Una vez más...
Desesperada en el área de emergencias del hospital, caminando de un lado a otro en espera de alguna noticia sobre la estabilidad de su madre, Christian comenzaba a ponerse paranoica.
Aunque ella solía decir con frecuencia que para ella esto ya era rutina, aún se asustaba demasiado al estar acorralada en éstas situaciones de angustia y dolor.
Su mente comenzaba a ser atacada por terribles pensamientos y posibilidades de muerte de su madre, que fueron interrumpidos al escuchar el sonido que produjo la puerta principal al abrirse, dejando ver a dos chicos entrar por ésta.
Uno se sentó en la sala de espera sosteniendo su brazo atado a una tabla, mientras el otro se acercó al escritorio de la mujer que pedía y daba informes.
Aquel chico dejo de quejarse un momento al observar a Christian angustiada jugueteando con las mangas de su suéter.
-¿Estás bien? - Preguntó el muchacho, derramando gotas de sudor por su frente por el dolor que no cesaba.
-No creo que alguien de los que estamos aquí en emergencias esté bien o brincando de felicidad. -Respondió Christian.
-Lo siento. - Dijo el chico y bajó la mirada.
-No, perdón. - Continuó Christian sentándose a su lado. - Sólo que estoy esperando a que me den información sobre mi madre... Llevo aquí una hora y no me han dicho nada. - Dijo moviendo las piernas nerviosa.
-Te entiendo. Yo, sólo me rompí el brazo andando en patineta con mi hermano. Un bache traicionero hizo que cayera con fuerza, algo torpe de mi parte. - Le dedicó una sonrisa a Christian, la cuál le devolvió tímidamente. - Me llamo, Adrián.
-Christian. - Se presentó la chica.
-¿Christian? - Cuestionó Adrián.
-Si. Mi madre creyó que sería niño y pues ella ama este nombre y no lo quiso cambiar. - Río Christian.
-Lindo nombre para una chica, es diferente. - Comentó Adrián.
Ese comentario hizo ruborizar a Christian.
-Vamos, uno de los doctores se desocupó. - Dijo el chico que acompañaba a Adrián.
El chico se levantó con el dolor que había vuelto después de una breve charla con aquella chica de ojos de color café miel que tanto le habían llamado la atención.
-Fue un gusto conocerte, Christian. - Miró fijamente a la muchacha. - Espero nos volvamos a ver.
Ella sólo asintió con la cabeza y le dedicó una última sonrisa, viéndolo alejarse lentamente.