Patrón, ya me había advertido el esposo mío que la tos venía como caballo salvaje sin ataduras. Corriendo en la reverberación del sol como si el mundo se anduviera acabando.
Ni el aguardiente, ni el alcanfor de menta, ni las hojas de coca le quitan lo cojudo como dice usted.
Lo tozudo, María. Significa que es obstinado, no quiere ir al médico.
Ah, eso mesmo que se decir solo que las palabras en veces semen complican.
Mi hermano es necio, dice que la tos se le va a quitar sola, según él, su cuerpo está expulsando la contaminación de sus pulmones de aquel día cuando hicimos la quema de malezas. Dice que pronto se va recuperar, pero nada que se recupera.
Pobrecito de mi hermano, mi papá ya no quiso vivir con él porque siempre fue testarudo. Era contestón y quería vivir como un rey sin hacer nada en casa. Mi padre decidió expulsarlo de su hogar y ahora vive conmigo para que aprenda la lección que la vida no es color de rosas. Luego me dijo que le quitaría el castigo ya cuando aprenda que la supervivencia en el mundo es difícil. No obstante yo le tengo paciencia y misericordia más que nadie a mi querido hermano que tanto amo.
Le ando entendiendo muy bien mi patrón. Nunca supe porque vino su hermano, le doy gracias que me lo haya contado. Y por cierto, ya que lo anda mencionando hasta acá se le escucha el tosido. Dijo que quería que le ponga la mesa allá afuera como para no contaminar a nadie acá adentro, ya mesmo se la pongo después de servirle a ustedes a él lo iré atendiendo.
El patroncito está afuera como para no molestar adentro, pero le aseguro que ya mesmo un toro lo cachea. Las gallinas lo picotean, las ovejas lo ovejean y los patos lo patean. Vaya que sí la tiene fuerte. Lo envolví como momia y le eché aguardiente con mi boca y se la hice chispear en todo su cuerpo y nada que le hizo efecto. Ya esa tos es de las malvadas. Nada más se puede hacer, digo yo. Supongo que ya San Pedro está preparando la habitación divina, ha de ser de aquellas que son tan blancas como el algodón además de cómodas, pienso yo. Lo bueno es que allá arriba no hay padecimiento, ni nada le va a doler. Luego ya todos los recuerdos desaparecen, así me dijo el esposo mío. Solo el recuerdo que permanece es el que fue afectado, al que mucho se le hizo daño o al que mucho se le quiso.
¿Qué estás preparando, María?
Ah, me olvide de preguntar patrona, ¿qué quería? Sin embargo la comida no es veneno mientras no se envenene, siempre la buena comida la bendice Diosito, ya digo yo. Estoy preparando unos chilaquiles con huevos rancheros. No sé si le apetece doñita Hellen. Ah, y un café de los descafeinados, supongo. Y para los chamacos, una birria de res, unos sandwiches de jamón y la vitamina ses que tanto les encanta.
Vitamina C, María. El jugo de naranja tiene vitamina C.
Patroncita, doña Hellen, mejor digo jugo de lalaxtli. Como decía mi madre que en paz descanse.
¡Hailey! María. Por undécima vez, mi nombre es Hailey, no Hellen.
Eso mesmo que se decir, una palabra que otra no afecta el resultado, por ahí escuché, lo importante es que se entienda.
No sé si a los patroncitos les resulta agradable lo que les estoy preparando y ya no hay marcha atrás, si no quieren, no sé si a los caballos les guste la comida ya que ellos nada más les gusta la hierba. Los ha de poner alegres también digo yo. Recuerdo cuando mi hermano comía hierva, le daba mucho por reírse. Se ponía bien alegre el condenado y yo que le decía que solo los caballos nomás comían hierba, pero a él le encantaba y qué se le podía hacer. Pues, muy vegetariano, vegetariano no era que digamos, ya que la misma hierba le hizo daño un día y pos. Luego cayó enyervado al piso y saz que se lo llevó la fregona, pero al menos se fue comiendo lo que le gustaba, su comida favorita, digo yo. Ya que en veces no quería ni comer la otra comida. Pobrecito el hermano mío, Felipe se llamaba. Ya ni los montes son los mejores del mundo que digamos. Antes eran saludables, ahora te desparraman. Y de paso, esa hierba que mi hermano consumía resultaba podrida ya que apestaba de forma apestosa.
-Patroncitos, ¿si van a querer lo que les preparé?
-Yo sí quiero, dijo Rowen.
-Yo también. Dijo Matthew.
-Qué bueno, ya lo caballos se quedaron con las ganas.
-Y el patrón, la eminencia de eminencias, qué tal le parece, ¿aprueba o no el desayuno?
-María, yo quiero algo que tenga mucha azúcar.
Patroncito, perdone que me ande entrometiendo, pero pienso yo que mucha azúcar le va a dejar su sangre muy azucarada. Aunque también pienso que usté es la mesma eminencia hecha carne y hueso. Quién soy yo, ni siquiera soy su mamá. Por cierto, que en paz descanse la doñita y que el altísimo la tenga en su santa gloria, dijo María mientras se persignaba. Hay que hacerle un altar a la Reyna cuando sea el 1 y el 2 de noviembre. Voy a tener que conseguir flores de cempasúchil. No sé si usté podrá ir a ver esas flores allá en mi país. No he visto que las venden por acá, pero si aquí las hay, no creo que estén bien cultivadas, téngalo por seguro que es así. Pienso que mejor son las de allá, ahí de seguro que están las más originales y también de seguro que ahí se pueden encontrar las que están más fresquitas. Eso téngalo por asegurado. Ay, quién como su Doña madre, tan bonita que era. Su sonrisa se extendía por toda su cara. Yo siempre admiré ese lunar que tenía cerca de su sonriente. Ahora descansa con los mesmos peces, pues que mala suerte que no sabía nadar.
Ujum, dije carraspeando, y María me dijo. Bueno, pues, no sé que tal le parecen unos Waffles con miel.
Me parece excelente, María. Asimismo le di a mi cuerpo un café bien cargado. Luego abrí una caja de cereal de Zucaritas y cogí un puñado y me lo metí a la boca. Por alguna extraña y desconocida razón necesitaba azúcar de más en mi cuerpo. Pensé por un momento que aquello podría endulzar a mis propios demonios.
Después del desayuno lavé bien mi rostro, ya que no había descansado bien el día de ayer, tampoco los días anteriores. La tos de mi hermano me está matando el descanso. Como mucho he dormido unas dos horas, por inercia, le di un beso espontáneo de despedida a mi amada esposa Hailey y también les di una breve despedida a mis hijos.