Antes de la caída.
Parte 1.
Nicklaus.
Mi cuerpo está completamente echó pedazos, no puedo creer que lo tenga que admitir que por primera vez en mucho tiempo hubiera preferido una paliza por Powder que por ella. Aun puedo escuchar como mis jadeos del cansancio resuenan por toda la habitación irrumpiendo el silencio que la aborda, el cuerpo inconsciente de Darleen yace a unos dos metros de dónde cuelgan mis pies. Estar de puntillas no es algo que me agrade y mucho menos que todos y cada uno de mis músculos sean estirados hasta más no poder.
Durante todo el tiempo en qué Adalyn tuvo fue el tiempo suficiente para hacer que mi mente se abriera tanto como para poderme conectar con la mente de la bella durmiente qué más que inconsciente pareciera estar meditando su siguiente ataque o algo por el estilo ya que por sus pensamientos no dejan de pasar flashes de guerra, sangre y cuerpos sin vida. Llevo trece intentos y todos fallidos; despertarla es lo más difícil del mundo o mejor dicho sacarla del transe en el que está es bastante difícil. Entrar dentro de su cabeza ha sido una de las cosas más complicadas que he tenido que logar en menos tiempo del que me toma siempre que lo intento, pero al mismo tiempo una de las cosas más complejas que he tenido que hacer en toda mi vida ya que su mente es un mar de muchos recuerdos y no de los bonitos, sus emociones son neutras al igual que esos recuerdos bonitos que para ella son en donde quita vidas eso son los más bonitos que ella posee. Me propuse despertarla para que me ayude, pero creó que será en vano tiene un zopilote rondándole como si se la fuera a quitar. Bueno y quien no quisiera quitársela de entre las manos cuando él ni siquiera la termina de valorar por quien es y no por quien puede llegar a ser.
—Para ser una de las personas que menos quiere ver en estos momentos eres muy valiente por quedarte a su alrededor sin quitarle el ojo de encima —le dije casi de forma sarcástica a Shadow.
—Tienes tantas dudas como Darleen, acerca de las mismas cosas —comienza a hablar con suma tranquilidad. Se inclino un poco hace dónde está Darleen dormida (o eso es lo que parece) tomándola entre sus brazos y cargándola pasando uno de sus brazos por debajo de sus piernas y el otro por su espalda justo por la altura de su pecho—. Ambos gritan que buscan ayuda, pero no con la persona correcta y eso puede incluso llegar a dar pena.
—Y tú eres la persona menos indicada para decir esas cosas, Shadow —bufó.
—Y tienes mucha razón. No soy la persona más indicada para hablarte con tanta franqueza, pero tú no la conoces tanto como yo lo hago y eso es algo que tú no podrá entender, no en un tiempo récord antes de que pierda el control de ella misma —explica.
—¿Es en serio?
En marque una de mis cejas dejando escapar una pequeña risa.
—Y no, no son celos —argumenta— tenerte celos sería un grave error, creo que todos hemos notado como te mira y ella no siempre suele hablar con palabras siempre —recalca con sinceridad. Levente un poco más mi cabeza para observarlos. Él no está celoso, pero yo sí y bastante—. Sus miradas siempre pueden decirte tanto como si no te dijera nada en la misma sintonía, Nicklaus, ella siempre te decía tantas cosas, pero tú eras aun incapaz de comprender que tan poderoso puedes llegar a ser si tan solo aceptas la oscuridad que te pisa los talones, así como ella lo hace a la perfección, ella es la oscuridad que corre en estos momentos por tus venas.
—¿Tú qué sabes sobre la oscuridad? —pregunte.
—La tienes justo frente a ti y no te has dado cuenta de que existe dentro de ella, ¿verdad? O es que acaso no quieres ver más haya de un par de ojos bonitos que te dejan ver que tan claro puede llegar a ser el cielo y el mar al mismo tiempo, pero también el gris de las nubes cuando se acerca una tormenta.
Ósea que todas las cosas que se cuentan sobre Darleen, son ciertas, caos, oscuridad y destrucción reencarnaron en el cuerpo del ser más poderos existente en el mundo. Todo el mundo murmurada cosas sobre la oscuridad que ella posee, y sí, claro que muchas veces atrás lo he notado, pero creía que era cosa de su personalidad más no que realmente fuera ella, después de que rompió el hechizo todos caímos en cuenta de muchas cosas que tal vez antes no fuimos capaces de notar la diferenciar entre la realidad y la mentira.
Así, inconsciente realmente parece un ángel caído del cielo. Una estrella que se merece brillar antes todas las cosas que a su alrededor la hacen quererse apagar. Ella es fuego y nadie jamás podrá tener el poder suficiente para apagar esa llama que vive dentro de ella, aunque la intenten hacer caer ella siempre encontrara la forma de ponerse de pie y levantar la cara sin el peso de una corana sobre su cabeza que tal vez le dé mucho más poder del que ya posee, pero no, ella es capaz de demostrar que sin una es mucho más valiente, inteligente y capaz de levantarse y protegerse de cualquier mal que la aseche.
La forma en la que él la mirada es una mirada encriptada una de esas tan difíciles de leer a simple vista. Pero también una que demuestra tantas cosas a su vez.
—¿Qué cosas sabes sobre caminar sobre la oscuridad? —pregunte de nuevo con el mismo interés que antes.
Shadow, retiro su vista de Darleen.
Alterno su mirada entre ambos y entonces tal vez y por cómo se le oscurecieron sus ojos él fue capaz de notar algo que probablemente yo no soy capaz de percibir.
—Pero sí tu ya caminas por la oscuridad —declaro— tienes un rastro casi tan pero tan poco perceptible de su sangre corriente por tus venas que quien no conociera el olor de su sangre no sería capaz de percatarse de ello, es un trofeo para todas las criaturas de fuera quisieran poseer sobre sus manos.
—Sobre eso —suspire con tristeza— Mérida nunca le dijo que mis anticuerpos rechazaron su sangre tres meses después que me curaron. Tal vez tampoco no lo vio en los recuerdos de Jace, pero sus anticuerpos me rechazaron haciéndome caminar hacia un camino lleno de muerte, desmembramientos, sangre por donde quiera, y muertes de tantas poblaciones que se quedaron sin habitantes...