayudan a entender lo que estoy viviendo.