Capitulo 8. Ella es la indicada para ambos

Alejandro

Había pasado un mes desde que nos dimos ese beso y carajo, sus labios eran tentadoramente dulces y adictivos. Después de esa noche ambos estábamos algo tensos por lo que había pasado cada que nos quedabamos solos, pero en otras veces no lo podiamos evitar, nos dejabamos llevar por la pasión del momento y terminabamos besándonos como dos amantes empedernidos. Con el tiempo seguían buscando a su ex novio pero no lograban encontrarlo por ningún lado. Parecía que se lo había tragado la tierra. Ana seguía tratando de dar la declaración para poner preso a su ex pero cuando lo recordaba, lloraba por lo que le recordaba todo lo que ese monstruo le hizo. Por suerte hoy era fin de semana y estaba en casa para estar lejos de la empresa y disfrutar a mi pequeña hija todo el día. Ana había ido a visitar a sus padres el día de ayer y deje a dos de mis guardias con ella por si las dudas, después de algo así no puedo bajar la guardia con nada.

—Hola— escuché su voz mientras venía a la cocina. Estaba con mi hija dandole una avena mientras ella me hablaba con balbuceos diciendo que tiene a un gran padre y que jamás tendrá novio.

Siguelo diciendo y te pasa la Ley de Murphy, sobre aviso no hay engaño. Ella no le haría eso a su padre conciencia, ella es una niña bien portada.

—Buenos días— respondí mientras le daba otro bocado a mi princesa —¿Gustas algo de desayunar? Hay jugo de naranja en el refrigerador si quieres.

—Gracias— respondió y fue hasta el refrigerador, lo abrió pero soltó un quejido. Volteé a verla pero salió corriendo y se fue hasta su habitación. Mi hija estaba igual que yo viendo la puerta y luego seguí dandole de comer a mi hija hasta que volvió a aparecer.

—¿Estas bien?

—Lo siento— dijo —Creo que tienes algo que huele mal en el refrigerador. Me llegó un olor horrible.

Fruncí el ceño. Era extraño, lo que no sirve las cocineras lo tiran al momento pero cuando ví las compras todo estaba en perfecto estado. Le dí la avena de Ivanna para que por mientras la alimentara y luego abrí el refrigerador pero no había nada fuera de lo normal, todo estaba en orden.

—No huele a nada— respondí —¿Te sientes bien? ¿No quieres ir al médico?

—Descuida, tal vez fue algo de momento— respondió mientras le daba la avena a Ivanna.

—Esta bien— dije —¿No quisieras un muffin? Compraron unos de chocolate—ella asintió y después de que le serví uno en un plato y un poco de leche fresca en un vaso, se terminó todo y dejó las cosas en el fregadero de la cocina.

—Eso estaba delicioso— respondió —De hecho ayer se me antojo algo de chocolate y ahora ya estaré mejor.

Asentí hasta que algo en mi cabeza hizo un mini click.

Me llegó un olor horrible. Ayer se me antojo algo de chocolate.

Espera... no estarás pensando que....No lo sé conciencia, pero habrá que salir de dudas.

—Ana— la llamé y me observó —¿Segura que no quieres que te lleve al médico?

—Pero si estoy bien, mira— se iba a poner de pie pero algo la hizo fruncir el ceño y me acerqué a ella.

—¿Ana?

—Descuida, solo me mareé un poco, tal vez lo hice rápido— hice que volviera a tomar asiento y saqué a mi hija para que estuviera con ella por si las dudas eran correctas tener al menos algo de que sostenerse.

—Ana, no quiero ser entrometido pero, algo me dices que no estás enferma.

—Claro que no— respondió mientras abrazaba a Ivanna —Estoy perfecta.

—No, no es eso—expliqué —¿Ya te diste cuenta de lo que paso hace unos momentos?

—¿Desayunamos?— negué.

—Tus reacciones a las cosas— empezó a pensar en lo que había hecho desde que entró a la cocina y después de un rato parecia reaccionar. Su rostro quedó palido como una hoja de papel y luego me observó.

—¿Estás diciendo qué...?— pausó sus palabras y bajó la mirada a su vientre, pero como Ivanna estaba en su regazo ella le sonrió con sus pocos dientes y le devolvió la sonrisa como si nada pasara— No creo que sea eso Alex— aseguró —No ha pasado...— de golpe detuvo sus palabras y luego tomó su teléfono del bolsillo y revisó la fecha. De pronto se quedó pensativa y me observó con sus ojos con lágrimas —No puede estar pasando esto— mencionó en un ligero sollozo y me acerqué con ella.

—Aún no es seguro, pero tienes que salir de dudas.

—Tengo miedo— respondió mientras su labio interior temblaba. Ivanna la observó y se giró para darle un abrazo y Ana sonrió un poco.

—¿Ves? Ivanna te dice que todo estará bien. ¿Quieres que vaya a...?— interrumpió con un sí y me fui directo a una farmacia a comprar una prueba de embarazo digital. No tardé en hacer la compra y solo regresé. Fui directo a la cocina pero no estaban, así que me fui al segundo piso para ver si estaban en la habitación de Ana y estaban jugando con los muñecos de Ivanna. La castaña observó la bolsa y luego suspiró —Hazla mientras nosotros te esperaremos aquí— asintió y se quedó en el baño un momento hasta que salió, por un lado observé que dejó la prueba en la mesita del lavamanos.

Tomó asiento a mi lado y luego suspiró.

—No se que voy a hacer si sale positiva— mencionaba perdida entre sus pensamientos.

—¿No estaba entre tus planes ser madre algún día?

Wow, en verdad eres discreto Alejandro, bien hecho. Ignoré lo que decía mi conciencia para concentrarme en la castaña.

—Si he querido ser madre, pero no queriendo que mis hijos tengan un padre como el hombre que me dañó— hizo referencia a su ex —Y la mayoría de veces se parecen al padre. No podría vivir con algo así.

Se escuchó un sollozo y la abracé y ella se apoyaba en mi hombro. Ivanna no sabía lo que pasaba pero le ofrecía su tortuga para que no llorara más. Enserio Dios me mandó un angelito en mi hija. Pasaron unos minutos hasta que por fin decidió ir a ver la prueba. Dejé a Ivanna viendo una pelicula de niños para que se entretuviera mientras iba con Ana al baño. La prueba estaba boca abajo y la niñera de mi hija solo la tomó y le dió vuelta. Me la mostró y había un claro positivo de 2 semanas en la pantalla. Ella lloraba amargamente y me abrazó mientras parecía irse al suelo, tomé asiento con ella y luego me observó triste.