Caímos
Darleen.
«Sólo el amor puede herirte de esta manera. Ese debió de haber sido un beso mortal».
La sangre me sabe mal, el dolor insertado en mi pecho es mucho más cegador de lo que me pude haber imaginado que llegaría a ser para hasta para mí, pero me equivoque al creer que el amor no me volviera a doler o a ser perder la cabeza de nuevo. Mi idea es clara, concreta y probablemente muchas personas me terminen odiando por lo que haré, pero no permitiré que nadie se interponga en mi camino si no lo hicieron antes no lo harán ahora. Y quien lo intente hacer terminara igual que mi objetivo muerto.
En cuento el campo negro a mi alrededor se disipo con completo volviendo a lanzo a todos lejos a excepción de Amara, a ella la deje ahí de pie, quien comienza a caminar hacia atrás en busca de Shadow, pero no logra verlo, sin él ella jamás será nada; siempre dependiendo de un hombre cuando sin ellos pueden llegar a ser mejores. Su corazón le comienza a latir con frenesí, su respiración es pesada y su cabeza en una maraña de pensamientos en donde piensa que su amado hombre será capaz de protegerla y asesinarme para así tener su final feliz, ¿pero es que acaso nadie le ha informado que en esta vida nadie merece tener un final feliz sin sufrir antes un poco? Pero de eso me tendré que encargar yo misma, yo seré quien le haga ver con claridad que su hombre no la salvara y que no llegaran a tener ese futuro que ella tanto se ha imaginado junto a él. No caminará al altar vestida de blanco y precioso, no será la siguiente reina de su reino de Shadow, tampoco podrá engendrarle hijos y mucho menos podrá compartir una viva eterna y maravillosa a su lado. Las reglas son claras solo vampiros con vampiros y mundanos con mundanos.
Me acerque a ella lo más rápido que pude, la golpee con el hueso de mi hombro haciéndola caer sobre su trasero a la nieve, sonreí por dentro al tenerla tan cerca como para arrancarle el corazón, pero no, debo de ser paciente, sin decir nada solo mire hacia el frente, exactamente a la dirección de donde proviene una hoguera recién encendida. Me incline un poco hacia abajo para poderla tomar por el cabello y comenzando a arrastrarla por toda la nueve, tiene suerte que sea como caminar sobre las nubes ya que las capaz son bastante gruesas, pero entre ella más se forcejea mucho más daño se hace ella misma gritando, lloriqueando y suplicándome. Cosas que claramente me molestan e irritan hasta el punto en quererle arrancar la quijada de un solo tirón.
Mientras la llevo hacia la hoguera todas esas personas pensando, suplicando hacen que me detenga para que piense que realmente no vale la pena hacerlo. Qué debo de recapacitar y hacer de la vista gorda, pero eso jamás será una opción, no una que ahora mismo quisiera tomar, ni siquiera quiero escuchar lo que tendrán que decirme al final cuando logre mí cometido. Cuando estuvimos a unos cuantos metros de la hoguera sentí el cambio en mi mirada, sentí de nuevo esa gran emanación de mi poder golpeándome y enriqueciéndome con más sed de sangre, pero sobre todo de dolor.
—¡Por favor! ¡Por favor! ¡Por favor no lo hagas! —Ruega y suplica como si eso le fuera a funcionar conmigo; teniendo en cuenta que no la soporto y desde el principio la quería muerta sin embargo por Shadow es que no lo hacía, pero ahora que solo somos ella y yo y nadie me podrá detener de lo que haré y sobre todo de lo que siempre quise hacer, quemarla como en el pasado quemaron a mis antecesoras sin ser juzgadas por simples mortales iguales a ella.
—Rogarme y suplicarme todo lo que quieras, pero eso no te ayudara de nada, Amara, date por muerta —mi voz salió vacía, carente de emociones.
Seguí mi camino hasta dejarla a unos cuantos centímetros de las maderas que apenas se comienzan a consumir. La avente solo un poco para poderla admirar más de cercas, pero después la volví a dejar caer y eso provoco que se golpeara el costado derecho de ser frente contra la madera. Ignore el hedor de su sangre comenzando a impregnar el aire junto al olor del humo.
Sentí su presencia llegar de golpe, una briza golpeo mi rostro atrayendo a mi nariz su olor. Sus pensamientos me dejan ver que no me lo pondrá nada fácil, levente la mirada clavándola en la suya, pero para mi sorpresa tiene entre sus brazos el cuerpo delgado de Aleska. La mujer que ahora mismo tiene reflejado dolor en sus ojos por haberlo dejado que la oscuridad me absorbiera de nuevo, pero el sentir sus intenciones solo me hace que vuelva a tomar a su amada mundana entre mis brazos y a ventarla a la hoguera, sin embargo, la sostengo por los hombros tan fuerte que un gemido de dolor salió de entre sus labios, su espalda está contra las llamas tan cercas, pero al mismo tiempo tan lejos.
—Podemos llegar a un acuerdo Leen, pero tienes que escuchare, por favor, solo quiero que me escuches un segundo y si después de ese segundo sigues queriendo hacer lo que tienes pensado te dejare hacerlo, pero solo te pido que me escuches. —Puede notar su tono de súplica.
—No quiero escucharte, Shadow, lo único que quería era algo simple y ella tuvo que entre en tu vida, Abigail entre tus piernas y ella en tu cabeza, era más fácil antes de conocerte que después de haberlo hecho —hable con propiedad y sin que mi voz me fallase.
—Todo menos que digas eso Leen, no comiences una guerra que no sabrás cuanto tiempo durara.
Puse los ojos en blanco.
Está agotando mi paciencia.
Deje escapar un largo y pesado suspiro sin retirar mi vista de él.
—¿Escuchas el latido de mi corazón? —su pregunta me tomo desprevenida—. Por qué tú eres la razón, por la que he perdido el sueño, por favor, no hagas esto o al menos de no está manera.
Sus palabras son dulces, pero no me hará caer, no de nuevo, no otra vez.
—Cállate, Shadow, no sabes ni lo que dices —espete retirando mi mirada de la suya. No por qué no la pudiera soportar sino por qué sus ojos dicen la verdad, él no puede mentir y yo no puedo creer en sus palabras.