El arte de amarla.
Shadow
La ley natural es la práctica de la ley eterna y la ley mundana es una de las criaturas más racionales que siempre intenta dirigir nuestros actos para la buena educación de las siguientes generaciones con bienes que no son nada propios que no son propios para poder terminar con una vida si tomamos en cuenta de que Darleen pareciera estar bastante interesada en la panza de embarazo de la loba, ella no sigue las reglas, pero bien que las tiene medias.
Tener que ver como sus ojos brillan y tener ese mal sabor en la boca de solo tener que recodar todas esas veces que siempre me ha dejado con las ganas de saber a qué saben sus labios, cuál sería la sensación de poderlas tener entre mis brazos, de dormir cercas de ella y al volver abrir los ojos saber que ella está ahí junto a mí. Estás mismas cosas que he hecho con Amara, besarla, tocarla, poder sentir el calor que emana su cuerpo, el poder escuchar su respiración y cada latido de su corazón, como también he tenido que dormir a su lado sin dejar de lado a Abbey. Pero tal vez solo son pequeñeces que ella jamás me dejara hacer después de todas las cosas que le he hecho. Siempre me vera como el malo y no la culpo yo también me veo como el malo por querer satisfacer mis necesidades.
Todos vamos sumergidos en nuestros pensamientos.
El camino es completamente silencioso. Nada propio del bosque.
Silencio, cerré mis ojos intentando comprender el silencio que se ha propagado desde hace un buen rato ya que es bastante raro. Entonces tuve que abrir mis ojos de golpe.
Solo le quita la vista de enfrente un segundo a Darleen, ni siquiera sé en qué maldito momento salió de entre los árboles un maldito lycans lanzándose sobre ella tirándola de su caballo y haciendo que este también caiga. Puedo verlos forcejear mientras ella evita que sus afilados colmillos la rocen o la muerdan. Dimitri no la puede apoyar ya que está intentando sacar de aquí con viva al rey. Malditos los la cayos de Adalyn. En que maldito momento se le ocurrió que soltarles la correa por un rato no nos podrían atraer problemas graves.
En cuento pude reaccionar desenfunde mi espada. Me baje de mi caballo de un gran salgo para poder hacerle frente a los otro de esos perros grandes de mal gusto que tanto adora su madre de Darleen. Antes de que esa bestia pudiera irse sobre mí di un pequeño brinco elevándome lo suficiente como para poder cortarle la cabeza con un solo movimiento ligero y firme al aire. Su cabeza como su cuerpo cayeron al suelo al mismo tiempo que yo regrese a mí posición. Sin pensarlo más, sin titubeos me abalance sobre el lycan que aún tiene en el suelo a Darleen volviendo a cortarle la cabeza sigilosamente mientras que otro lycan sale de entre la oscuridad de los árboles, pero lo raro es que no se van contra Charlie, se van contra Darleen y aunque sea fuera de los parámetros del reino o de su territorio ella no está en condiciones para poder luchar al cien por ciento a pensar de ser la más fuerte de nosotros tres ni siquiera se podía sostener de pie después de que todos y cada uno de sus huesos se desacomodaran y se volvieran acomodar su parte bruja fue la que despertó.
Cuando se puso de pie le lance mi espada para que se pudiera defender o mejor dicho que hiciera el intento por defenderse mientras que Dimitri me lanzo la espada del rey. Cada uno tome un lado para poder protegernos con las espaldas, aunque Darleen no es tan buena haciendo equipo conmigo así que por el momento me cubre mi franco derecho mientras que Dimitri del izquierdo y yo sus francos cubriendo en su mayoría al rey.
—Están aquí por ti —le digo mientras aporto una postura de pelea.
—Maldición —la escuche gruñir.
Me gire para verla de inmediato, se retiró la mano de su costado derecho y está sangrando. Maldita sea la hora en que decidiste que tu parte bruja fuera con la que tuvieras que salir el día de hoy Darleen, la tome en el aire mientras una de esas bestias corría a toda velocidad en nuestra dirección, el olor de su sangre los atrae tanto. La tome fuertemente entre mi brazo izquierdo mientras que con mi brazo derecho empuñe el mango de la espada, mientras siento que el cuerpo de Darleen en cualquier momento me será arrebatado doy un pequeño giro sobre mis talones y se la lance a Dimitri con todas mis fuerzas quien también la tome en el aire antes de que el lycan se me alcanzara le clave la hoja del filo de la espada por la garganta arrastrándola hasta su cabeza partiéndoselo por la mitad salpicándole toda la cara de su sangre asquerosa y negra.
Maldigo el día en que Abbey Kane puso la vida de su hermana en mi camino para que la regresara a la luz sacándola de la oscuridad. Verla perder sangre mientras esa parte mundana es como sentir que la vida se le comienza a ir de su cuerpo mientras intento divisar que lo primordial es mantenerla a salvo y que aun respire, pero es tan necia que seguramente debe de estar queriendo luchar para no quedarse de brazos cruzados y después reprocharnos qué no la dejamos hacer nada.
Por un segundo sentí su despreciable aroma a flores detrás de mí. Pero cuando caí en cuenta de que nada en el mundo se compararía con ese espantoso olor que ella siempre tiene escuche susurros y gritos bajos a mis espaldas de Charlie y Dimitri:
—¡No se está curando! —grito Dimitri casi entrando en colapso.
—Debes mantener la calma solo debe pasar de la media noche —intento tranquilizarlo Charlie.
—¡Ya pasan de las doce de la maldita noche, Charlie! —buen punto. Si no sana en los siguientes minutos tendremos que hacerla beber de nuestra sangre para que le sane la maldita herida.
La escucho toser, pero eso no me puede detener, la quieren a ella y no se los permitiré por qué sé qué ellos no sé van a detener hasta obtenernos si no es que, hasta dejarla casi muerta, aunque eso vaya en contra de mis principios morales, Darleen siempre será primero, aunque no siempre debería de serlo así no tengo otra maldita opción siempre la pondré primero. Mientras ellos intentan mantenerla despierta yo sigo luchando contra los perros que aún siguen llegando, y siguen saliendo de entre las sombras como los cobardes que son, en estos momentos es cuando yo me pregunto, ¿dónde estás? Cabezas y cuerpos siguen cayendo ante mis pies, podría estar cansado ya hasta en este preciso momento ya qué no llevo la cuenta de a cuantos ya he matado; pero aun así sigo sin poderme detener ya que estos nos dejan de salir de dónde sea que estén saliendo y entonces la escucho a ella gritar a mis espaldas: