Capítulo 24.

Oscura Invocación.

Parte 2. 

Jonathan.

Un grito lleno de dolor.

Uno desgarrador que te transmite su dolor de tan solo escucharlo.

Me remuevo sobre la cama bajo las sábanas con ansia. Desesperación para que los gritos cesen de una vez hasta de que repente lo vuelo a escuchar con mucha más intensidad y mucha más cercanía que hasta me hace salirme de la cama de un gran brinco. Mire de nuevo a dónde se supone que debería estar acostado a lado de mi mujer quien claramente no escucha nada y solo yo soy capaz de percibir esos gritos desgarradores de alguien qué quizás está siendo asesinado en estos momentos, pero eso es lo que provoca que por todo mi cuerpo me recorra un gran escalofrío de alerta. Una clara advertencia de que algo anda mal.

—¿Adónde vas? —escucho que murmura Amelia adormilada.

—Shhh —musito— ya vuelvo —antes de que terminara de hablar ella ya había vuelto a su sueño.

Con la mente completamente en blanco comencé a caminar por lo que mis oídos están completamente agudizados y escuchando; tarde menos tiempo en salir de la habitación, en descender por las grandes y lujosas escaleras para así poder salir al exterior del castillo.

Pero para mi sorpresa el grito era proveniente de la garganta de mi hermano. Me quede completamente helado mientras observo su cuerpo tendido sobre la nieve con un círculo que lo rodea teñido de sangre ese dolor carmesí y el olor a metálico que desprende está misma me hace querer caer sobre mis rodillas y estoy seguro de que no tardare en hacerlo, me tiemblan y no por el frío, pero si por el miedo. Pareciera que lo que estoy presenciando solo es un sueño terriblemente horrible. Mi hermano siendo de dorado por... ella... Darleen al final de cuenta no termino siendo nada más que una bestia que se deja llevar por su instinto doras y yo que pensé que ella era diferente a todo lo que he estado escuchando en estos últimos días sobre su comportamiento y sus acciones que a veces llega a tomar y terminan juntamente, así como ahora. Con la muerte de alguien mientras ella tan campante se los come sin importarle la apariencia que adopte. Sin importarle el miedo que transmita. Debe de estar tan ropa por dentro para hacer este tipo de cosas.

Regrese mi mirada a los ojos de mi hermano, llenas de lágrimas y de pronto ese brillo desapareció. Su mirada se perdió dentro de la oscuridad de la muerte que lo abraza lentamente, el aire se tornó cálido con el olor impregnado de azufre. La muerte estaba cerca e iría a recoger el alma de Nick si no es que también parte del cuerpo que aún resta por ser devorado.

Inconscientemente comencé a caminar hacia su dirección. Pero al escuchar que una ramita se trozo debajo de mi pie ella gruño en forma de advertencia. Se ergio un poco y me comenzó a mirarme sobre su hombro. Sus ojos negros como la misma oscuridad me observan sin perder el mínimo detalle de mi presencia o incluso pueden llegar hacer mucho más oscuros que la misma noche cuando la luna no alumbra y las estrellas a penas y se pueden percibir, pero esos mismos ojos no me dejan de observar. Su nariz, su boca y parte de su barbilla están cubiertas de la sangre de mi hermano, su aspecto es terrorífico. La negrura de su mirada bajo dejando a la vista un rojo flameante que detona el salvajinos que contiene su mirada.

La observe como se comenzó a poner de píe. Levanto ambas manos en forma de rendición mostrándome sus enormes garras cubiertas y goteando de la sangre.

Al girarse en sus labios se curvearon en una sonrisa malévola y retorcida, entonces comenzó a hablar con ese tono oscuro, grave y arrogante con toque de superioridad carente de emociones y con tanta frialdad que siento como mis huesos se me congelan de solo escuchar hablar de esa forma.

—El odio es un sentimiento que debería de existir dentro todos los corazones —comenta limpiándose sobre su ropa de dormir color crema. Su cabello cae sobre sus hombros y en las puntas de sus rizos están cubiertos de la misma sangre que su rostro y las manchas sobre su abdomen—. Tú, ahora mismo sientes odio, decepción y dolor por mis acciones, pero, ¿quieres saber una cosa?

No respondí.

Me quede callado. No la reconozco en lo más mínimo.

¿Quién eres en realidad?

—Bien —su sonrisa desapareció por completo, su rostro me deja ver muchas cosas menos piedad o misericordia—. El hambre, la sed, la desesperación, el honor y la lealtad a la corona que una vez les dio la espalda y hoy los asesina para mí es un gran honor poderte decir que fui yo, quien los asesino —confeso, con descaro y sin remordimiento entre sus palabras. Sus colmillos sobre salen cada que habla.

—¿A quiénes? —pregunte.

—A sus padres, pero eso ya lo sabias ¿o no es así? —a lardeo.

Negue. Y me niego a creerle.

Mis padres fueron asesinados a sangre fría... pero... no podía ser posible...

—Bueno y ahora que ya sabes uno de mis mayores secretos y como sabe no es secreto que siempre me gusta dejar a un sobreviviente para que pueda contar —su sonría se vuelve a hacer tan amplia que antes de que comience a caminar hacia en mi dirección—, con tus padres muertos, tu hermano muerto y, ahora ¿quién será el siguiente en la lista? ¿Amelia? ¿Kirtash? ¿O será Jaxon el siguiente en morir frente a ti? ¿Eh? ¿A quién prefieres?

Flashes del día del accidente regresan a mi cabeza.

¡Mamá no!

Gritos, desoladores, cuerpos sin vida frente a mí y ella...

Ese cabello blanco, esa mirada oscura y desafiadora con una expresión inhumana marcada sobre su cara y esa voz diciendo:

¡Qué todos mueran y si queda un sobreviviente después nos encargaremos de aniquilarlos sin piedad!

Mi padre luchando contra ella. Nicklaus le grito y lo desconcentro dándole la oportunidad de que aquella mujer desconocida pero desalmada le, cortara la cabeza frente a nosotros. Mi madre euforia comenzó a correr hasta donde ella se encontraba y lo mismo le paso a ella, pero está vez le arranco el corazón como a muchos de los jóvenes que solía conocer. En lo alto de una de las casas era dónde ella estaba parada sobre más de cincuenta cuerpos, no podía creerlo en ese momento, pero ahora mismo estoy parado frente a la asesina de mis padres.